Foto. / Leyva Benítez
Foto. / Leyva Benítez

Sucesivas oleadas siempre en movimiento

Ideas y reflexiones provocadas por la edición 43 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Una cita esperada por públicos de diferentes generaciones interesados en historias, estéticas, personajes, estilos que llegan desde la pantalla grande


¿Cómo enfrentar los actuales desafíos de profundos cambios políticos, culturales, de transformaciones tecnológicas que revolucionan todo: el hacer, la cultura, la vida? ¿Continúa siendo una motivación el riesgo narrativo al articular el relato fílmico? ¿Qué esperan los públicos de la edición 43 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano?

Estas, entre otras interrogantes, nos sorprenden el día inaugural de una cita que desde 1979 “moviliza” en La Habana a varias generaciones empeñadas en conocer más de nosotros mismos y de los otros en sitios recónditos del planeta.

De ningún modo es un secreto que buena parte del mundo ha pasado a ser una sociedad mediática, multipantalla, en ella prevalecen la familiaridad con las prácticas sociales y el mundo digital, que no están ajenos al monopolio de la exhibición preconizado por Estados Unidos. Esta hegemonía impide ver, comprender en profundidad las dimensiones interior y exterior del continente latinoamericano.

No lo olvidemos, un enfoque fundado en la cultura es, por antonomasia, incluyente y, su discurso, plural. El juego enunciativo del medio cinematográfico desemboca en lo que consideramos una cuestión ética: la responsabilidad de decir. Asimismo, en la visualidad actual, lo estético existe fuera del universo del arte, en el que ya la belleza no ocupa un lugar cimero.

De esto dan fe largometrajes, cortometrajes de ficción, documentales, puestas de animación, en su mayoría fueron realizados este año en coproducciones y alianzas de complicidad.

De alguna manera se concretan ideas expresadas por el notable intelectual Alfredo Guevara, quien trató de definir el Nuevo Cine Latinoamericano a partir de una metáfora, lo comparó con un mar que siempre estaba en movimiento, otras veces quieto, pero siempre en sucesivas oleadas.

Hoy lo llevan a la práctica jóvenes realizadores, mujeres cineastas, deseosos de dar vitalidad a un panorama donde todo caduca prematuramente, y la actualización se impone en cada etapa de la existencia, desde la aplicación del móvil hasta lo puramente nuevo que solo tiene significación cuando está cargado de sentido.

Al parecer, el riesgo narrativo sigue compulsando a quienes no admiten quedarse detenidos. Lo demuestra Santiago Mitre en el filme Argentina, 1985, que esta noche inaugura el festival en la sala Charles Chaplin. Por supuesto, también los nuevos que llegan con su ópera prima para conquistar el primer y ansiado Premio Coral.

De igual modo forman parte de la programación clásicos restaurados. Según confirmó a BOHEMIA Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba: “Los espectadores podrán disfrutar La puerta del cielo, de Vittorio de Sica. El panel teórico sobre la obra fílmica de Nicolás Guillén Landrián incluirá una conferencia referida al proceso de restauración de sus documentales”.

El investigador Luciano Castillo destacó la posibilidad de ver clásicos restaurados. / Leyva Benítez

Nuevas y antiguas historias vuelven a inquietar, producen alegrías, certezas, preguntas, añoranzas. Llenarán de fuerza la complacencia en el alma ante la pantalla, así lo sugiere la convocatoria del Festival: Cine a lo grande.

Es preciso ponerse al día, siempre interesan las puestas cubanas, entre ellas: El mundo de Nelsito, de Fernando Pérez y Bajo un sol poderoso, de Kike Álvarez; ambas concursan en el apartado Largometrajes de ficción.

Ciertamente los públicos deben mantenerse atentos. Sus opiniones y sugerencias han sido pilares para que el Festival se renueve sin dejar de ser coherente con sus principios fundamentales.

Como diría el maestro Fernando Birri: “Nuestro cine, nuestras vidas, son un acto, una semilla, una flor, un carnal fruto de resistencia poético-política”.

Una figura legendaria del Nuevo Cine Latinoamericano, Fernando Birri, defendió una poética crítica, de liberación. / autor no identificado

¿Bastarán once jornadas para entrar en contacto con la memoria y el presente de Argentina, Chile, México, Brasil, República Dominicana, Cuba… En fin, será líder el pulso latente de nuestra región, también en la cita están presentes el Panorama Contemporáneo Internacional y los carteles en competencia.

Sin duda, la densidad antropológica, el paisaje humano, la vocación de lucha, nutrirán la forja del saber que compartiremos con los ojos y los oídos atentos. Sucesivas oleadas de creadores siguen en movimiento.

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