El Pepito con el que nos quedamos
El Pepito con el que nos quedamos

El Pepito con el que nos quedamos

Un periodista de vocación y ejercicio consecuente, comunista en su vida y obra, imperfecto pero admirable.


Cuando el jueves 8 de octubre de 1998 asumió la dirección de BOHEMIA, José R. Fernández Vega, Pepito para la mayoría de quienes le conocimos, no podía imaginar que aquel sería su trabajo durante casi un cuarto de siglo, con absoluta consagración, aún tras el quebranto de su salud.

Si bien observó con su acostumbrada disciplina los mecanismos formales de la dirección colectiva, prefirió desplazarse a los escenarios donde debía discutirse o controlar el proceso editorial. No existe un rincón de la revista donde no se le pueda recordar en tales menesteres, con frecuencia a elevados decibelios y palabras fuertes, o compartiendo su nutrido anecdotario –los ‘cuentos de Pepito’– y discutiendo de pelota, con pasión santiaguera. Una ejecutoria tan extensa e intensa estará inevitablemente expuesta a diferentes juicios, recuerdos gratos o momentos incómodos.

El Pepito con el que nos quedamos

Su desempeño al timón de esta publicación que cumplirá 115 años el 10 de mayo próximo, marcó significativamente al cuadro llegado a ella con reconocida calificación y experiencia.

Gibareño de nacimiento, amó y blasonó como su patria chica a todo el territorio oriental. Formado en hogar humilde, conoció estrecheces y desigualdades. Tuvo una infancia iluminada por las doctrinas martianas y la fe en Fidel, que lo acompañó hasta su último aliento.

A los 9 años ya era aprendiz en una imprenta. Con apenas 12 se le ve activo en las patrullas juveniles y reclamando un fusil miliciano. Se destacó entre los jóvenes rebeldes y asumió misiones como cuadro de la Unión de Jóvenes Comunistas en las montañas orientales.

Tras un curso de corresponsales, se inició en el periodismo a los 17 años, en el diario Sierra Maestra, que llegó a dirigir. Hizo su licenciatura en la Universidad de La Habana y ejerció docencia en la de Oriente. Escribió y dirigió publicaciones estudiantiles. Fundó el periódico La Demajagua, de Granma, y colaboró en la creación del 5 de Septiembre, en Cienfuegos. Participó en coberturas de importantes eventos internacionales. Se ufanaba de su labor reporteril, su entrevista a Fidel y acumular casi seis décadas de oficios diversos en una profesión que le enorgullecía.

Por su periodismo comprometido fue promovido a cuadro del Partido. Cumplió una exitosa misión como asesor del presidente de Surinam. En el Departamento Ideológico del Comité Central atendió a la prensa escrita. Organizó y coordinó un equipo que acompañó y reportó las actividades del Comandante en Jefe.

El Pepito con el que nos quedamos

Fue jefe de Despacho del entonces miembro del Buró Político y Organizador del Partido, compañero José R. Machado Ventura, y solía decir que le sirvió como escuela de ética y exigencia. Ejerció como Diputado y miembro de la Comisión Electoral Nacional. Recibió numerosos reconocimientos, todos agradecidos con humildad; pero tal vez ninguno le habría resultado tan conmovedor como el de las decenas de sentidos comentarios de colegas, compañeros y amigos, publicados en las redes sociales, cuando se dio a conocer la triste noticia de su fallecimiento, el pasado 11 de diciembre. Fue el retrato colectivo de un revolucionario valiente, solidario y de profunda sensibilidad humana; del fundador de una familia ejemplar que premió su amor con méritos sobresalientes. La imagen de ese Pepito, comunista, imperfecto, pero admirable, con el que nos quedamos.


CRÉDITO

Fotos: Eduardo Leyva Benítez

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Un comentario

  1. No debería faltar en esta apretadísima reseña, determinada por el espacio en la revista impresa, que Bohemia fue también para Pepito, fuente de satisfacciones por logros alcanzados al frente de un colectivo profesional de vanguardia reafirmada durante años.

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