Foto. / @habanaps
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La Quinta: Molino de inclusión y sostenibilidad

El 27 de octubre de 2022 fue aprobada “La Quinta SURL”, la cual se ha convertido en líder en sostenibilidad e inclusión social, y ha marcado la diferencia en la industria de eventos en la capital


Hace un año nació la Sociedad Unipersonal de Responsabilidad Limitada (SURL) La Quinta, una mediana empresa estatal de contribución social muy particular, con la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana como único socio. Desde su puesta en marcha se ha enfocado en hacer sostenible el proyecto social y ambiental del Jardín Botánico Quinta de los Molinos.

Asumir una nueva forma de gestión estatal permitiría a un proyecto de alta contribución social y sin fines de lucro como La Quinta sostenerse económicamente, generar incentivos, mejorar salarios de sus trabajadores y, sobre todo, preservar la vocación ambientalista y los programas sociales e históricos de la institución. De hecho, la empresa destina el ciento por ciento de sus ingresos a financiar proyectos sociales y medioambientales.

Foto./ Nailey Vecino.

“Leonardo Pascual, designado por Eusebio Leal para dirigir la restauración de La Quinta, tuvo la idea de crear esta mediana empresa que hoy cuenta con casi cien trabajadores. Nos encargamos de la gestión del Jardín Botánico de La Habana, el Museo Cuartel General del Ejército Libertador y el Centro Demostrativo de Energías Renovables. Ofrecemos además servicios de jardinería y horticultura; nos especializamos en la gestión y organización de eventos, y la renta de espacios para programas corporativos, ferias, expo ventas de plantas, conferencias especializadas y de educación popular sobre ciencia y medioambiente, y atención a animales afectivos”, comenta Alejandro Palmarola, biólogo que llegó al proyecto hace un año para asesorar su proceso de creación y ahora asume su dirección.

Asegura que la Quinta de los Molinos es el buque insignia del ambientalismo dentro de la Oficina del Historiador de La Habana, pero también de la inclusión social. La empresa asume hoy el contrato laboral de veintisiete personas en situación de discapacidad intelectual que ocupan diferentes puestos en las áreas de horticultura, jardinería, limpieza, informática y otros. Esta experiencia, avalada por autoridades pedagógicas de la enseñanza especial y del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, ha cambiado la vida a decenas de jóvenes y sus familias.

Otros niños, adolescentes y jóvenes con necesidades educativas especiales, integrantes del programa “Quinta por la inclusión social”, así como personas de la tercera edad, reciben también allí talleres de educación ambiental, psicoballet, expresión corporal, autovalidismo, pintura, terapia asistida con animales y karate, impartidos por especialistas del propio centro y colaboradores.

Niños y jóvenes con necesidades educativas especiales reciben también talleres impartidos por profesores del centro y colaboradores./ Nailey Vecino.

La jefa del departamento de los programas educativos y sociales, Marisol Reyes González, comenta que de igual forma han establecido convenios con las escuelas primarias y secundarias aledañas al centro, para que sus alumnos reciban talleres de educación ambiental en el Jardín.

“Los martes, por ejemplo, les impartimos clases relacionadas con la química y el cuidado y protección del medioambiente, y los jueves les damos lecciones de formación artística, gracias al apoyo de estudiantes de la carrera de Historia del Arte que realizan sus prácticas laborales con nosotros. También tenemos un proyecto con los adultos mayores, quienes cada lunes y miércoles reciben talleres de muñequería o literatura”, añade.

Rentable para el futuro

La Quinta es también un ente impulsor de la sostenibilidad dentro del mundo del emprendimiento. El Centro Demostrativo de Energía Renovable (Ceder) con que cuenta es un ejemplo de ello, al generar el ciento por ciento de la energía que utilizan.

El Centro Demostrativo de Energías Renovables incluye paneles solares, molinos de viento y agua, bombas de soga y otros artefactos./ Nailey Vecino.

