Dengue hemorrágico de 1981: un crimen que perdura en la memoria
Dengue hemorrágico de 1981: un crimen que perdura en la memoria

Dengue hemorrágico de 1981: crimen que perdura en la memoria

El 10 de octubre de 1981, en la provincia de Santiago de Cuba, fue notificado el último caso de la epidemia de dengue hemorrágico que afectó a la mayor de las Antillas por esos días, un hecho doloroso que ha quedado grabado en la memoria del pueblo cubano.

Unos meses antes, en mayo, coincidiendo con la temporada de lluvias y sin que existiera antecedente similar en América, había sido detectado en la ciudad de La Habana un número creciente de pacientes con fiebre, dolor abdominal, muscular y retroocular, cefalea intensa, astenia, rash y, ocasionalmente, un cuadro hemorrágico que condujo a algunos de ellos a la muerte.

Casi simultáneamente comenzaron a presentarse casos en otros territorios del occidente, así como en el centro y oriente del país. Los elevados índices de infestación del mosquito Aedes aegypti en el país favorecieron la rápida diseminación de esa infección viral a todos los municipios, al punto de llegar a registrar en una jornada 11 721 casos, según se explica en el libro Dengue, publicado por la Editorial Ciencias Médicas.

En pocos días, reseña el texto, fue identificado el serotipo 2 (VDEN-2) como el agente causal de la transmisión (es sabido que existen cuatro serotipos del virus: (VDEN-1,2,3,4) y la epidemia se clasificó como de dengue hemorrágico, “la primera ocurrida fuera del Sudeste Asiático y el Pacífico Occidental”.

Los médicos cubanos habituados a tratar enfermos con esta infección viral estaban, sin embargo, un tanto desconcertados, al igual que los investigadores que estudiaban esa arbovirosis. En Cuba había experiencia en el dengue clásico, pero no en este tipo de complicación.

Ante el inusitado evento epidemiológico —según se detalla en el mencionado libro— fueron establecidos los criterios para el diagnóstico y la clasificación clínica de los enfermos, y se propició la hospitalización temprana y la hidratación como medida terapéutica precoz.

Todo el país se puso en pie de guerra. Las escuelas fueron utilizadas para el ingreso precoz de los pacientes y se organizó una red de transportación para los que necesitaban ser trasladados a los hospitales. El personal médico fue redistribuido, se mantuvo una estrecha supervisión de las actividades y se hicieron ajustes organizacionales y operacionales para garantizar la atención adecuada de los enfermos. A la par, se realizó una intensa campaña de control vectorial para erradicar el Ae. Aegypti, que inicialmente fue dirigida por la Defensa Civil, con la conducción técnica del Ministerio de Salud Pública.

Dengue hemorrágico de 1981: un crimen que perdura en la memoria
Los primeros enfermos fueron detectados en la ciudad de La Habana y casi simultáneamente comenzaron a presentarse casos en otros territorios del occidente, así como en el centro y oriente del país. / Jorge Valiente

En poco más de cuatro meses la epidemia fue controlada. Un total de 344 303 personas resultaron afectadas por la enfermedad, la cual ocasionó 158 fallecidos, de ellos 101 niños.

La presencia del VDEN- 2 en Cuba en aquel momento y las circunstancias en que había ocurrido la epidemia —como su propagación en las tres regiones del país casi a la vez—, hicieron sospechar que el virus había sido “plantado” en el país.

Entonces, ya existía una larga lista de plagas y enfermedades que habían sido introducidas en la Isla como parte de la guerra biológica de Estados Unidos contra Cuba. En esa nómina se incluían, por ejemplo, la fiebre porcina, la seudodermatosis nodular bovina, la brucelosis del ganado, el carbón y la roya de la caña, el moho azul del tabaco, la roya del café, el Newcastle y la bronquitis infecciosa de las aves de corral, la conjuntivitis hemorrágica, entre otras.

