«8 pies»: zapatillas sobre adoquines


Danzar es sentir, sentir es sufrir, sufrir es amar;
Usted ama, sufre y siente. ¡Usted danza!

 (Isadora Duncan)

 

En calles, aceras, bancos, escaleras e, incluso, paredes, se observa el movimiento clásico –también inusual– de unos jóvenes que han dejado atrás el telón y el escenario para adueñarse de estos espacios. Desde aquí, ellos bailan para posar, hechizan con sus gestos a cuanto transeúnte se detiene para apreciarlos, impregnan magia a lugares comunes y desgastados… son 14 fotografías cargadas en sí, de belleza y bondad.

Este espectáculo –por qué no– sobre adoquines se respira a través de las instantáneas cuyo autor, Jorge Luis Sánchez Rivera, recientemente premiado con el primer lugar en el Concurso Fotografía Teatral “Teatro Expuesto”, coquetea precisamente con luces y sombras, con la idea de que la cotidianidad puede también cautivar.

Equilibrio, vibración, atrevimiento, se entremezclan para construir un discurso visual que se agradece. En esta loca pasión de desafiar los espacios urbanos, Elaine, estudiante de la Compañía Teatro del Cuerpo Fusión; Dianalía, Yerandy y Cristopher, de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, se unieron para coreografiar áreas y plazas de nuestra Habana. La gestualidad se convierte, entonces, en poesía, cuyos versos se componen a razón del sacrifico, y bien lo saben sus zapatillas, no acostumbradas a moverse más allá de la escena.

La muestra “8 pies”, como bien la titulan los propios protagonistas, tienen el buen sabor de la intuición, de llegar a las calles, a la rutina de la ciudad, y regalarnos una historia donde bailarines y áreas habituales conectan, crean un lenguaje mímico que tiene la esencia de lo íntimo y de lo que representa esta urbe, a la cual vale la pena regresar.

Converso con Jorge Luis y siento su entusiasmo. Me habla de la entrega de estos muchachos y muchachas; de los arduos días en que han trabajado para conformar las fotografías, de su agradecimiento a ellos… Siento su modestia, además, al eludir elogios para hacer de los noveles intérpretes centro y todo de su creación.

Las 14 imágenes son alma y médula de nuestra isla, no porque se ubiquen en lugares históricos, sino porque muestran a los bailarines en donde cada persona construye su día a día. Ese es, quizás, el mayor simbolismo de “8 pies”: El lente desde el corazón.

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