Foto. / Martha Vecino
Foto. / Martha Vecino

Universidad de Oriente: fotograma en movimiento

Con el júbilo y reconocimiento que conlleva, la segunda casa de altos estudios en Cuba cursa su aniversario 75


El doctor Hebert Pérez Concepción no necesita cerrar sus hondos ojos verdes para remontarse al pasado. Ha vivido casi 60 de los 75 años de la Universidad de Oriente, a la cual llegó en 1963 desde su natal pueblito de Minas, en Holguín, para trabajar como profesor de Historia. Su experiencia y ejercicio de la especialidad (es Premio Nacional de Historia 2017) le valen para reconstruir en la palabra aquellos tiempos fundacionales bajo el trascendental lema de Ciencia y Conciencia.

“Surgió como una universidad pequeña pero muy animosa, madura, con ideas y prácticas avanzadas para su época; con modelos de academias extranjeras, alto nivel intelectual y profesional, y con una concepción de progreso, superación y calidad. Diría que nació adulta.

“Con los años se ha palpado el crecimiento de la institución desde su matrícula, infraestructura hasta su encargo social. Hoy es una universidad grande, moderna, científica, con muchas carreras nuevas y capacidad de adaptación a su época. En lo personal ha significado mi vida: el trabajo voluntario, las milicias, la cátedra, los choques de ideas; en fin, lo positivo y lo negativo…”, afirma el pedagogo recién jubilado.

Existen lugares en el mundo que hacen volver la vista a lo que realmente importa. El campus de la Universidad de Oriente (UO) es uno de ellos. Está lleno de vida, de ajetreo, de profesores y estudiantes cambiando de aulas, de muchachos abrazando libros entre pecho y mano a la antigua, de ojos juveniles embutidos en celulares y laptops con wifi a la moderna, de otros que van hacia el comedor para su idilio tradicional de arroz con potaje, de unos demasiado Nikes y de otros más de donde crece la palma.

¿Cómo será la universidad del futuro? ¿Se impondrá el modelo virtual frente a las clases presenciales? Si bien hay confluencia en la necesidad de repensar la educación superior las respuestas a ciertas interrogantes aún están lejos de generar consenso.

Universidad significa eso: universo. Es una sociedad multicultural: reflejo de la realidad contemporánea. Parecen niños grandes que ansían rozar las nubes con las puntas de los dedos mientras se retuercen en carcajadas y van saltando los peldaños de esa escuela que es la vida.

En medio de una intensa semana fuimos testigos de las rutinas de alumnos y docentes; como viento pasajero nos llevamos vivencias, palpamos las dinámicas y peripecias al interior de sus predios y el espíritu de festejo con motivo del relevante aniversario de la segunda universidad más importante en Cuba.

Monumento Nacional

En 1947, en ese balcón natural de Santiago que es los Altos de Quintero, unos 100 estudiantes fueron los pioneros de la aventura. Lo que comenzó el 10 de octubre –con la simbólica presencia de la campana que sonó en Demajagua– como un reducido núcleo de facultades (Ingeniería, Filosofía y Educación, y Derecho y Ciencias Comerciales) y un manojo de carreras (Ingeniería Químico-Industrial, Filosofía y Letras, Pedagogía, Derecho y Contador Público) se ha convertido en un gran polo de formación profesional, con la capacidad de transformar la educación superior regional y nacional a través de su impacto en la conciencia, la cultura y la comunidad.

Pasadas siete décadas y media, de la UO han salido alrededor de 70 000 graduados en el abanico de ciencias sociales, básicas y técnicas. Hoy prepara en sus cuatro modalidades de estudio, 57 carreras, 13 facultades y ocho sedes municipales, a unos 20 000 estudiantes procedentes desde Guantánamo hasta Ciego de Ávila, y de países como Angola, Sudáfrica, Congo, Guinea Ecuatorial y Haití.

En la UO late un espíritu de historia y rebeldía, heredado de jóvenes alegres, prestigiosos y soñadores como los de hoy, pero que en su momento dejaron estas mismas aulas para liderar a un pueblo en la lucha contra la tiranía. Frank y Josué País, Vilma Espín, Pepito Tey, Oscar Lucero, Emma Rosa Chuy, José Mercerón y otros nombres quedaron glorificados en una piedra sublime que suele ser altar de vigilias y juramentos de las nuevas generaciones.

Al fondo de ese monumento a los mártires universitarios se halla la Biblioteca Francisco Martínez Anaya, emblemático edificio dedicado a albergar el saber mediante una interesante colección bibliográfica, y donde el 3 de enero de 1959 fue constituido el primer Gobierno revolucionario. Justamente para perpetuar las dimensiones histórica, cultural y social del centro, desde marzo del pasado año una tarja de bronce a la entrada del Rectorado acredita la condición de Monumento Nacional del conjunto patrimonial que conforman varios espacios académicos de la sede Antonio Maceo.

Ciencia y técnica

“Mi tiempo se resume a la Universidad, pero ello no sería posible sin una familia que me apoya y estimula”, resalta la rectora Diana Sedal.

En esencia, el sistema de enseñanza no se diferencia mucho del que practicaba Sócrates 2 500 años atrás: un profesor que imparte sus conocimientos o dialoga con un grupo de alumnos. Pero las nuevas tecnologías informáticas y de comunicaciones están llamadas a alterar esquemas. Y como Ulises XXI, no hay marcha atrás. La ampliación y consolidación de la infraestructura tecnológica es una de las fortalezas tangibles en la UO.

