El bosque o la vida

El bosque o la vida.
Araucariaceae, los árboles prehistóricos más raros del mundo que han sobrevivido 200 millones de años a la extinción, en el hemisferio sur. /news.globallandscapesforum.org

Los humanos, como quien dice, salimos un día de los bosques a crear junglas de piedra, hormigón y asfalto. Pero, como hijo de la misma madre, el árbol es siempre un buen hermano mayor, agradecido, que perdona ingratitudes, protege y facilita la vida.

Él habitó el planeta muchísimo antes que los hombres y las mujeres. Así ocurrió, desde que los primeros organismos vegetales abandonaron el mar, hace unos 400 millones de años, e iniciaron la eficiente conquista del territorio seco, ya irrigado por las lluvias, y se aprovecharon muy bien del carbono y oxígeno que abundaba en la tierra.

El joven hermano menor del árbol, en cuya añeja partida de nacimiento y bautismo la escrutadora ciencia inscribió: Homo sapiens, apareció en África tras una millonada de años, incluida en ellos la división evolutiva con grupos humanos ancestrales, que ahora se calcula, más remota, entre hace 260 mil a 350 mil imaginarios almanaques de 365 días.

El bosque o la vida.
El árbol sagrado de los atenienses. Palas Atenea, diosa de la Guerra y de la sabiduría, en su disputa con Poseidón por el nombre y el patronazgo de la recién fundada colonia hizo brotar un precioso olivo como regalo a la villa de Atenas. /panoramagriego.gr

A partir de las más tempranas alboradas de la vida en la tierra, y hasta nuestros días, el valor del árbol es inestimable. Los bosques han inspirado a creadores de todas las civilizaciones. Pueblos y religiones los adoraron y sacralizaron. En la Acrópolis de Atenas, al Olivo Sagrado de Palas Atenea. La sagrada Higuera para los romanos, pues bajo una de ellas amamantó la loba a Rómulo y Remo. Talar un árbol sagrado se pagaba con la vida. Los eslavos les rogaban a los espíritus que habitaban el árbol con el propósito de que les permitieran cortarlo…

También los romanos, al nacer un niño, solían sembrar el árbol que le daría protección, vigor y longevidad; entonces el muchacho tendría que cuidarlo como su propia vida.  En el milenario Calendario Céltico, cada mes tenía asignado un árbol, y el abeto del Norte, considerado el del alumbramiento, presidía el 24 de diciembre, resurgimiento del Sol, fiesta de la Natividad del Niño Dios, origen de la hermosa tradición del Árbol de Navidad.

Muy lamentablemente los humanos no siempre hemos cuidado los bosques. Al contrario, por encima de las necesidades racionales para utilizarlos en actividades productivas y sociales, aún se les somete a talas indiscriminadas, con costos ecológicos devastadores. Al extremo de que su supervivencia se encuentra amenazada. Así, entre el impacto humano negativo y otros factores naturales adversos, los sensiblemente menguados bosques actuales sobreviven bajo el azote de incendios, plagas y enfermedades, tala de grandes masas forestales, sequías cada vez más persistentes y lluvia ácida. De ahí que, mantenerlos protegidos contra la deforestación y conservar presencia abundante y buenas condiciones del arbolado urbano y rural es el mejor modo de conservar vivo nuestro planeta.

Hallado en Suecia el árbol vivo más antiguo del mundo, una pícea de 9.550 años que data de la era glacial y debe su longevidad a la capacidad de clonarse a sí misma. / elmundo.es
Hallado en Suecia el árbol vivo más antiguo del mundo, una pícea de 9.550 años que data de la era glacial y debe su longevidad a la capacidad de clonarse a sí misma. / elmundo.es

Frente a la criminal inconsciencia, que persiste, se abren paso también conductas dictadas por la lucidez. Fue Suecia el país precursor en la creación del Día del Árbol, en 1840. Y años más tarde, muchos suecos emigrados a EE.UU. llevaron consigo su valiosa herencia cultural, cuyo ejemplo sirvió para que, en ese país, a partir de 1872, también comenzara a celebrarse la fecha, paulatinamente extendida a otras naciones, y utilizada a fin de motivar la siembra y cuidado de las benéficas plantas. Aunque como el clima es diverso, también en diferentes latitudes se ha procurado aproximar la tradición a la época más propicia para que los árboles arraiguen satisfactoriamente.

El Día Mundial de los Bosques

Precisamente en esta fecha, 21 de marzo, se está celebrando el Día Mundial de los Bosques, bajo el lema (uno diferente cada año): Bosques: consumo y producción sostenibles. Se procura promover que los gobiernos tomen medidas, y que los ciudadanos conozcan mejor la problemática y exijan a sus representantes que actúen para revertir la degradación de este ecosistema esencial en la vida humana y del planeta. Vale subrayar que los bosques nos proporcionan oxígeno, regulan el clima, reducen la contaminación, absorben el exceso de agua de lluvia y evitan inundaciones, amortiguan el ruido, generan empleo y es uno de los ecosistemas que alberga mayor biodiversidad.

El bosque o la vida.
Gracias a los bosques es posible la vida y es por ello que, según la ONU, frenar la deforestación debe ser una de las prioridades para todos los países

En los bosques sanos predominan los árboles, arbustos y matorrales. También son el hogar y refugio para el 80% de las especies animales y vegetales. Proporcionan oxígeno mediante la fotosíntesis que realizan a través de captar la energía que les transmite el sol y capturan grandes cantidades de CO₂ de la atmósfera, puesto que, junto a los océanos, son otro de los grandes sumideros de carbono. Gracias a los bosques es posible la vida y es por ello que, según la ONU, frenar la deforestación debe ser una de las prioridades para todos los países, teniendo en cuenta que la pérdida anual mundial supera los 10 millones de hectáreas.

