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Foto. / Jorge Luis González
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Foto. / Jorge Luis González

Un Paradigma que inspira

Comprometida con el legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, la juventud cubana apoya las tareas de la Revolución.


Cuando el niño Fidel Alejandro Castro Ruz se inició como alumno en la Escuela Rural Mixta No. 15 de su Birán natal, donde aprendió a leer y escribir, entraba en la pléyade de los estudiantes que enaltecieron el futuro de la patria. Él la engrandeció y dignificó. Desde muy temprano se dejó conquistar por el pensamiento de nuestro Héroe Nacional José Martí de quien recitaba sus versos “y su declamación tenía la exactitud de los relojes y la emoción de los sinceros”, al decir de Katiuska Blanco en su libro Guerrillero del tiempo.

Siempre, como alumno aventajado e intercambiando con sus compañeros de aulas, continuó la enseñanza primaria en los colegios La Salle –pasó del tercer grado al quinto por el premio de sus notas– y Dolores en la ciudad de Santiago de Cuba. En el segundo inició los estudios de Bachillerato que concluyó en el Colegio de Belén en La Habana, allí se destacó además como un excelente deportista. Fue muy acertada la frase de los jesuitas de Belén: “Se distinguió siempre en todas las asignaturas relacionadas con las letras. […] Ha sabido ganarse la admiración y el cariño de todos. Cursará la carrera de Derecho y no dudamos que llenará con páginas brillantes el libro de su vida”.

El 27 de septiembre de 1945 matriculó en la Universidad capitalina. Se insertaba en un centro de una larga tradición de lucha estudiantil, y de inmediato contactó con la vanguardia juvenil abrazada a la causa patriótica, teniendo en cuenta que primaban distintas filiaciones y tendencias políticas en el seno del alumnado. De forma activa tomó parte en aquellos conflictos universitarios, a pesar de que fue objeto de amenazas, ataques diversos y detenciones. En la facultad de Derecho se convirtió en delegado por la asignatura de Antropología.

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Fidel hace uso de la palabra en el acto de protesta por el robo de la campana de Demajagua, el 6 de noviembre de 1947, en la habanera escalinata universitaria. / fidelcastro.cu

En esos años se le vio en las primeras filas de mítines, manifestaciones, protestas antigubernamentales y antimperialistas. El 15 de septiembre de 1950 se gradúa como doctor en Derecho, licenciado en Derecho Diplomático y licenciado en Derecho Administrativo.

Sembrando escuelas

En varias oportunidades se ha referido a lo que para él significó su estadía, por aquellos años de la década del 40, en la Universidad de La Habana: “[…] Fue un privilegio ingresar en esta Universidad, también, sin duda, porque aquí aprendí mucho, y porque aquí aprendí quizás las mejores cosas de mi vida; porque aquí aprendí las mejores ideas de nuestra época y de nuestros tiempos, porque aquí me hice revolucionario […]”.

Su experiencia como estudiante universitario y un pensamiento que maduró aceleradamente, le sirvieron para la difícil y larga lucha que emprendió y le permitió ser libertador de la patria. Apenas transcurridos tres años de la graduación, asaltaba con sus compañeros de ideales la segunda plaza militar del país, el cuartel Moncada. Muchos de los que lo acompañaron eran estudiantes.

En su alegato La historia me absolverá, mencionaba a la educación como integrante del programa del futuro gobierno revolucionario que ya venía soñando “para preparar debidamente a las generaciones que están llamadas a vivir en una patria más feliz”. Recordaba la frase martiana: “Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre”.

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Fidel conversa con un grupo de pioneros en la Plaza de la Revolución. / fidelcastro.cu

Ya en las montañas de la Sierra Maestra, liderando el destacamento guerrillero, Fidel orientó que un grupo de las mujeres combatientes que se incorporaron a la tropa fueran designadas para alfabetizar a los niños de la serranía. Al organizarse la Administración Civil del Territorio Libre de la Sierra Maestra, se creó un Departamento de Educación y comenzaron a proliferar decenas de escuelitas por todo el lomerío.

En su discurso el 1° de enero de 1959 desde el balcón del Ayuntamiento de Santiago de Cuba manifestó: “Por lo menos, en la parte que me corresponda, por un sentimiento muy profundo de gratitud, no olvidaré a aquellos campesinos; y tan pronto tenga un momento libre voy a ver dónde vamos a hacer la primera ciudad escolar, con cabida para 20 000 niños… […]”. El Comandante cumplió con la palabra empeñada, el sitio escogido fue el Caney de las Mercedes y el 26 de julio de 1960 ante una nutrida concentración anunciaba: “Hemos podido terminar la primera unidad de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, hemos podido cumplir esa meta para esta fecha, y en realidad nada más emocionante ni más alentador para todos nosotros”.

En una próxima visita a dicha instalación compartió con los pequeños estudiantes y le llamaron poderosamente la atención los textos que escribían en sus cuadernos. Escuchó a varios incluyendo a un pequeño con buen sentido del humor: “Mi abuelo tiene una vaca. La vaca se llama Patricia y es muy mansa. Un día tuvo un ternerito. Mi abuelo fue a ordeñarla y ¡Zas!, le tiró una patada. Mi abuelo salió corriendo y el pobre, se metió en un avispero. Aún no se puede hablar de la vaca delante de mi abuelo”.

Luego Fidel participaría en la inauguración de nuevas escuelas por toda la Isla tanto urbanas como rurales en los distintos niveles de enseñanza y especialidades, donde primó el contacto permanente con el estudiantado.

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Los estudiantes responden al llamado de la patria. / Jorge Luis Sánchez Rivera.

