En el siglo de las nuevas tecnologías los fotorreporteros enfrentan nuevos desafíos que demandan saberes, compromiso e informaciones actualizadas. Es obsoleto el precepto de que una imagen vale más que mil palabras, las imágenes se leen y necesitan de la cooperación lingüista. Hay que ver e interpretar cada imagen sin perder de vista el derecho sobre la obra, las relaciones éticas y estéticas en defensa de la calidad artística y del conjunto visual.
Un comentario
Excelentes, ¿Cuándo si no?