Sudamérica despierta la esperanza de la integración

Los 12 países de América del Sur se reunieron en Brasilia para comenzar a trabajar en pos de la recuperación de los espacios de integración


Como en aquella gloriosa segunda década del presente siglo, en América Latina se vuelven a sentir aires de buen ambiente, hermandad y deseos de integración. Se abrió de nuevo la esperanza de la unidad y la cooperación para afrontar los retos y desafíos que impone el mundo actual en las relaciones políticas, sociales, económicas y culturales.

Fue el presidente Luiz Inácio Lula da Silva quien convocó en Brasilia a los líderes de las 12 naciones sudamericanas para debatir sobre la incursión en este nuevo orden mundial tras años de distanciamiento, por la escisión reciente de bloques como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). La invitación de Lula da Silva resultó un verdadero éxito: llegaron al Palacio de Itamaraty, sede de la cancillería brasileña, los presidentes de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Colombia, Venezuela, Surinam y Guyana, más el jefe del Consejo de ministros del cuestionado gobierno del Perú.

Todos, reunidos para formar parte de otro importante y determinante impulso integrador, que se suma a la revitalización de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y a las posturas integracionistas de México, al margen de peculiaridades, matices y límites.

Consenso de Brasilia

De la cita emanaron tres tópicos fundamentales, los cuales abren la puerta hacia el camino que debe comenzar a transitar la región. El Consenso de Brasilia, el regreso de Colombia a la Unasur y la petición de Venezuela de unirse al grupo Brics.

Foto oficial de la Cumbre de Brasilia. / telesurtv.net

Cuando rubricaron el documento final de nueve puntos, cada uno mostró su compromiso con potenciar la cooperación de la región y mejorar la integración, en el marco de los retos a los que se enfrenta el planeta.

El texto también reafirma una visión común de que América del Sur es una región de paz y cooperación, basada en el diálogo y el respeto a la diversidad de sus pueblos, que además está comprometida con la democracia y los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la justicia social, el Estado de derecho y la estabilidad institucional. Asimismo, resalta la importancia de la defensa de la soberanía y la no injerencia en asuntos internos.

En ese sentido, los jefes de Estado coincidieron en que el planeta está ante un escenario de crisis climática, amenazas a la paz y a la seguridad internacional, donde también existen presiones sobre las cadenas de alimentos y energía, riesgos de nuevas pandemias, aumento de desigualdades sociales y amenazas a la estabilidad institucional y democrática.

Igualmente sobresalió la importancia de avanzar en la lucha contra la pobreza, el hambre y todas las formas de desigualdad y discriminación, mientras se avanza en la promoción de la igualdad de género. A su vez, destacaron la necesidad de sostener una gestión ordenada, segura y regular de migraciones.

Respecto a la responsabilidad en el combate al cambio climático, un punto clave dentro de la agenda de los países miembro, el Consenso de Brasilia destaca la necesidad de avanzar en la transición ecológica y energética a partir de energías limpias.

Además, acordaron implementar medidas para el acceso a los mercados por medio de la red de acuerdos de complementación económica para el desarrollo efectivo de un área de libre comercio sudamericana.

Lula remarcó que Sudamérica se tiene que convencer de que necesita trabajar como si fuese un bloque, que no se puede creer que cada país por sí solo logrará solucionar sus propios problemas, que ya tienen 500 años. Señaló que la tarea programática es construir nuevos destinos entre los países de la región en áreas como la integración, el desarrollo económico y social.

Venezuela y el Brics

Luego de ocho años sin visitar el gigante sudamericano, Nicolás Maduro estuvo en Brasilia, primero para cumplir una visita oficial y después asistir a la cita. Tras cuatro años de interrumpidos sus nexos diplomáticos, durante el gobierno del derechista Jair Bolsonaro, el mandatario bolivariano deseó que nunca más “nadie cierre las puertas entre Brasil y Venezuela”.

Con voluntad absoluta para recuperar esas relaciones de hermandad que caracterizaron a los dos gobiernos, Maduro abogó por abordar juntos las tareas, los desafíos y los caminos del desarrollo compartido.

Más allá de la voluntad común de avanzar en los vínculos bilaterales, en esta nueva época de relaciones, los mandatarios se proyectaron por reconstruir la unidad y la integración en la región.

El presidente venezolano reflexionó sobre el actual contexto global y el impacto del grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y destacó que este nuevo mundo amerita una América del Sur unida en su diversidad ideológica y política. “Por los siglos de los siglos a los pueblos de América del Sur nos han negado, por eso estamos trabajando en la construcción de una nueva geopolítica mundial donde prevalezca la unión de América Latina como un solo pueblo”, agregó.

En ese sentido, dejó clara su intención de adherirse al grupo emergente “La nueva geopolítica está caracterizada por dos elementos: unidad de nuestra América en la diversidad y el rol de los Brics, que se perfila como el gran imán de los países que quieren cooperación”. Si bien el deseo de Venezuela aún deberá ser evaluado por los estados miembro, sería una oportunidad para reinsertar a Caracas en espacios que le ayuden a aliviar las cargas que pesan en materia económica.

Es una gran comunidad, puede significar un enorme mercado, inclusive en la disposición que hay para superar al dólar como moneda de canje económico, tal como propuso el jefe de estado brasileño en la cita.

El grupo anunció que estudiará el ingreso de países que pretenden incorporarse, como Argentina, Arabia Saudita, Argelia, Egipto, Indonesia, Irán, Turquía y ahora Venezuela.

Con el liderazgo de Brasil y la posibilidad de que se incorpore Argentina, los Brics podrían volverse mucho más relevantes en América Latina, lo cual garantizaría un flujo comercial y económico y una estabilidad social necesarios en el continente.

Así lo auguró Lula durante su encuentro con Maduro: “Tenemos que reunirnos para discutir si queremos seguir siendo lo que somos, de la talla que somos o si queremos ser más fuertes, formar un bloque para negociar con más fuerza y con muchas más posibilidades de vencer”.

El último encuentro en el que estuvieron los 12 presidentes de los países que integraron Unasur fue en 2014, en Ecuador. Tras la destitución de Dilma Rousseff, en 2016, mediante juicio político, la región vivió una ola de gobiernos de derecha, y la Unión como mecanismo de integración sudamericana pasó a un segundo plano.

La foto de familia en los amplios espacios de Itamaraty dejó claro que es mucho lo que hay para recorrer. Buscado o no, o tal vez para evitar desplantes ante las cámaras, a la derecha de Lula quedaron la mayoría de los presidentes progresistas, y a la izquierda, los de derecha.

Por ahora, el encuentro en Brasilia transparenta la centralidad de Lula y su diplomacia, para marcar el ritmo de lo que sucede en el sur del continente. Las miradas están puestas de nuevo en América del Sur, y se demuestra, como aseguró el mandatario argentino, Alberto Fernández, que de nada sirvió estar divididos.

Comparte en redes sociales:

Un comentario

  1. Hace más de 2 siglos que el venezolano, Simón Bolívar pensó exáctamente lo mismo y, por diversas razones no se pudo concretar el ideal Bolivariano. PERO, para que ello se cumpla hoy en día, en primer lugar TODOS los estados sudamericanos deben tener gobiernos NO dogmáticos y NO ideologizados. En segundo lugar, TODOS los estados deberán alcanzar un estandar mínimo de calidad de vida, hoy en día inviable. Por tanto, TODOS los intentos por logar la integración fracasarán. VIsualizo que tamaño ideal no será antes del siglo venidero.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos