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Israel aprendió todo lo malo de Estados Unidos

Esto se sabe desde hace 76 años, cuando llegaron a robarse, apoyados por la Casa Blanca, la tierra de Palestina. También se conoce que el primer ministro del gobierno israelí no es que antes no fuera malo, lo es desde que nació para acá. Y quien lo dude que lea este artículo del periodista, ensayista y narrador uruguayo Eduardo Germán María Hughes Galeano, más conocido por Eduardo Galeano


Al escritor Eduardo Galeano se le conoce bien en Uruguay, donde nació el 3 de septiembre de 1940 y murió el 13 de abril de 2015, y toda América Latina y el mundo lo ha admirado por su sinceridad, honestidad y valor político, y por sus libros y trabajos periodísticos, sus ensayos y sus narraciones.

Son famosas sus obras literarias Las venas abiertas de América Latina, Memorias del fuego, El libro de los abrazos, Los hijos de los días y muchas otras, aunque tal vez a estas alturas se haya olvidado un poco una de sus crónicas que en estos momentos tienen más vigencia entre todas sus creaciones, con el sencillo título de Gaza, escrito que tal vez haya roto la inmensa mayoría de los récords de grata influencia en los integrantes e intelectuales de la izquierda latinoamericana y en el corazón de los pueblos.

¿Texto de Galeano sobre Gaza cuando la última acción criminal y genocida de Israel a la inocente población palestina empezó hace poco tiempo, a principios de octubre de 2023, y él murió en 2015 en un hospital de su natal Montevideo?

-Pues sí. En 2012, él redactó ese artículo que constituye uno de los más certeros golpes literarios e ideológicos al sionismo y al fascismo de Israel.

El autor de estas líneas -que como la mayor parte de los seres humanos del planeta repudia, denuncia y condena un genocidio tan brutal o más que los de Hitler en sus mayores tiempos de barbarie- recuerda una expresión propia de la genialidad de Galeano cuando escribió que “el hombre realmente no está muerto hasta que le cosen la boca”.

Como al mismísimo Galeano no se la cosieron cuando falleció luego una semana de hospitalizado por haberse agravado su salud como consecuencia del cáncer de pulmón que le aquejaba desde 2007, es que propusimos ahora -justamente- a la dirección de la revista la publicación esta valiente y esclarecedora crónica.

La idea central y parte del sumario o resumen del texto que nombró Gaza, es rotundo como toda su obra: “Ya poca Palestina queda. Paso a paso Israel la está borrando del mapa”. Y a continuación citamos íntegramente la palabra del hombre al que, “por olvido”, no le cosieron la boca; les presentamos trazos de Galeano que parecen haber sido escritos ayer, anoche o esta mañana, y que el propio genial uruguayo confesó a quienes estaba dedicado: “a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró”.

Gaza               

“Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicar a esos que persigue.

El ejército israelí, si no es el más sofisticado del mundo, sí es el más genocida del planeta, en eso compitiendo con el de Estados Unidos. / telesur

Desde 1948, los palestinos viven condenados a la humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo.

Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada.

Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en 2006.

Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.

Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó.

Y la desesperación a la orilla, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso Israel la está borrando del mapa Los colonos invaden y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera.

Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen.

La decoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los 2000 años de persecución que el pueblo judío sufrió y por el pánico que generan los palestinos al acecho.

Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones de la ONU, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que burla las leyes internacionales; es también el único país que ha legalizado la tortura de los prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza?

El gobierno español no hubiera podido bombardear infinitamente el País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar IRA. ¿Acaso la tragedia del holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?

El ejército israelita, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. Mata por terror.

Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales.

Gaza, de cada diez daños, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de la limpieza étnica.

Y como siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelita. Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelita vale tanto como cien palestinos.

Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las 200 bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki. La llamada comunidad internacional, ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro.

Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas y altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.

Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre los países europeos se frotan las manos. La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra.

Porque la casería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron ni son antisemitas.

Ellos están pagando, en sangre cantante y sonante, una cuenta ajena”.

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Fuentes consultadas: http://www.telesurtv.net   Google y biografía de Galeano de Kiwix Enciclopedia

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