Ucrania: ¿Hay salida?

Conversaciones Ucrania y Rusia
elpais.com

Claro que la hay, me respondió un veterano colega bien informado y metido en el tema, cuando le pregunté si veía salida al conflicto que tiene a Ucrania por escenario beligerante, a Rusia arrostrando la provocación de la OTAN y Estados Unidos, y al resto del mundo posicionado de un modo u otro en relación con las indeseables y muy peligrosas hostilidades en curso.

Ninguna guerra inicia sin idea de cómo se desea terminarla, algo que pocas veces ocurre conforme a lo pensado.

Rusia y Ucrania convivieron durante siglos bajo el imperio de los zares; como integrantes de la Unión Soviética disfrutaron juntas la victoria en la Gran Guerra Patria, con derroche de heroísmo y a costa de inmensos sacrificios comunes, y, sin excluir agrias circunstancias, compartieron los sueños de un mundo mejor.

El cruento enfrentamiento en que ahora están involucradas solo puede tener como salida mutuamente aceptable la que resulte del diálogo, la negociación, los pactos seria y responsablemente asumidos, y el intento de un nuevo comienzo, sin rencores.

Las conversaciones en curso y la voluntad de encontrar puntos de coincidencia alientan esa esperanza, aunque sin ilusas expectativas demasiado optimistas, porque la realidad aún es todo lo contrario.

Rusofobia exacerbada

La rusofobia exacerbada a extremos demenciales aspira a una impensable claudicación, y cuando menos al mayor desgaste posible del enorme país euroasiático, que exige verdaderas garantías de neutralidad y seguridad en el espacio próximo a sus fronteras. Tampoco quienes empujaron a Ucrania a convertirse en intolerable amenaza, incluso hasta presuntamente nuclear contra Rusia, se van a conformar con un arreglo que no satisfaga sus desorbitadas expectativas vengativas.

Pese a la ensordecedora y monocorde campaña política y mediática anti rusa, incluida condena por mayoría de votos en la ONU, y casi todas las sanciones posibles, es imposible desconocer que, para evitar esta guerra de consecuencias aún impredecibles, solo se requería que Estados Unidos y la Unión Europea dieran verdaderas garantías de seguridad a Rusia y descartaran un nuevo y cada vez más ofensivo avance oriental de la siempre amenazadora OTAN.

Se sabe que tal compromiso fue contraído en 1991, tras la disolución de la Unión Soviética, cuando los armamentistas transatlánticos aseguraron que no avanzarían en dirección este, algo que incumplieron casi inmediatamente.

La dirección rusa soportó durante tres décadas el quebrantamiento de aquellas promesas, agravado tras el golpe de estado orquestado hace ocho años por Estados Unidos y la Unión Europea en Ucrania, que instaló en el poder a oscuras fuerzas, las cuales convirtieron la rusofobia y la integración a la OTAN en política de Estado.

Guerra civil

Esa conducta provocó la secesión del territorio ucraniano del Donbass, con una población predominantemente rusa, que se sintió acorralada, se declaró en rebeldía y proclamó la independencia. Siguió la enconada guerra civil que recién condujo al reconocimiento ruso como repúblicas independientes, de Donetsk y Lugansk, detonante a su vez de la confrontación.

Para quienes se cuestionan por qué las potencias occidentales en lugar de apaciguar la crisis, por el contrario, la han incentivado, una de las respuestas puede aportarla un dato recién publicado. Tan solo la primera semana de guerra permitió la revalorización de los capitales de las 15 principales corporaciones fabricantes de armas, nueve de las cuales, y las de mayores ventas, son estadounidenses, con ganancias de 81 mil 500 millones de dólares. O sea, 11 mil 642,9 millones por día, 485,12 por hora y 20,22 millones de dólares cada 60 segundos.

Millonarias ganancias del complejo militar industrial estadounidense por el conflicto en Ucrania
Millonarias ganancias del complejo militar industrial estadounidense por el conflicto en Ucrania.  / radiohc.cu

No es de extrañar entonces que el complejo militar industrial estadounidense, el más poderoso del mundo, agradezca que su Gobierno se haya esforzado al máximo para encender la chispa de una guerra que continuará maximizando sus ganancias. También favorecidas porque 21 de los 27 miembros de la Unión Europea avivan el fuego bélico con el envío de armas a Ucrania; por cierto, paradójicamente sufragadas nada menos que por el Fondo Europeo para la Paz.