Nuevas áreas informatizadas, laboratorios equipados, anfiteatros donde se celebran desde talleres y reuniones hasta convenciones, un moderno centro de datos, amplitud de los servicios de internet y una estrategia de comunicación corporativa robustecida contribuyen a encauzar procesos con eficiencia. Esas previsiones extendidas como madreselva garantizaron la vitalidad institucional particularmente en días de la virtualidad impuesta por la pandemia. Asimismo, responden coherentemente al reto de formar a los profesionales que necesita la empresa estatal y la sociedad en general, refiere la doctora Diana Sedal Yanes.

“La Universidad no es solo la clase, es la investigación, es la extensión”, enfatiza la rectora. Y su axioma se concreta en ocho centros de estudios y de manera fidedigna en las tres entidades de ciencias, tecnología e innovación.

“El vínculo universidad-empresa se materializa no solo desde las líneas de investigación. Lo que aquí se hace en cumplimiento de la misión tributa a ejes estratégicos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en Cuba. Ahora estamos trabajando en la certificación de técnicas de laboratorio para acreditarlas, como proceso de mejoramiento de la calidad”, explica la máster en Administración de Negocios, Rebeca Conde García, directora de Transferencia de Resultados del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado.

El históricamente conocido como CNEA fue inaugurado por Fidel y a lo largo de sus 30 años ha afianzado estudios en torno a los magnetizadores –su producto líder– en cuatro líneas fundamentales, con resultados sobresalientes en tratamientos de salud y en la agricultura. Otro colectivo científico-docente notorio por sus labores investigativas y logros –ostenta, como pocos, cinco premios de la Academia de Ciencias– es el Centro de Estudios de Biotecnología Industrial.

Los centros de estudios, tecnología e innovación están “en frecuencia” con los planes de desarrollo del país.

El CEBI tiene tres líneas principales: “la producción de setas comestibles, que estimulan el sistema inmunológico y pueden ser usadas como complemento nutritivo para combatir determinadas enfermedades. La obtención de productos agrobiológicos, o sea mediante la fermentación conseguimos un grupo de enzimas para el proceso de clarificación de vinos y zumos de frutas. Además, la recuperación de microsistemas y suelos contaminados con metales pesados, petróleo y sus derivados”, comenta la doctora Arelis Ávalos Rodríguez, su directora general.

De sueños y esperanzas

El estudiantado siente que tiene una escuela. (Y digo escuela pensando en el concepto martiano). A diario la disfrutan, aunque algunos la “sufren”; echan a volar sueños, aunque a algunos les quita el sueño las exigencias de los maestros. Aun así, y para que puedan dormir mejor, se viene ejecutando una inversión millonaria que ha logrado mejorar varios espacios de la residencia estudiantil.

Varios becados entrevistados reconocieron el mejoramiento de las condiciones de vida en la residencia estudiantil.

“Por ejemplo, en la sede Mella se recuperaron las llamadas ‘torres’, tres inmuebles con 420 capacidades en total. Cuartos y baños con confort envidiable, salones de estudio, también los comedores. Mientras continúa la remodelación integral de uno de los edificios altos que beneficiaría a más de 800 becados. En materia constructiva nos queda como desafío algunos espacios docentes en la sede Mella”, señala inquieta la doctora Sedal.

“El estudiantado es el corazón de esta mambisa universidad”, está convencido Carlos Leyva Isaac, alumno del segundo año de Ingeniería Química y presidente de la FEU-UO. “Estamos involucrados en todas las tareas, hacemos marchas, trabajos voluntarios, disfrutamos armónicamente de festivales de artistas aficionados y juegos deportivos pues hay que fomentar la integralidad. Debemos elevar el sentido de pertenencia con la Cuba de hoy, sentir el barrio, estar más ligados a la docencia y al ámbito investigativo, cultivar sentimientos de patriotismo, responsabilidad y ser más partícipes en nuestra sociedad”, discursa.

Al respecto ilustra Adriano Mustelier Giro, presidente de la Facultad de Derecho: “Acá en Oriente los estudiantes se caracterizan por el entusiasmo y ser muy competentes a la hora de actuar ante las distintas convocatorias de impacto social, como lo referente al Código de las Familias para el cual apoyamos las consultas populares, y en los centros de aislamiento por covid”. No en vano han ganado el respeto y la admiración del pueblo santiaguero.

“Veo este aniversario como el movimiento. Es tomar la foto de qué tenemos desde el 70 para acá y lo que debemos conseguir rumbo al 80. En lo académico ostentamos la Excelencia. En la infraestructura buscamos espacios más acordes y confortables. Hay un empeño de la UO para mirarse como una academia”, resume con evidente orgullo la rectora, dicho sea de paso, diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular.

El conjunto de inmuebles y espacios fundacionales fue declarado Monumento Nacional.

Determinación y conexión con la demanda educativa y social serán clave para graduarse en la carrera del mañana. La evolución puede ser espectacular, pero algunos valores del ayer y del presente seguirán vigentes. Lo sentenció Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.


CRÉDITOS

Fotos. Martha Vecino Ulloa

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