Se hace camino al votar

Decidir quiénes serán los delegados de circunscripción es un derecho y un deber ciudadano en Cuba, donde el sufragio no es obligatorio, el escrutinio es público y solo importan la altura cívica y la intención de ayudar a los demás que tengan los propuestos


Todo está listo para los comicios de este 27 de noviembre. Casi 24 mil colegios electorales abrirán sus puertas en fecha tan significativa, marcada hace más de un siglo en la historia cubana por el fusilamiento de la inocencia de ocho estudiantes virtuosos, hecho por el que seguirá trascendiendo ese día, aunque algunos quisieran desdibujarlo.

Este domingo será de oportunidades no solo para que ciudadanos y ciudadanas mayores de 16 años decidan mediante el voto directo y secreto quiénes serán los delegados, sino para fortalecer la gobernabilidad, esa posibilidad que nuestro sistema democrático concibe por ley para la participación, el diálogo y dar voz a quien con acierto pueda asumir un mandato a nombre del pueblo y contribuya a mejorar el funcionamiento de las estructuras de base, en el barrio y más allá donde transcurre la vida cotidiana.

Cualquiera de los delegados electos podría ocupar la presidencia y vicepresidencia de las Asambleas Municipales cuando sean constituidas en diciembre próximo. Todos, de hecho, integrarán los consejos populares investidos de autoridad para encaminar los problemas de las comunidades, con lo que se refuerza el quehacer individual del delegado en cada circunscripción en función del control y la fiscalización a las entidades.

Asimismo, formarán parte de comisiones de trabajo que las propias asambleas constituyan de acuerdo con las necesidades del territorio, precisamente para que las entidades administrativas cumplan su misión de cara a los vecinos.

Como se expresa en el Artículo 3 de la Constitución de la República, la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado, que es ejercido directamente o por medio de las Asambleas del Poder Popular, sus integrantes nominados y elegidos por la ciudadanía también podrán integrar el Parlamento –llegado el momento de su elección y constitución–, cuyos miembros son hasta un 50 por ciento delegados de base.

En estos días previos al sufragio, más de 180 mil ciudadanos, que fungen como autoridades electorales en todo el país, continuaron ultimando detalles a fin de facilitar que ningún elector quede excluido de los registros y pueda ejercer su derecho al voto con la calidad y transparencia exigida por la Ley. Igualmente se ocupan de que todo quede listo para garantizar rapidez y rigor a la transmisión de los resultados de las elecciones.

El pasado domingo tuvo lugar la prueba dinámica, en la cual se comprobó que casi la totalidad de los colegios estaban preparados. También se puso a prueba otra vez la red de información que interconecta los 168 municipios del país. Este programa facilitará la actualización en tiempo real de los partes informativos de la votación, lo que en opinión de las autoridades del Consejo Electoral Nacional coadyuvará a la inmediatez y mayor eficacia del procesamiento de los datos.

La mencionada red funcionará en las comisiones electorales de municipios, provincias y nación, mientras que desde los colegios hasta las comisiones de circunscripción y el municipio la información viajará por las vías tradicionales: teléfonos, mensajeros a pie, en bicicleta, a caballo… y hasta los radioaficionados y las palomas mensajeras, si fueran necesarios.

En todos los colegios continúan expuestas las biografías y fotos de los más de 26 700 nominados, de modo que los electores, hasta el último minuto antes de votar, puedan decidir al que consideren con más aptitudes y disposición para representarlos en el máximo órgano del poder estatal en su municipio y ejercer gobierno. 

Estar frente a la boleta deberá ser un acto consciente de su relevancia. Es la decisión acerca de quién se encargará de encaminar los dilemas diarios de la gente, punto de partida del camino de las soluciones que necesita el país desde la base hasta arriba, y viceversa, en todas sus estructuras. De esa elección, del mejor y el más capaz (frase que es más que una consigna) dependerá la suma de las inteligencias y las buenas voluntades que necesita Cuba para ser mejor.

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