La selección nacional de béisbol que en gran actuación llegó hasta las semifinales del V Clásico Mundial fue acogida como campeona a su regreso
“Emocionado por recibirlos esta mañana”, fue una de las primeras frases de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente cubano, al reencontrarse en el Aeropuerto Internacional José Martí con el elenco de béisbol, el cual se ubicó entre los cuatro primeros lugares del V Clásico Mundial. “Estoy seguro de que aquí recibirán muchas muestras de cariño”, agregó el mandatario.
Así tienen que haberlo sentido los peloteros en cuanto llegaron de nuevo a la Patria, y luego de pasear en dos ómnibus turísticos, de dos pisos, por varias de las principales arterias de La Habana. Había una fiesta preparada desde mucho antes.
Y de esa forma lo sentimos todos, incluidos los que esperamos con ansias en la Ciudad Deportiva, recinto donde acabó ese recorrido.
A las nueve de la mañana, cuando este equipo de BOHEMIA consiguió entrar al Coliseo, vimos un mar de gente, sobre todo jóvenes estudiantes, y la música ya había empezado.
Una pantalla gigante, como las que proyectaron en las calles cubanas el choque semifinal ante Estados Unidos, iba marcando el paso a los peloteros, mientras se escuchaban canciones del repertorio nacional bailable y las gradas, como si de un juego se tratase, animaban, cantaban, y hasta hacían la ola.
Pero la algarabía creció cuando entraron al tabloncillo los atletas. Todo el odio previo de un sector de aficionados, afortunadamente mínimo, en el LoanDepot Park, de Miami, donde se disputó la última instancia del torneo, quedó en el olvido con la alegría de un pueblo satisfecho.
En esa idea confluyó también Osvaldo Vento Montiller, presidente del Inder, quien en su discurso, desde la segunda sección de gradas de la instalación capitalina, y a unos pocos metros de la escuadra, dijo que “nos unió el amor por el beisbol y la Patria. Pocos atletas en el mundo han tenido que enfrentar tanto reproche en una lid. Pero ustedes han conseguido un resultado histórico para el deporte cubano. No importa lo ocurrido ante Estados Unidos, ellos tenían un equipo superior. Ustedes ya habían ganado antes”.
Al menos desde mi palco, lejano al de los peloteros, me sentí feliz y aliviado. Imagino que para ellos habrá sido igual. La paz de sentirse rodeado de amor, no tiene precio.
Poco después finalizó la velada cultural entre danza y música. Los campeones quedaron en casa.
¡Felicidades Cuba!