Riesgos de artistas impenitentes

Homenaje al ser y al quehacer de jóvenes y consagrados que aportan sus particulares estilos al festejar el Día de la Cultura Cubana


Los antiguos griegos no conocían la palabra creación, les bastaba hacer. Como ellos, cada artista interioriza hoy ese concepto desde su particular misión o razón de ser, y una perspectiva personal, única, intensa. Existen métodos, vivencias, aportes, variaciones, pero la condición de defender lo irrepetible, nunca lo abandona.

Asumirlo desde la perspectiva de nuestra nación exige llevarlo a la práctica mediante un proceso intelectual y productivo de rasgos diversos que incluye elementos de carácter estético, técnico y conceptual. Este permite una valoración del resultado en tanto obra o hecho artístico y corresponde a las instituciones creadas por el Estado llevar adelante un amplio recorrido, el cual implica estimular su circulación, exhibición y comercialización.

Es imposible hablar de la historia de la cultura cubana después de 1959, sin mencionar Palabras a los intelectuales, pronunciadas por Fidel en 1961, que constituyen un punto de partida y, también, una concepción sobre el valor de la cultura en la Revolución y sus más amplias posibilidades y libertades para la creación artística.

Tampoco olvidemos sus diálogos y encuentros sistemáticos con los miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Junto a ellos, el líder histórico mantuvo siempre una especial cercanía a lo largo de los años.

Aurora Bosch y Verónica Lynn, ilustres fundadoras de la Uneac. Las acompañan Luis Morlote, presidente de la organización y la locutora Rosalía Arnáez. / Yasset Llerena.

Al volver sobre el recuerdo y la actualidad de notables figuras emocionan los testimonios obtenidos en especial para BOHEMIA. Dos fundadoras de la Uneac contaron el secreto apenas revelado sobre su manera de concebir la creación estimulada por el pleno ejercicio de pensamientos, que tienen su fuente principal en tradiciones, rupturas, innovaciones, búsquedas y hallazgos constantes.

Una de ellas, la primera bailarina Aurora Bosch, es portadora de un legado imperecedero. Junto a Loipa Araújo, Josefina Méndez y Mirta Plá, integró el grupo de las cuatro joyas en el Ballet Nacional de Cuba.

Sin ocultar emociones que la alegran y la hacen danzar en cada movimiento, la maestra, doctora en Ciencias sobre Arte por el ISA, confiesa: “Nunca le temí al riesgo de haber encontrado la ruta de mi vida”.

Buscar lo poco conocido o apenas dicho en la voz de la primera actriz Verónica Lynn incentivó nuestro afán de trascender su compendio de existencia al indagar en el sentido de lo realizado: “He sido y soy mis personajes y yo misma”.

Esa misma elocuencia, lejos de ser un artificio, aviva a quienes crean desde las artes escénicas y mantienen el precepto de interactuar y construir nuevas vivencias al sentir cerca a los públicos.

Las artes escénicas se renuevan con lo que cuentan y cómo lo cuentan. / Yasset Llerena.
El circo es un misterio subyugante. / Yasset Llerena.

Fue captada por Yasset Llerena al apretar el obturador de la cámara fotográfica tras enfocar el asunto de lo instantáneo a través de toda una gama de atributos. La palabra necesita de la imagen y viceversa en ese acto de producción simbólica que, además, pertenece al campo de lo cotidiano.

Los primeros actores Alden Knight y Corina Mestre dan fe de su magisterio. / Yasset Llerena.

¿Qué dice el silencio del arte circense? Implica, quizás, el dilema interior del artista sin exteriorizar en la voz. De igual modo, la felicidad llega con su propia impronta haciendo gala de lo que reconoció el notable científico húngaro Albert Szent-Györgi (1893-1986): “Investigar es ver lo que todo el mundo ha visto, y pensar en lo que nadie ha pensado”.

Lo duradero debe estar presente en la visualización de la escena y lo previsto explaya provocadoras connotaciones. Ningún otro intérprete marca su quehacer al estilo del primer actor Alden Knight y de la primera actriz Corina Mestre. Ambos mueven una reflexión esencial: de ningún modo se puede pensar la cultura humana sin un componente lúdico.

Ese imperativo, simple en apariencia, requiere de disciplinas que no admiten improvisación. ¿Cómo voy a contar la historia? En imágenes dirían García Márquez e Italo Calvino, indistintamente.

La cuestión adquiere un sinfín de tensiones al pensar que todo el arte al escribir y generar sonidos, ritmos, demanda concretar la subjetividad nada inocente. Lo ilustra en la música la orquesta Aragón. “Es la misma y diferente”, dice el maestro José Loyola. Un estudioso de su historia y de su quehacer.

Ponle el cuño, es la Aragón. / Yasset Llerena.
La teoría y la práctica nutren la sabiduría del maestro José Loyola. / Yasset Llerena.

Y en el andar en busca de secretos, él admite: “La Aragón tiene una identidad indisoluble. Por ella han transitado varias generaciones y ahora la escuchamos y es esa charanga eterna, un fenómeno único en la historia de la música cubana”.

Necesariamente volvemos a senderos transitados donde aprendimos que ningún creador toma la realidad para copiarla. Al apropiársela, la convierte en soporte de una significación de carácter humanista.

Los aragones son conscientes de la importancia de los clásicos. Conocen bien lo sedimentado y la experimentación en tanto valor artístico, ambos responden a necesidades expresivas que le otorgan su sello.

Rafael y Rafaelito Lay dan continuidad a la charanga eterna. / Yasset Llerena.

Rafael Lay y Rafaelito, su hijo, al frente de la agrupación legendaria, tienen una plena convicción: “Mientras más conocimientos adquieres renuevas los saberes”.

Según confirman: la libertad creativa se construye, no es un don del cielo. Las artes intercambian esencias, indicios, metáforas, elipsis, preguntas, suelen fecundarse unas a otras.

Artífices impenitentes han relatado sus riesgos. Otras figuras hicieron lo suyo al ilustrar la diversidad de obras que dan fe de las infinitas posibilidades de hacer arte. Solo es preciso verlas e interpretarlas.

Comparte en redes sociales:

Te Recomendamos