¡Hay golpes en la vida!

La muerte, tan oronda, entra sin pedir permisos. Viene siempre con tristezas, incluso ahí donde sabemos que es inevitable. Pero cuando llega de improviso, violenta, quizás es cuando más golpea, y nos deja así, atolondrados en medio del camino, sin puertos a los que aferrarnos.

Aquel que ha llorado una pérdida y sentido en carne propia la amargura de lo irreversible, conoce hondamente la huella náufraga que trae consigo. Porque “¡hay golpes en la vida, tan fuertes!”

Se sufre aquí, al mirar los rostros. En esa madre, padre, abuela y abuelo, amiga y amigo, confidente… no sé, pero intuyo que estos cercanos y seres queridos aun no consienten la desgracia, porque, ¿cómo aceptarla?, ¿acaso hay consuelo para el eterno adiós?

Ese dolor que hoy se hace pueblo, se hizo inmenso cuando, ayer, los rescatistas Yoandra Suárez López y Luis Alejandro Llerena quedaron sepultados bajo los escombros, y pese a la certidumbre de lo que iban a encontrar, los bravos camaradas suyos continuaron sin descanso, bajo la lluvia, para sacar el último cuerpo sin vida.

Dicen que, en esa esquina Villegas fatídica, donde se trabajó por más de 17 horas, estuvo la expareja de Yoandra, también bombero y quien tampoco abandonó el lugar para seguir donde podría ser más útil.

Las instantáneas, que son ya historia, guardan una significativa, aquella en donde se reunieron todos después de esta desgarradora jornada para dedicar tiempo, también, a la tristeza –a ¿rezarles? ¿honrarles? ¿despedirles?–, a los(sus) muertos. Aunque, de espaldas, con las cabezas gachas, en esa foto se palpa el desconsuelo… ese que vemos ahora en las siguientes fotografías.

No es una despedida, y menos serán las últimas lágrimas por ellos. Aquí, en el Panteón de los Bomberos, de la Necrópolis de Colón, resuenan las tres salvas, el recuerdo, la pesadumbre; luego, el silencio… ese silencio maldito de “los heraldos negros que nos manda la Muerte”. Y es que “hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”

Ofrendas florales del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución y del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidieron las honras fúnebres de la primer teniente Yoandra Suárez López, y el combatiente Luis Alejandro Llerena Martínez, rescatistas del Cuerpo de Bomberos de Cuba caídos en el cumplimiento del deber, mientras laboraban en el edificio colapsado, de las calles Lamparilla y Villegas, del municipio capitalino de La Habana Vieja.

En la ceremonia, efectuada en el Panteón de los Bomberos, de la Necrópolis de Colón, donde descansarán sus cenizas, fueron lanzadas tres salvas en honor a los héroes.

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