“El Ceder es el resultado de un proyecto de colaboración internacional entre la Oficina del Historiador de La Habana, la ONG Asamblea de Cooperación por la paz y la Fundación Ciudadanía; cuenta también con financiamiento de la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Este proyecto permite, no solo generar el ciento por ciento de la energía que hoy tenemos en La Quinta, sino también servir de centro educativo y de referencia para otros emprendimientos”, asegura Palmarola.

De esta forma La Quinta asegura ser una entidad autónoma en cuanto a su energía, de la misma manera que ganó autonomía económica al convertirse en mediana empresa. Palmarola y Marisol coinciden en que pasar a esta nueva forma de gestión ha permitido mantener y fortalecer los proyectos educativos, comunitarios y sociales con los cuales ya contaban; sin embargo, permanecer a flote y ser rentables en medio de un contexto económico complejo es, al mismo tiempo, el mayor reto al que se enfrentan.

“Lo primero es que para poder ser una empresa rentable tenemos que ser exitosa, porque de eso también dependen los salarios de todas las personas que trabajan aquí. Hemos logrado sobrevivir en estas condiciones económicas actuales porque hemos sido justamente eso, rentables. Una meta a futuro es mejorar nuestros ingresos y que esto se conecte con acciones dentro de la comunidad. Para eso seguiremos impulsando las ferias de emprendimientos, así como la renta de nuestros espacios y salones. Nosotros invitamos a que todos hagan sus reuniones dentro de La Quinta porque siempre decimos que una vez que nos contratan están haciendo también un aporte social importante teniendo en cuenta que los dividendos obtenidos de la gestión empresarial se destinan a proyectos sociales que benefician a cientos de personas, tanto a adultos mayores, como a niños de la comunidad, como a personas en situación de discapacidad intelectual que se acercan a La Quinta para participar en los talleres y, una vez formados, pueden pasar a formar parte de nuestro staff de trabajo”, apunta Palmarola. 

Alejandro Palmarola, director de La Quinta SURL./ Tomada de su perfil de Facebook.

Desde esa especie de oasis y remanso de paz en medio de la ciudad se aplica la máxima de que todos cuentan. Los portones de lo que antes fue lugar de descanso de los Capitanes Generales en la Cuba colonial, o sede de los llamados Molinos del Rey, que abastecían de tabaco a las cortes españolas, se abren ahora más de una vez para recibir a un público de todas las edades con actividades diversas, innovadoras e inclusivas.

Recientemente La Quinta fue sede del Festival de los Abuelos, un evento organizado de conjunto con el Convento de Belén. Para el mes de noviembre ya se alistan nuevas propuestas. El día 4 se realizará una feria con varios emprendimientos para promover el comercio electrónico e intercambiar sobre el uso eficiente de las nuevas tecnologías.

Mientras que el día 18 tiene reservado ya un espacio para la Noche Mágica, evento en el que, como cada mes, convergen emprendimientos con más de una veintena de creadores, gastronomía variada, música en vivo, y una atmósfera mágica en un ambiente sano y natural. 

La Noche Mágica se ha convertido en uno de los eventos más populares de La Quinta. Este mes la cita será el 18 de noviembre./ Cortesía de la Quinta de los Molinos.

Y será La Quinta justamente la encargada de administrar el Acuario de La Habana, uno de los espacios singulares de la Oficina del Historiador de la Ciudad que -tras una reparación capital- será reinaugurado el venidero 16 de noviembre, en ocasión del aniversario 504 de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana.

“Tenemos muchos eventos preparados hasta que culmine el año y que esperamos mejoren el aporte social que pueda hacer La Quinta, a partir de toda esta explotación del espacio natural patrimonial, siempre teniendo en cuenta la conservación de este Monumento Nacional que es la Quinta de los Molinos”, concluyó Alejandro Palmarola.

En esa mezcla de conservación y al mismo tiempo innovación y adaptación está, quizás, la fórmula del éxito de esta mediana empresa que, cual molino de viento, impulsa la sostenibilidad y la inclusión dentro del emprendimiento en Cuba.

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