Secretos que la noche obsequia

La noche en el bolsillo cuenta la historia de Luna y Merlín, dos adolescentes que sostienen encuentros sin revelar sus verdaderas identidades

Por. / Lizabet García Romero


Una amiga y yo caminábamos por las calles del Vedado, cuando nos detuvimos en el parque del Quijote. Había una carpa con materiales de oficina, algunas revistas y libros a la venta. Ella tomó un libro delgado, de tapa blanda, con portada púrpura y lo puso en mis manos. Sin mirarme, ni saber si traía dinero encima, me dijo delante de la vendedora: “¡Cómpralo!”.

Como sé que su mal carácter es directamente proporcional a su buen gusto literario, acaté la orden sin rechistar. Mientras realizaba el pago, me miró sonriente y concluyó: “Ese libro es una ternurita, me lo vas a agradecer cuando lo leas”. Así fue.

¿Quién no sueña de vez en cuando con el retorno a la adolescencia, donde un intercambio de miradas era toda una aventura? La noche en el bolsillo es una excelente propuesta para los nostálgicos, de esos libros que debes leer antes de irte a la cama para disfrutar de un sueño reparador y repleto de bonitos recuerdos.

Su autora, Mirtha González Gutiérrez (1959), licenciada en Derecho y escritora cubana, dedicada a niños y jóvenes, ofrece una hermosa anécdota de las que catalogamos como inexistentes en el siglo XXI o, al menos, muy difíciles de encontrar.

Hace 13 años, la Editorial Gente Nueva fue la encargada de plasmarla en papel por primera vez. En mi caso, tuve el privilegio de leer una edición más moderna de la propia impresa, de 2018.

En las 90 páginas del libro, podemos descubrir una historia romántica, tierna e inocente, propia de unos jovencitos que comienzan a explorar las incertidumbres del amor. Descifrar los pequeños detalles que rebosan cualquier corazón ilusionado, es el encanto principal del relato.

“Yo mismo, sin vara mágica, sin la danza de los gigantes y como un simple mortal, esperando, alimentado por una mínima esperanza. A veces, cuando te extraño, quisiera llevar la noche en el bolsillo para sacarla, como un pañuelo, y agitarlo en el aire para extender las sombras y las estrellas, para escucharte, Luna, y sentir ese olor tuyo, a flor, a madera, a ti…”.

Merlín y Luna, como se hacen llamar en sus citas nocturnas, mantienen una distinguida amistad a escondidas, donde Merlín insiste en conquistar a Luna con dulces palabras como las antes expuestas. Todos sus encuentros son a ciegas. Luna le teme a la idea de mostrar sus rostros, de no ser lo que esperan uno del otro, de fracasar en el amor, porque, sí, está completamente enamorada de la voz de Merlín.

La problemática se desenvuelve en cualesquiera de las becas que existen a lo largo de Cuba. Para los que estudiaron en instituciones como esas, resulta emocionante encontrarse nuevamente con un pedacito de su pasado, y a los que no, les permite conocer otro de los tantos escenarios de la Isla caribeña.

Para la realización de esta historia, la autora se basó en algunas de sus experiencias y, por supuesto, dio rienda suelta a la imaginación. Quizás echaba de menos ese momento en que el primer amor tocó a su puerta y un beso era todo lo que podía desear. Quizás, extrañaba el acelerado latido de su corazón cuando le rozaban la mano y una sonrisa atrapaba el universo, “… como flotar en el tiempo, en contra de la gravedad”.

Sin duda, las letras de este libro son las indicadas para guardar una, dos, tres… noches en el bolsillo

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