Además de los bosques naturales, se consideran activos del planeta las plantaciones comerciales y las tierras boscosas. Con el propósito de revertir la degradación de los primeros, se requiere incrementar las siembras forestales, ya que hoy por hoy son ellos los que sostienen a este sector económico, que, entre otras muchas riquezas, aporta la madera sostenible, como material renovable, reutilizable y reciclable.

Día del Árbol en Cuba

En Cuba, las luces martianas siempre iluminan al pueblo mejor que queremos ser. Entre sus abundantes y bien argumentadas reflexiones para crear conciencia sobre un tema de tanta importancia como el cuidado de la floresta, nos quedó claro que “comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles es malsana”. (Septiembre 1883, revista La América).

El Día del Árbol se celebró por primera vez en Cuba El 10 de octubre de 1904, en homenaje al alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes, en 1868. En la calle Paseo, entre Línea y Calzada, quedó sembrada una ceiba. En otra fecha consagrada al Día del Árbol, el 17 de abril de 1952, en las cercanías del Cacahual ―donde se veneran los restos del general Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro―, mil estudiantes dejaron plantado un bosque. Tras el triunfo de la Revolución, que ya para entonces había promovido la siembra de millones de plantas arbóreas, se instituyó en 1975, el 21 de junio como Día Forestal, o del Árbol, coincidente con el inicio del solsticio de verano en el hemisferio norte. Además, en esa fecha comienza la época de lluvia y es más segura la supervivencia de las posturas. Se declaró el propósito de celebrarlo con siembras masivas.

El rescate de la linda tradición del Día del Árbol contribuye a fomentar la cultura ambiental / Proyecto Alegremia Cuba
El rescate de la linda tradición del Día del Árbol contribuye a fomentar la cultura ambiental / Proyecto Alegremia Cuba

El rescate de la linda tradición del Día del Árbol contribuye a fomentar la cultura ambiental, en particular de los estudiantes. También, mejorar la calidad de vida y crear valores con relación al cuidado, protección y conservación de los recursos naturales, sobre todo de las plantas, en aras de su uso sostenible.

No olvidar que es parte del legado inspirador de nuestro Apóstol, este tan sencillo como inolvidable verso: “Denle al vano el oro tierno,/ que arde y brilla en el crisol./ A mí denme el bosque eterno,/ cuando rompe en él, el Sol”.

La FAO y la ONU consideran que el mundo está aún a tiempo para detener la deforestación y revertirla mediante una enérgica y sistemática recuperación. Vaya, algo así como si el futuro nos emplazara en términos conminatorios: ¡El bosque, o la vida!

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 Recuperación del patrimonio forestal cubano
El bosque o la vida.
Niños y adolescentes integrantes del proyecto Ecoarte plantan mangles en el municipio holguinero de Moa / radioangulo.cu

Se calcula que al inicio de la colonización española los bosques cubrían 95 por ciento del área total del archipiélago, unos de 11 millones 358 mil hectáreas. Con un estimado promedio de 10 mil ha de deforestación anual, hasta 1900, año en que la cobertura había descendido a 52 por ciento, y a partir de entonces el decrecimiento se estima en un promedio de 75 862 ha menos por año, hasta 1959, cuando la Revolución Cubana solo encontró 1 817 234 ha; es decir, solamente 16 por ciento del territorio nacional poblado de árboles.

O sea que entre los siglos XVI y XX, el área boscosa cubana fue reducida, aproximadamente, del 95 al 16 por ciento.

A partir de 1959 comienza a crecer en un estimado de 22 800 ha por año y ya en el 2000 cubría 21.94 %  del país. Un indicador que continúa reflejando avances sostenidos en la priorizada gestión nacional de la reforestación, conservar bosques y acrecentar la riqueza   de una gestión vital para la economía y la vida misma del hombre y de todas las especies animales y vegetales, es que Cuba ya puede exhibir 31,8 por ciento de su superficie terrestre forestada.

Lo anterior significa que el patrimonio forestal actual asciende a 3 millones 301 mil 205 hectáreas, de las cuales 2 millones 749 son de bosques naturales y más de 552 mil 306 corresponden a plantaciones establecidas, según datos del Ministerio de la Agricultura.

La ganancia de nuevas áreas (diferencia entre lo que se incorpora y lo que se pierde) fue en 2020, en pleno azote de la pandemia, de mil 993 hectáreas de bosques naturales y 12 mil 307 de plantaciones establecidas.

Con modestia y conciencia de lo mucho que nos falta por hacer, los cubanos podemos festejar esta conmemoración con la satisfacción del avance logrado y la certeza de que continuaremos poniéndole corazón al desafío.

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El bosque o la vida.
Entre el impacto humano negativo y otros factores naturales adversos, los sensiblemente menguados bosques actuales sobreviven bajo el azote de incendios, plagas y enfermedades, tala de grandes masas forestales, sequías cada vez más persistentes y lluvia ácida. Mantenerlos protegidos contra la deforestación y conservar presencia abundante y buenas condiciones del arbolado urbano y rural es el mejor modo de conservar vivo nuestro planeta. Así pues, ¡el bosque o la vida! En la foto, deforestación por incendios en la Amazonía. / dw.com

 

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2 comentarios

  1. Claro que la vida, Vitico! Tengamos fe y esperanza en que todos los llamados de buena voluntad -como el tuyo- no siempre encuentran oídos tapiados. Cada trabajo como este es un granito de arena a todo lo que es preciso hacer para salvar cada árbol y, con ello, el bosque.

  2. Los bosques son reserva de agua dulce. Los bosques regulan el clima. Los bosques sirven de refugio a una gran diversidad de especies. Los bosques se pueden utilizar para el silvopastoreo y la agricultura ecológica.

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