Vacunas cubanas, jaque contra epidemias
Foto. / cubaplus.site
Vacunas cubanas, jaque contra epidemias
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Vacunas cubanas, jaque contra epidemias

Covid-19, hepatitis de origen desconocido, viruela del mono, dengue hemorrágico…, una enfermedad tras otra mantiene en vilo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), al personal médico, a los laboratorios biotecnológicos y por supuesto, a la población en general.

No escampa este 2022, dirán algunos, en medio de una carrera donde la última enfermedad en aparecer o reaparecer simula competir con la anterior para acaparar titulares.

Es aún alarmante el número de casos de SARS-CoV-2 registrado en los últimos meses, sobre todo debido a la variante Ómicron. La región de América Latina continúa siendo el epicentro de esta pandemia, con más de 30 por ciento de los casos confirmados.

Ante este panorama, la marcha de la industria biofarmacéutica cubana continúa, a prisa y sin pausas, en la búsqueda de vacunas efectivas para estas y otras enfermedades.

Cuba vs. Ómicron

La variante BA.5 es la causante de un nuevo rebrote de la covid-19 en el mundo y de la tendencia al incremento de los casos en Cuba, aunque también ha aparecido recientemente la subvariante BA.2.75, conocida como Centauro, considerada preocupante por la OMS.

Un antígeno contra esta nueva variante Ómicron, desarrollado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), ya está listo para ser formulado en un candidato vacunal, así lo dio a conocer en julio último la directora general de esa institución, doctora Marta Ayala.

Es esta una noticia que, luego de la obtención de cinco candidatos vacunales propios, con los cuales se ha inmunizado a la mayoría de las poblaciones infantil y adulta cubanas, podría no sorprender, pero no deja de ser alentador, sobre todo para el sector de la biotecnología.

Marta Ayala explicó que el nuevo candidato vacunal se basa en el dominio de unión al receptor de las células humanas, a través del cual penetra este tipo de coronavirus.

Puntualizó que la mayoría de las vacunas que existen están basadas en la variante D614G (detectada en Wuhan, China), pero “a lo largo de estos dos años y medio, el virus ha evolucionado, introduciendo nuevas mutaciones en zonas importantes de su estructura que tienen que ver con su capacidad de infección y transmisión, y que pueden evadir la respuesta inmune inducida en los individuos por infecciones previas o por la vacunación”.

En este contexto, las vacunas actuales, incluidas las cubanas, han sido capaces de reforzar la inmunidad, dar respuesta al virus y controlar los brotes, sin embargo Ómicron, advierte Ayala, se aleja de los patrones ya estudiados, por lo que era pertinente pensar en un nuevo candidato, y ya está listo.

“El antígeno se produjo a nivel de laboratorio. Estudios en modelos animales demostraron altos niveles de inmunogenicidad. Ahora pasará por la evaluación preclínica y toxicológica para después seguir a la fase de estudios clínicos, de conjunto con el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed) y el Minsap”, destacó el doctor Eduardo Martínez Díaz, presidente de la Organización Superior de Dirección Empresarial (OSDE) BioCubaFarma.

Obtener este resultado fue posible gracias al trabajo de vigilancia sobre la evolución del virus desarrollado por el CIGB.

“A partir del dominio que tenemos de la plataforma tecnológica utilizada para desarrollar Abdala, también fuimos obteniendo antígenos vacunales de otras variantes. Es así como tuvimos en el laboratorio, antígenos basados en las variantes Alpha, Beta, Gamma y Delta. Al aparecer la variante Ómicron y calificársele como de preocupación, trabajamos entonces en obtener el antígeno para protegernos de esta”, comentó la directora del centro al diario Granma.

Regresar al dengue

Vacunas cubanas, jaque contra epidemias
Cuba trabaja en proyectos de vacunas, medios de diagnóstico y medicamentos para combatir el dengue. / elpaís.com

Decía la colega Marieta Cabrera en un reciente artículo publicado en BOHEMIA, que el dengue, no por conocido, era menos peligroso.

Las elevadas cifras de contagios de la enfermedad en las últimas semanas demuestran que, ciertamente, al mosquito transmisor del virus del dengue, el Aedes aegypti, no se le puede dar tregua.

Las propias autoridades sanitarias reconocen que 2022 ha sido hasta el momento el período con más focos reportados en los últimos 15 años.

