Pensar sonidos e imágenes desde la riqueza del fonograma

En mayo próximo, Cubadisco 2024, la principal feria de la industria musical cubana, colocará en su mira propuestas diversas; estas deben llegar a las mayorías desde los medios de comunicación audiovisuales, eventos, conciertos y otras presentaciones


¿Cómo enriquecer la musicalidad apreciativa personal? El despeje de esta interrogación es difícil, pues el propósito exige la socialización de géneros, estilos y obras. También una actitud intelectiva del escucha, en tanto ve, atiende y aprecia ejecuciones grabadas o en vivo.

Tal vez, poco pensamos en “ordenar” nuestra memoria sonora y rítmica. La acción conduce a facilitar el vuelo de la fantasía en pro del hallazgo, sin obviar el reconocimiento a fuentes significativas presentes en lo más novedoso del siglo XXI. El ejercicio propicia la curiosidad inmanente al disfrutar ideas, códigos, mensajes implícitos en piezas de intérpretes y compositores nacionales e internacionales.

Ciertamente, la cercanía de Cubadisco 2024, a celebrarse en mayo próximo, traerá de vuelta disímiles textos y ritmos. Algunos pueden quedar arraigados en el alma. Otros ofrecerán oportunas sorpresas en voces de figuras renombradas. Es preciso seguir los talentos y magisterios de jóvenes y consagrados. En este sentido la programación de la TV cubana deviene eslabón esencial al informar, promover, visualizar lo concerniente al esperado evento.

Foto. / Leyva Benítez

De ningún modo por azar, nombres relevantes, entre ellos, el maestro Chucho Valdés, y las imprescindibles Omara Portuondo y Beatriz Márquez, han coincidido al destacar en diferentes contextos la música cubana y su influencia en países con tradiciones populares fuertes como Estados Unidos, México y Brasil. De igual modo, en América Latina, el Caribe, Europa, Japón y África.

También Cubadisco alerta sobre la avalancha comercial de las industrias de la comunicación, los monopolios productores y distribuidores del pensamiento hegemónico prevaleciente en escenarios donde ocurren cambios respecto al consumo y a las maneras de intervenir la información difundida por vías disímiles.

Por todo esto urge pensar sonidos e imágenes desde las riquezas de los fonogramas. Ese enfoque holístico, científico, analítico sobre lenguajes y códigos facilitará el mejor entendimiento de lo que ocurre con las músicas, sí, en plural, considerando los órdenes filosófico-social, ambiental, estético, cultural y artístico.

De hecho, son insuficientes el Canal Clave y espacios habituales en la TV. Sobre todo aprovechar las plataformas digitales y todas las emisiones enfrascadas en mantener jerarquías de calidad acorde a la política cultural. No existe un arte bueno y un arte deficiente, solo el arte en su dimensión propositiva, interrogadora, presta al combate durante el proceso de esclarecer, meditar, reconocer lo propio y lo valioso del mundo sin encerrarnos en nosotros mismos.

Pensemos, si la industria fonográfica fortalece los vínculos con las presentaciones en vivo, el documental audiovisual, el video clip, propiciaría articulaciones coherentes para destacar los valores patrimoniales y la presencia de noveles compositores e intérpretes, la mayoría egresados del sistema de enseñanza artística.

Es preciso perfeccionar mecanismos económico-financieros considerando las particularidades del disco como producto de gran impacto sociocultural. Una labor conjunta requiere los aportes de expertos en economía, finanzas, comunicación social, musicología, equipos multidisciplinarios, recursos metodológicos y experiencias. Sin dudarlo, la unión garantiza la fuerza del empeño común.

¿Qué hacemos ante tantos desafíos? Un camino cierto tiene su brújula, esta indica poner en circulación mundial el resultado creativo de quienes cultivan temáticas, géneros, estilos y tendencias en el panorama de la llamada Isla de la música.

Al concebir productos culturales valiosos se impone amplificarlos. Además de escuchar el disco facilita el conocimiento oportuno, hablar del compositor y del intérprete, de las orquestaciones, acudir al estudio donde se grabó.

La educación del pensamiento musical tiene lugar en ámbitos urbano y doméstico. De manera continua las generaciones desarrollan la capacidad de apreciar lo que sucede en el espacio virtual donde ocurren cambios en todos los sentidos. Además, el canal de distribución es amplio, diverso. Demanda sistematizar la estrategia de mantener ventas online, tarjetas de descarga, el posicionamiento de la música en Europa, América del Norte, y las acciones promocionales.

Estos tiempos exigen perfectas afinaciones entre lo que se piensa, lo que se hace y lo que se logra, solo la práctica cultural permitirá la escucha de la buena música hoy y en el futuro.

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