Por eso, al referirse al dengue hemorrágico de 1981, el líder de la Revolución Fidel Castro expresó en el Congrego de Pediatría, celebrado en Cuba en 1984, que “en el momento en que se produce esa epidemia en nuestro país, […] no existía foco de este serotipo (VDEN-2) en ningún lugar del mundo. Se presentó de una manera realmente muy rara, muy extraña. Nosotros llegamos a la convicción de que esa epidemia había sido introducida deliberadamente. Y, efectivamente, algún tiempo después, no hace muchos meses, elementos contrarrevolucionarios confesaron que por aquellos días habían estado trabajando en acciones biológicas contra Cuba. Y todos esos elementos contrarrevolucionarios, sabemos perfectamente bien quienes los apadrinan, quienes los apoyan, quienes los entrenan en terrorismo y en ese tipo de actividades”.

Evidencias rotundas

Durante años, investigadores cubanos estudiaron minuciosamente la epidemia de dengue de 1981. Entre los resultados de esas indagaciones, en agosto de 2014, la revista Archives of Virology, órgano oficial de la sección de Virología de la Unión Internacional de Sociedades Microbiológicas, publicó el artículo titulado “Primera epidemia de dengue hemorrágico en las Américas, 1981: nuevos conocimientos sobre el agente causal”.

Su autora principal, la doctora en Ciencias Rosmari Rodríguez Roche, entonces investigadora del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, explicó a BOHEMIA en 2016, que en la década de los años 90, ese centro, en colaboración con instituciones afines de otros países, realizó estudios para caracterizar la cepa causante de la epidemia de dengue hemorrágico de 1981.

Dengue hemorrágico de 1981: un crimen que perdura en la memoria
Durante la epidemia, Fidel visitaba constantemente los hospitales. / Periódico Granma

Esas investigaciones permitieron obtener la secuencia de unos 300 pares de bases, de los casi 11 mil que tiene el genoma viral completo. Este pequeño fragmento resultó suficientemente informativo para demostrar que la cepa causante de la epidemia de 1981 tenía gran similitud con la de laboratorio Nueva Guinea C, aislada en 1944 (primera vez que se aisló el dengue 2 en el mundo).

Recordaba la científica que este hallazgo había sido muy controvertido. La Nueva Guinea C del 44 es la cepa prototipo de dengue 2, y existe en casi todas las instituciones donde se trabaja esta temática. Por tanto, los detractores alegaron que debió ocurrir la amplificación de un virus no deseado como consecuencia de la inadecuada manipulación de los aislamientos virales.

Además, como los virus mutan —acumulan cambios en su genoma año tras año durante el proceso de replicación en humanos y mosquitos, con una frecuencia conocida—,  estudiosos de la evolución dijeron que si el virus circulante en Cuba en 1981 se parecía tanto al aislado en 1944, es decir, tenía muy pocas mutaciones, se trataba entonces de una contaminación con la cepa de laboratorio. Para refutar esta hipótesis, el equipo liderado por la doctora Rosmari Rodríguez amplificó y secuenció el genoma completo de las cepas originales obtenidas en diferentes momentos de la epidemia.

“Luego, empleamos herramientas bioinformáticas que nos permitieron definir con elevada certeza la relación genética de las cepas cubanas del 81 con la Nueva Guinea C; demostramos que efectivamente eran muy similares. Ahora, cuando analizamos las secuencias de cepas de distintos momentos de la epidemia observamos que, si bien todas eran similares a la de Nueva Guinea C del 44, había diferencias entre las cepas cubanas, o sea, que el virus había sufrido cambios durante el período epidémico”.

Este es el hecho más trascendental de la investigación, consideró la experta. “Por una parte, rechaza la hipótesis de una probable contaminación de laboratorio, pues si fuera así todas las cepas analizadas debían tener la misma secuencia. Por otra parte, luego de constatar la gran semejanza de las cepas cubanas del 81 con la de referencia antes mencionada, se demostró que como las primeras no tenían suficientes mutaciones en relación con la segunda, no se trataba efectivamente de un virus que estaba circulando en la naturaleza, sino de una cepa de laboratorio”.

La ciencia ofrecía así evidencias rotundas de que la  epidemia de dengue hemorrágico de 1981 había sido introducida de forma premeditada en Cuba.

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