Durante décadas se han evaluado diferentes vacunas para prevenir la enfermedad, pero ninguna ha cumplido con todos los requisitos de seguridad y eficacia para los cuatro serotipos.

En 2018, la Unión Europea autorizó la comercialización de la primera vacuna contra el dengue, desarrollada por la farmacéutica francesa Sanefi y destinada a personas entre nueve y 45 años. Aunque está siendo distribuida en algunos países del mundo, aún requiere de aprobaciones por parte de autoridades de salud a escala global.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) en 2019 aprobó, por su parte, la vacuna Dengvaxia, pero solo para uso en niños de nueve a 16 años que vivan en zonas endémicas.

La Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) asegura que el desarrollo de una vacuna contra el dengue es particularmente desafiante, “no solo porque debe proporcionar protección contra las infecciones ocasionadas por las cuatro cepas conocidas como serotipos, sino también porque debe ofrecer esa seguridad a largo plazo”.

Según recoge un artículo publicado por la Revista Panamericana de Salud Pública, la primera gran epidemia de dengue hemorrágico en el hemisferio occidental ocurrió en Cuba en 1981. Luego de ese brote, el Gobierno puso en marcha un programa de control masivo que incluyó un sistema de vigilancia y una red de laboratorios y diagnósticos bien establecidos.

Hoy, cuando el Aedes vuelve a ser noticia, en Cuba se toman nuevas precauciones.

El Centro de Inmunoensayo de La Habana, labora en sistemas de diagnóstico con mayor rapidez que el basado en la tecnología SUMA (Sistema Ultra Micro Analítico). El CIGB, de conjunto con el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), trabaja en el desarrollo de proyectos de vacunas y antivirales.

Martínez Díaz señaló que la industria biofarmacéutica cuenta con trabajos basados en bioinformática, que se han centrado en estudiar la interacción del virus con su receptor.

“A partir de esos conocimientos se están diseñando moléculas que tengan un efecto antiviral específico contra el dengue; que eviten, por ejemplo, la entrada del virus a la célula”, añadió.

Precisó que es importante que las vacunas protejan contra los cuatro serotipos de dengue que circulan en las Américas, un factor que ha dificultado la creación de un fármaco efectivo. Cuba va hacia ese camino.

Quimi-Vio, luz para la infancia

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Según la OMS, el neumococo afecta a cerca de 800 000 menores de cinco años, la mayoría en países en vías de desarrollo. / stock.com

La OMS estima que cada año muere más de un millón y medio de personas por neumonías asociadas a la bacteria Streptococcus pneumoniae, o neumococo. De ellas, alrededor de 740 000 infantes –la gran mayoría de países pobres– fallecen anualmente a causa de esta afección antes de su quinto cumpleaños.

Solo dos vacunas antineumocócicas se encuentran disponibles en el mundo, denominadas PCV13 y PPSV23.

Según la OPS, estos inmunógenos se han introducido en la región desde el año 2000 y hasta diciembre del 2017, unos 37 países y territorios ya contaban con al menos una de las dos variantes en sus programas regulares.

Cuba no figura entre esos países. ¿Por qué? Respuesta simple. Porque además de su alto precio en el mercado internacional, ambas contienen capital estadounidense en su fabricación, o lo que es lo mismo, el bloqueo impuesto por el vecino del norte una vez más se lo impide.

No obstante, desde hace más de una década la nación antillana trabaja en un candidato vacunal propio, anhelo que es ya una realidad palpable en Quimi-Vio, vacuna multivalente desarrollada por el Instituto Finlay de Vacunas.

El doctor Daniel García, director del Laboratorio de Síntesis Química y Biomolecular de la Facultad de Química de la Universidad de La Habana, explica que “el neumococo tiene alrededor de 100 variedades de bacterias o serotipos. Pocas decenas de estos serotipos son los más infecciosos y letales, por tanto, una vacuna efectiva no puede ser contra uno solo, sino que hay que atacarlos en grupo. Esa es, precisamente, la complejidad de esta vacuna, porque en realidad son muchas vacunas en un solo frasco”.

Quimi-Vio actúa contra siete de los serotipos más prevalecientes de neumococo en el continente; figura en el primer informe de la OMS sobre inmunógenos en desarrollo para prevenir infecciones causadas por bacterias resistentes a antimicrobianos; concede a Cuba soberanía tecnológica para combatir las enfermedades producidas por esa bacteria y, lo más importante, suma esperanza de vida a quienes el Apóstol José Martí calificó como “la esperanza del mundo”.

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