“¡Yo soy Fidel!”

Para que existiera una enseñanza segura el Comandante propició la preparación de maestros porque “es lo más importante de una Revolución […] el maestro recibe al niño y tiene en sus manos a todas esas criaturas para enseñarlas y orientarlas”.

Fidel se inspiró en la tradición de lucha del estudiantado cubano que le antecedió en las distintas etapas del quehacer revolucionario. En la actualidad su legado es inspiración y guía para los estudiantes que se movilizan cuando los convocan para apoyar distintas tareas y misiones que emprende la Revolución: Durante la pandemia de la covid-19, reconstrucción ante los desastres naturales, encuestas ciudadanas, en misiones internacionalistas, colaboración durante las elecciones del Poder Popular, apoyando el trabajo de la Contraloría, impartiendo clases en la enseñanza general en municipios con afectaciones de la cobertura docente o en cualquier frente en que sean necesarios más allá de los muros de sus centros educativos.

El 26 de noviembre de 2016, un día después del fallecimiento de Fidel, fueron los estudiantes universitarios los primeros que desfilaron por las calles de manera inmediata y genuina con la enseña nacional gritando: “¡Yo soy Fidel!”.

Un estudiante de Historia en la Universidad de La Habana expresó: “Para mí Fidel es un ser humano extraordinario que simboliza ideales, que tiene el coraje de llevarlos adelante y la capacidad de triunfar donde los demás solo veríamos obstáculos. Es quien mira siempre hacia el futuro y ve más allá. Es quien con su energía da fuerzas a este proceso revolucionario, lo impulsa y lo relanza cada día”.

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La juventud comprometida con el legado del Comandante. / Yasset Llerena Alfonso.

Arribamos, este 17 de noviembre de 2022, a una nueva conmemoración del Día Internacional del Estudiante. Es un momento oportuno para recordar igual fecha, en el año 2005, cuando el Comandante en Jefe pronunció un discurso en el Aula Magna en el acto por el aniversario 60 de su ingreso a la Universidad. Dio una amplia panorámica de la situación nacional e internacional y los desafíos a que nos enfrentamos.

En diálogo con los presentes comentó: “Les hice una pregunta, compañeros estudiantes, que no he olvidado, ni mucho menos, y pretendo que ustedes no la olviden nunca, pero es la pregunta que dejo ahí ante las experiencias históricas que se han conocido, y les pido a todos, sin excepción, que reflexionen: ¿Puede ser o no irreversible un proceso revolucionario? ¿Cuáles serían las ideas o el grado de conciencia que harían imposible la reversión de un proceso revolucionario? Cuando los que fueron de los primeros, los veteranos, vayan desapareciendo y dando lugar a nuevas generaciones de líderes, ¿qué hacer y cómo hacerlo? […] Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla y sería culpa nuestra”.

En sus planteamientos, Fidel hizo un llamado a los jóvenes, al estudiantado y al pueblo a hacer de esta Revolución un punto invulnerable que defenderemos siempre y sabremos continuar.

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Fuentes consultadas

Los libros La historia me absolverá, de Fidel Castro Ruz; Obras Completas, de José Martí; Fidel en la tradición estudiantil universitaria, de Francisca López Civeira y Fabio E. Fernández Batista y el discurso de Fidel en la Universidad de La Habana, el 4 de septiembre de 1995

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Un comentario

  1. FIDEL.
    Llega el 6to aniversario.
    De su desaparición.
    Física pues solamente,
    Altiva y fija la mirada,
    Y su corcel en acción.
    ***
    No falta continuación,
    En su andar y proceder,
    En Rusia Diaz Canel,
    Inaugura emocionante,
    La estatua de ese gigante,
    Que dedica el pueblo ruso,
    También hoy día agredido,
    Por el imperialismo cruel.
    ***
    El ideario mariano,
    Que materializó Fidel,
    Hoy fructifica con creces,
    En los Sudamericanos.
    ***
    Libertad e independencia,
    Justicia e igualdad social,
    Lo que el Neocolonialismo,
    A nadie ha podido dar.
    ***
    Y hoy aquí para la nación,
    Sigue hay, entrega la gente,
    Escuchando, sonriente,
    Confiando en el ser humano
    ***
    Combativo, espartano,
    Intransigente como el Che,
    Solidario e impaciente,
    Haciendo más,
    Con sus manos.
    ***
    Ese Fidel sigue vivo,
    Por dia, en nuestras mentes
    Con acciones y el empeño
    Ante las dificultades
    Que un bloqueo recrudente
    Mantiene en vilo al cubano.
    ***
    Pero que no,
    Nos quita el sueño,
    De construir un sistema,
    Más humano y sostenible,
    Inclusivo y soberano.
    ***
    Es también una bofetada,
    Al que lo quiso borrar,
    Quitar, vilipendiar,
    Vejar o humillar,
    De maneras más solapadas
    ***
    Del que hoy no piensa,
    Ni escucha,
    Del que por más que crítica
    Casi nunca aporta nada.
    ***
    Del que difama y difama,
    Escribiendo payasadas,
    Y grandes fanfarronadas,
    Endulzadas con traición,
    Y dólares de mesada.
    ***
    De ahí la imposibilidad,
    De consumar la omisión,
    Porque Fidel y el Pueblo,
    Son parte de nuestra Unión
    Realidad de este momento,
    Sin presiones, golpes,
    Ni imposición.
    ***
    Ese Fidel ya no pasa,
    Ese Fidel no es historia,
    Ese Fidel somos todos,
    En ese largo camino,
    De nuestra Revolución.

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