“La gente me ha preguntado por qué he elegido ser una bailarina. Yo no lo elegí. Fui elegida para ser una bailarina, y con ello, vives toda tu vida”. La frase de Martha Graham sirve de exordio ideal para el inesperado espectáculo: una joven angelical que sabe interpretar con honda estética, refinados gestos y posturas, lo mejor de su ballet. Después vendrá el recuerdo del recuerdo. Estas postales descubren la cara descalza de las cosas apasionantes, porque, en verdad, tendría que inventar palabras nuevas para no caer en la imitación de una imitación, y –sin querer– poner letras ladeadas, como si retrocedieran.
Gracias a Lea Zayas Álvarez, estudiante de tercer año de nivel medio de la Escuela de Ballet Fernando Alonso, por regalarle a BOHEMIA sus posturas casi tímidas de porcelana, como si fueran los imperceptibles escalofríos silenciosos de la gacela que huye al percatarse de un peligro. Captadas en cámara: sublimes escenas e inefables expresiones corporales de la muchacha que baila sola como bailan las olas y el viento, (perdón por las rimas fugadas). Algo así como beberse lo mejor de la vida despacio, a sorbos. (L.H.S.)
2 comentarios
verdaderamente bien hecho, imágenes bien logradas y con buen gusto.
Muy buenas instantáneas. Felicidades. Sigue ofreciéndonos «productos» así.