Foto: / Jorge Luis Sánchez Rivera
Foto: / Jorge Luis Sánchez Rivera

Un tesoro entre mogotes

Una carretera estrecha, con elevaciones y curvas no aptas para cardiacos, conduce a un anunciado paraíso terrenal. Justo cuando me cuestionaba si valdría la pena tan riesgoso trayecto, distinguí imágenes que robaron mi atención y entendí que vivirlo supera cualquier expectativa.

Nidia Cabrera Huerta, administradora del sitio Patrimonio, señaló que la localidad exhibe otros valo-res además de los paisajísticos. / Jorge Luis Sánchez Rivera

El encanto de una ciudad en miniatura que parece inmune a los efectos del tiempo aplacó los sobresaltos de la ruta desde la urbe pinareña. Iluminadas por el sol, las casitas del pueblito parecen sacadas de un dibujo infantil. En uno de esos pintorescos inmuebles nos espera Nidia Cabrera Huerta, administradora del sitio Patrimonio Valle Viñales.

Mogotes, cuevas y murales son los incentivos con los que se suele convidar a conocer el lugar. Con esa idea llegamos también; gracias a Nidia supimos de un lugar que apuesta por un desarrollo local sostenible y consecuente con los valores históricos patrimoniales, más allá de su belleza natural.

–¿Cuándo surge la idea de integrar la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba (en lo adelante Red)?

–Alrededor del año 2016 se dieron en Pinar del Río varias reuniones supervisadas por el entonces Instituto de Planificación Física. De ahí salió la propuesta de que Viñales se integrara a la Red. Inmediatamente, Eusebio Leal, presidente de esta en aquel momento, sumó al Valle de Viñales, aunque no estuviera creada aún como oficina del historiador ni del conservador.

“Se elaboró entonces un expediente para proponer a Viñales como zona de regulaciones especiales para la conservación y este año, a propuesta del Gobierno de Pinar del Río, se decretó la creación de la Oficina del Conservador para el Valle de Viñales”.

–¿Qué elementos avalan la inclusión del Valle de Viñales en la Red?

–Se exige, en primer lugar, que los sitios integrantes de la Red sean Monumento Nacional. Viñales lo es desde 1979 y Patrimonio Mundial desde 1999. Fue inscrito en esta categoría como el primer paisaje cultural declarado en América Latina y el Caribe; un paisaje orgánico, evolutivo, continuo, en el cual se ha mantenido inalterable, durante siglos, una rica tradición vernácula en su arquitectura, su música y su artesanía.

Viñales, como zona patrimonial de regulaciones especiales, ya cuenta con una oficina del conservador. / Jorge Luis Sánchez Rivera

–¿Qué beneficios posee integrar la Red?

–Antes de constituida la Oficina, la zona patrimonial se gestionaba por diferentes organismos: agricultura, vivienda, turismo, cultura. Hoy existe un ente rector que dirige las políticas de estos en el territorio.

“No es que en Viñales no se puedan implementar, por ejemplo, las orientaciones de la soberanía alimentaria; es que tal vez el cambio de cultivo en una zona de alta sensibilidad visual puede traer como consecuencia una modificación del paisaje. En el caso de la vivienda es importante mantener la cubierta de guano, de tejas, por lo tanto, esos son lineamientos que deben ser conciliados con esta Oficina.

“De igual modo con la cultura, tiene que resaltarse la música campesina, el Punto Cubano, recuperar o potenciar esos géneros que gustan tanto aquí y que son propios de nuestros campos. Aquí son tradicionales las canturías y los guateques organizados espontáneamente por los pobladores”.

–¿Qué funciones y objetivos tendría esta oficina?

–En el Valle de Viñales convergen una serie de factores como el turismo, al punto de constituir este el principal polo de la provincia; así como la agricultura, una muy particular porque utiliza implementos tradicionales para su cultivo, propios de su geomorfología; de ahí la característica de su tabaco artesanal.

“La vivienda debe mantener características vernáculas y otros elementos asociados a ese patrimonio intangible. La Oficina tiene como misión fundamental preservar esos atributos y gestionarlos adecuadamente para conservar el valor excepcional universal por el cual el Valle fue declarado patrimonio mundial”.

–¿Cómo se involucra la comunidad en la conservación de los valores patrimoniales?

–Como una política de la Red, en los últimos tiempos se ha fomentado la creatividad como eslabón importante, sobre todo a partir del surgimiento de nuevos actores económicos. En el 2019, por ejemplo, desarrollamos una estrategia de turismo comunitario y sostenible liderada por la Oficina Regional de Cultura de América Latina y el Caribe y el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, con el fin de implicar a las formas de gestión estatales y no estatales en la conservación y promoción de los valores del sitio.

“Siguiendo esa idea hemos desarrollado una propuesta de Viñales como ciudad creativa en gastronomía, a fin de que las personas conozcan las riquezas de los productos que tienen y cómo confeccionar platos típicos.

“Hicimos un evento que contó con el auspicio de la Federación Culinaria de Cuba, en el cual reunimos cocineros de todo el territorio. Cocineros porque, indiscutiblemente, las personas que sirven a los turistas que se hospedan en sus hogares no son chefs, pero ponen en valor la cocina tradicional.

“En el propio 2019 realizamos el Festival de Tradiciones Viñales Valle Vivo, dedicado en aquel entonces a los saberes de la cocina tradicional cubana. Durante los dos años siguientes no se pudo realizar por la pandemia y ahora pretendemos retomarlo homenajeando al guateque, como una manifestación auténtica del maridaje entre la música, la artesanía y la arquitectura.

Entre los elementos a resaltar en la comunidad están la arquitectura de las casas rurales, caracteriza-das por ser construcciones de madera y tejas. / Jorge Luis Sánchez Rivera

–En su opinión, ¿qué valores tiene el Valle de Viñales además de su paisaje?

–Generalmente el que viene a aquí lo que hace es ir a la Cueva del Indio y al Mural de la Prehistoria, y no son esos sitios los únicos representantes del patrimonio local.

“Lo otro auténtico que tiene Viñales son las fincas agroecológicas que implementan programas interesantísimos para cerrar los ciclos de producción. Por ejemplo, es referente Osnel Corrales, un productor cuyos cultivos abastecen su restaurante El Olivo.

“Ahí se crían cabras y tiene un huerto protegido. Con la leche de cabras crea variedades de quesos: a la guayabita del pinar, al vino tinto, al pimentón, al olivo; es algo propio del territorio y el que venga puede degustarlo.

“Igualmente, destacan un sinnúmero de cuevas declaradas monumentos nacional o local, como es el caso del sistema cavernario La Gran Taberna de Santo Tomás. Hay museos y sitiales que reúnen la historia relativa a Los Malagones, que a su vez dio paso a la creación de las milicias revolucionarias”.

Mientras caminaba las pocas calles del pueblito pensaba en los retos que directivos y habitantes de Viñales deben afrontar en aras de preservar un patrimonio que sobresale por sus características naturales y culturales únicas. Desafíos que implican no solo preservar tales valores, sino también hacerlos trascendentes.

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