Agosto es un mes glorioso
a la patria dignifica;
y Birán se adjudica
un nacimiento grandioso;
en la historia sin reposo
entró por el gran portón.
Gritamos Revolución
pero es Fidel adelante,
siempre invicto Comandante,
él no descansa en su acción.
Como estudiante abnegado
con Martí se cultivó:
en su obra vislumbró
el clarín de un llamado.
Todo un pueblo ultrajado
pedía nuevos mambises:
nuestra historia en sus raíces
trajo un Moncada, y Fidel,
con el asalto al cuartel
diseñaba directrices.
Soñadora madrugada,
el Granma surcó la mar,
ochenta y dos en metal
titanes en la avanzada.
Ya en la tierra añorada
la guerrilla grande es,
a pesar de aquel revés
en Alegría de Pío
y ya en pleno lomerío
con la inquebrantable fe.
Cinco Palmas de Vicana
un reencuentro por la historia;
un día armado de gloria
y la Patria se engalana.
Se aseguraba el mañana,
luego el alto lomerío
siempre con fuerza, con brío
acogió en su verdor,
la guerrilla en resplandor
por la patria, un desafío.
La Habana testigo activo
de barbas, y en su textura,
se esboza la bravura
en trazos de verde olivo.
La paloma, instinto vivo
eligió un hombro de estrella,
luego el clamor se destella
una voz: “¿Voy bien Camilo?”
“¡Vas bien Fidel!”, como filo
que enardeció la epopeya
Fidel junto a Camilo en el campamento de Columbia, cuando las palomas se posan sobre su hombro, el 8 de enero de 1959. / fidelcastro.cu