La necesaria salida

En momentos de tanta tensión y peligro, la historia no podrá dejar poner en su justo lugar a cada uno de los actores, dentro y en el entorno mundial del conflicto, donde también se revelan los incendiarios y quienes se posicionan a favor de la necesaria salida, Cuba entre estos últimos.

Con la alta moral que le asiste como país propugnador del Derecho Internacional, comprometido con la Carta de las Naciones Unidas, permanente defensor de la paz en todas las circunstancias, opuesto sin ambigüedades al uso de la fuerza contra cualquier Estado, y en nombre del Derecho Internacional Humanitario, la voz de Cuba se ha alzado reiteradamente, con claridad y firmeza, para llamar a todas las partes a proteger la población, sus bienes y la infraestructura civil.

Son profundamente lamentables las pérdidas de vidas de civiles inocentes en Ucrania, con cuyo pueblo los cubanos mantenemos una relación entrañable.

Como pequeño país, asediado y bajo constante amenaza hace más de 60 años, que ha sufrido el terrorismo de Estado, la agresión militar, la guerra bacteriológica, y un brutal bloqueo, la nación antillana defiende las normas que sirven de protección contra el unilateralismo, el imperialismo y el hegemonismo, como también se ha opuesto a los dobles raseros y a la manipulación política y mediática difundida por las grandes corporaciones

Se trata de persistir en los esfuerzos por alcanzar una solución diplomática seria, constructiva y realista de la actual crisis en Europa, por medios pacíficos, que garantice la seguridad y soberanía de todos, así como la paz y la estabilidad regional e internacional. Esa, sin duda, es de verdad la única salida, que es posible y ojalá no esté distante.

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7 comentarios

  1. Atinado análisis, y otra vertiente de lo mucho publicado por estos días, donde tanto se insiste en el carácter apocalíptico del conflicto, pretendiendo quitar responsabilidades verdaderas a quienes la tienen. Es atroz ver morir a alguien por las guerras, nunca deberían existir. Por eso nuestro Gran José Marti, llamo a la última etapa de la lucha independentista cubana: NECESARIA. Él que amaba al pueblo español, teniendo en el raíces, y admirador de su valor en las guerras Napoleónicas o por su cultura. Desgraciadamente como cuentas, los billetes corren a cuenta de la paz.
    De ahí la importante postura a favor de buscar una salida negociada, mediante el diálogo, el respeto al derecho internacional ( tantas veces vendido caro). Cuba es sabia en su llamado, confiemos en que muchos se nos sumen. Gracias colega. Excelente comentario!!!

  2. Buen contenido a bordo de este trabajo… al menos para quienes tenemos ojos, oídos, sensatez, dos dedos -como mínimo- de frente y capacidad para no engañarnos ni dejarnos engañar.

    Lo digo porque en la red de famosas redes uno encuentra «de todo»… o sea, también de todo lo que pretende demonizar a Putin, a Rusia, presentar al mandatario ocraniano como un angelito, a la OTAN con valores más sanos que la iglesia y a Estados Unidos como un santuario referencial.

    Nada… cosas de la vida.

  3. Todos los especialistas coinciden que fue EE.UU. el que provoco el conflicto bélico en Ucrania. La Unión Europea siempre hace lo que le ordena EE.UU. La OTAN es amigo de la guerra. Rusia solo quiere que se respete su soberanía y garantías de seguridad.

  4. Las medidas coercitivas unilaterales en contra de Rusia agravan la situación económica de muchos países porque estimulan el alza de los precios de los hidrocarburos, materias primas, insumos, alimentos, componentes electrónicos, provocan un efecto bumerán.

  5. El gobierno de los EE.UU. se comporta como un Dictador pues aplica sanciones a su conveniencia, crea conflictos a su beneficio, desarrolla armamento biológico y químico, no respeta la carta de la ONU y culpa a Rusia por interponerse en sus planes hegemónicos.

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