Una maldición gitana persigue a Estados Unidos desde la primera vez que en la ONU fue condenada su política de bloqueo contra Cuba. El entonces canciller, Ricardo Alarcón de Quesada, lo presagió ante el plenario multinacional. Y se ha cumplido año tras año. Sin ser profeta ni tener la intención de leerle la mano al mundo, la verdad anunciada ha obligado a los prepotentes representantes estadounidenses ante Naciones Unidas, a retirarse de allí con la cola entre las piernas un número fatídico de veces (13).

Este 8 de noviembre, por decimocuarta ocasión, el proyecto de resolución presentado por la Isla estará en manos del sentido común y el apego a la razón de los países miembros de ese órgano internacional. A propósito de esta votación es el diálogo de BOHEMIA con el hoy presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, un luchador que no descansará hasta ver derogado el cerco anticubano.

—Muchas han sido las limitaciones que el bloqueo de Estados Unidos ha provocado a nuestro pueblo, a pesar de eso Cuba sobrevive. ¿Pudiera calificar las consecuencias de esa política para ambos países?

—Cuba no solo sobrevive y lo ha hecho por ya casi medio siglo, sino que además se ha desarrollado y continúa haciéndolo. Sin exageración alguna hay que subrayar que se trata de un caso único: nunca antes en la historia ha habido un país sometido a una agresión tan prolongada. El agresor es el país más poderoso que jamás haya existido y la víctima un pequeño país que había estado subordinado a aquel durante un largo período. El solo hecho de haber llegado hasta aquí es una proeza del pueblo cubano.

«Pero la hazaña es mucho mayor porque, a pesar de lo ya dicho, Cuba ha alcanzado logros en la salud, la educación, la cultura, la ciencia, el deporte y la seguridad social, que comparan ventajosamente con los resultados de los países más ricos y que han sido reconocidos por los organismos internacionales especializados.

«Sin el bloqueo, nuestro desarrollo habría sido mucho mayor, más rápido y sobre todo mucho más fácil. No te olvides que el bloqueo es una política genocida. Así lo concibieron desde 1959 cuando empezó la guerra económica. Está escrito en documentos oficiales norteamericanos que entonces eran secretos pero ya son públicos: el propósito de esa política era provocar ‘hambre y desesperación’, causar ‘desempleo y sufrimiento’. Hacer sufrir a un pueblo entero es la definición exacta de genocidio.

«En otro plano, mucha gente en Estados Unidos ha sido perjudicada al impedírsele el comercio o la comunicación normal con Cuba. No solo se les ha obligado a consumir ron y tabaco de pésima calidad, sino que se le ha prohibido utilizar algunas vacunas que solo produce Cuba. A las personas de origen cubano se les han impuesto, además, crueles y discriminatorias restricciones, que aumentan el sufrimiento de ellos y sus familiares en Cuba.»

—El Plan de Bush complementa la política de bloqueo establecida y mantenida durante 45 años por Washington. ¿Qué efectos tendría la aplicación de ese plan en la vida de los cubanos?

 —El Plan Bush estaba previsto en la Ley Helms-Burton, es parte de la aplicación de ese engendro. No se trata de la elucubración de un pobre ignorante pasado de tragos. La Ley prevería todo eso: la anexión de Cuba a los Estados Unidos, la devolución de las propiedades a sus antiguos dueños o a sus descendientes, viviendas incluso; la eliminación de toda la legislación revolucionaria, el desmantelamiento de la obra realizada, la imposición, en fin, del capitalismo salvaje. Pero no del tipo que existe en otras partes, aquí sería en un país ocupado y dirigido por una nueva metrópoli colonial que controlaría todas las esferas de la vida de los cubanos.

«Eso significa que Cuba dejaría de existir como nación independiente. Ni más ni menos. Habría un gobernador yanqui que representaría al presidente de Estados Unidos, el verdadero soberano de Cuba. Le han dado el título de Coordinador, el mismo que dieron a quien colocaron al frente de Iraq cuando invadieron ese país. Como demostración de que tratarán de aplicar ese Plan ya designaron a ese Coordinador, cuyas funciones en esta etapa son las de intensificar las medidas con las que sueñan derrotarnos.

«En lo inmediato, esas medidas son el aumento de los recursos que asignan a sus mercenarios hasta 59 millones de dólares, las nuevas restricciones que han impuesto a las visitas a Cuba, la creación de un mecanismo especialmente dedicado a perseguir los flujos financieros cubanos por todo el mundo, la imposición de multas y otras sanciones a quienes violen el bloqueo y la ampliación de la lista de reclamantes que se apoderarían en el futuro de las propiedades que supuestamente les serían devueltas.»

— ¿Cómo el gobierno de Estados Unidos puede vivir todo el tiempo de espaldas al concierto de las naciones, incluso obviando los esfuerzos y las acciones que desde dentro de ese país se oponen a la político anticubana?

—También continúan su agresión contra Iraq pese a que es rechazada por todo el mundo y por la mayoría del pueblo estadounidense. Eso se llama arrogancia imperial. “También en la ONU se pasaron varias décadas respaldando al apartheid y al colonialismo portugués y negando sus legítimos derechos a la República Popular China, contra el criterio de la mayoría que al final triunfó”.

—A pesar de que el bloqueo se recrudece cada vez más, muchos analistas han considerado que esa política tiene sus días contados. ¿Comparte esa opinión? ¿Por qué?

—Es obvio que es una política que, aunque nos causa daño, ha fracasado. Pero ha fracasado en primer lugar por la resistencia heroica y la unidad de nuestro pueblo que es la fuente de donde brota la solidaridad siempre creciente que recibimos. Lo importante es seguir luchando hasta su derrota completa, total, incondicional.

—Siete de cada diez cubanos nacieron después de implantadas las medidas genocidas del bloqueo yanqui. Me gustaría saber, ¿cómo cree usted, un hombre que nació antes, que sería la Cuba de después, cuando ese engendro no exista?

—No sería, por supuesto, en nada parecido a la Cuba anterior a 1959. Sería una Cuba que emergería finalmente victoriosa tras derrotar para siempre a su enemigo secular. Entonces, podríamos avanzar mucho más en la obra creadora de nuestro socialismo, en la realización de cuantos sueños seamos capaces de soñar.

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Algunos datos

El daño económico directo causado al pueblo cubano por la aplicación del bloqueo, a partir de cálculos conservadores preliminares, supera los 82 mil millones de dólares, con un promedio de mil 782 millones de dólares anuales. Esa cifra total no incluye los más de 54 mil millones de dólares imputables a daños directos ocasionados a objetivos económicos y sociales del país por los sabotajes y acciones terroristas estimuladas, organizadas y financiadas desde Estados Unidos, ni el valor de los productos dejados de producir o los daños derivados de las onerosas condiciones crediticias que le imponen a Cuba.

Según estudios realizados por instituciones estadounidenses, la economía de ese país pierde anualmente debido al bloqueo hasta mil 240 millones de dólares en exportaciones agrícolas y hasta tres mil 600 millones de dólares anuales en otras actividades económicas.

(Fuente: Informe de Cuba a la sesión de la Asamblea General de la ONU de 2005)

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