Aliento en medio de la tristeza

Una joven pediatra, integrante de la brigada médica que atiende a los damnificados tras los terremotos ocurridos en Turquía, comparte sus vivencias con los lectores de BOHEMIA


De un lado, la ciudad devastada por dos potentes terremotos, el dolor humano y el frío golpeando en el rostro; del otro, la calidez de la gente y su agradecimiento. Así resumió la doctora Alemy Paret Rodríguez, de 35 años, sus primeras impresiones en Turquía, país al que viajó el pasado 11 de febrero, como integrante de la brigada de 32 colaboradores cubanos de la salud que brinda asistencia médica a los damnificados tras los sismos que habían causado en esa nación, hasta el 23 de febrero, más de 43 500 víctimas mortales.

Alemy, junto al equipo de sanitarios turcos con el que trabaja en las comunidades.

“Llegamos con muchos deseos de trabajar y ayudar a la población afectada por este desastre”, dijo a BOHEMIA, vía WhatsApp, la especialista de primer grado en Pediatría del Hospital General Docente Roberto Rodríguez, de Morón, en la provincia de Ciego de Ávila. Cuando conversamos con ella, ya era de noche en el país euroasiático y a pesar del cansancio, luego de una dura jornada de trabajo, accedió a compartir con los lectores de esta revista algunas de sus vivencias en tierra turca.

La doctora Alemy Paret es la única pediatra de la brigada, constituida por miembros del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve. Relató que en un inicio la ubicaron en el cuerpo de guardia de Pediatría del Hospital Necip Fazil Sehir, en la ciudad de Kahramanmaras y, posteriormente, comenzó a alternar la atención en este centro con visitas a las zonas rurales o villas.

“Se trata de lugares cercanos a la ciudad pero desprovistos de asistencia médica en muchos casos. En esas villas vimos las difíciles condiciones en que se encontraba la población: muchos habían perdido su hogar y estaban en viviendas de familiares, otros se hallaban en casas improvisadas, y la mayor parte se resguardaba en tiendas de campaña que les habían provisto.

“La situación de los niños es sobrecogedora. Entre estos, las afecciones respiratorias son las más frecuentes, lo cual debe tener relación con el clima, que en estos momentos es muy frío, y también con el hecho de que la gran mayoría de ellos permanece en tiendas de campaña, con temperaturas de 10 grados bajo cero, calentados por hornos de leña que desprenden muchísimo hollín, lo cual es muy dañino para el aparato respiratorio. En tales condiciones están viviendo muchas familias.

“Sin embargo, a pesar de esa cruda realidad, en los niños siempre asoma una sonrisa y eso es un bálsamo para el alma. Me ha impresionado ver cómo personas que lo perdieron todo, que se han quedaron solo con lo que vestían en el momento de la catástrofe, nos abrazan y agradecen la ayuda que les damos. Son gestos muy alentadores en medio de tanta tristeza”, reconoció la muchacha, también profesora instructora del hospital de Morón.

La atención médica a los pobladores de las zonas rurales es parte de la labor que realiza la doctora Alemy Paret.
Las afecciones respiratorias son las más frecuentes entre la población infantil, aseguró la especialista.

Entre los recuerdos que quizás atesore por siempre en su memoria, la joven evocó a una familia que estaba viviendo en una tienda de campaña, que habían armado cerca de su casa en ruinas.

“Tenían dos niños, un bebé de un mes de nacido y otro de cinco años. Cuando terminé de examinar a los pequeños, los padres no sabían qué hacer para agradecernos, sobre todo cuando supieron que éramos cubanos y habíamos venido de tan lejos para ayudarlos. Como no tenían nada que brindarnos, tomaron unos dulces caseros típicos del lugar y los compartieron con nosotros. Fue un gesto hermoso, compartían lo único que tenían”.

Entre las fotografías enviadas por la pediatra cubana a esta redactora, hay varias en las que aparece ella, junto a algunos de los sanitarios turcos con los que trabaja, a quienes calificó de “personas maravillosas y excelentes profesionales, siempre prestos a apoyarnos”.

La pediatra cubana durante la travesía hacia las villas. A su lado, con espejuelos, el médico turco Arifmet Catak.

En una de esas imágenes, –especificó– aparece el doctor Arifmet Catak, quien fue el primero en recibirla en el cuerpo de guardia del hospital. “Es un ser humano excepcional, buen médico, y muy colaborador. A pesar de que el trabajo es arduo, siempre está dispuesto a ayudarme cuando el idioma impone alguna barrera o ante cualquier obstáculo que aparezca en el terreno. Es, como cariñosamente le digo, my big brother, escribió Alemy y concluyó: “En la ciudad de Kahramanmaras hemos visto mucho sufrimiento, pero también incontables muestras de cariño y gratitud del pueblo turco”.


CRÉDITOS

Fotos: Cortesía de la entrevistada

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