Sergio Massa y el peronismo dan vuelta a la elección

Para asegurarse otra victoria en la segunda vuelta de los comicios argentinos, en noviembre, el candidato del oficialismo necesita el apoyo de la porción de electores que acompañaron a Patricia Bullrich


Argentina parece recuperarse del shock electoral sufrido en las elecciones primarias del 13 de agosto pasado y que ubicaron a Javier Milei como favorito para la presidencia. Esta primera vuelta general, contra todo pronóstico, desplazó al loco de la motosierra y dio un respiro al oficialismo representado en la figura del peronista Sergio Massa (36.7 por ciento).

El electorado relegó a Milei con un despegado (pero igual de peligroso) 30 por ciento y sacó del ruedo electoral a la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich (23.83 por ciento). Ahora, los dos espacios que echaron por tierra las previsiones de las encuestas se enfrentarán en un balotaje sin precedentes, el próximo 19 de noviembre.

Poco después de conocerse los resultados, el peronista subió al escenario solo, sin otros dirigentes y fue recibido al grito de “¡presidente!”. Desde allí, prometió que si llega a su añorada Casa Rosada empezará a construir una nueva etapa para la historia política del país y una Argentina que abrace a todos. El candidato del oficialismo también promete ampliar la base y convocar a un gobierno de unidad nacional donde estarán los mejores, sin importar su fuerza política.

Sergio Massa tiene que hilar fino y buscar alianzas para terminar de sacar del ruedo a Milei. / bbc.com

Lo más trascendental de la jornada fue la certeza de que el gobierno se mantiene competitivo, lo cual era algo muy poco advertido por las encuestas después del resultado de las primarias. A la remontada del ministro de Economía se suma también la reelección como gobernador de la provincia de Buenos Aires de Axel Kicillof, con 44.87 por ciento de los votos –ocho puntos por encima del 36 por ciento que logró en las primarias.

Un mérito claro del candidato de Unión por la Patria es que se batió solo para lograr avanzar. Si bien fue la opción con la cual mantener al peronismo en el ruedo político en el que ha estado durante casi ocho décadas, ni el presidente, Alberto Fernández, ni la vicemandataria, Cristina Fernández, figuraron en la centralidad de Massa. “Ahora viene una etapa nueva, mi gobierno, no ‘este’ gobierno”, precisó durante uno de los debates presidenciales.

El abogado de 51 años se ganó al electorado esgrimiendo sus mejores valores y se presentó como jefe de familia, que lleva la palabra “Patria” en el nombre de su fuerza. Una imagen totalmente contrapuesta a la del otro contrincante, que se define a sí mismo como un economista ultraliberal, se declara “anarco-capitalista”, está en contra del aborto, considera al cambio climático “una farsa” de la izquierda y propone el fin del Estado, entre otras barbaries.

Para prevalecer, Massa deberá sumar votos de la izquierda y del peronismo no kirchnerista, más de una porción de aquellos que acompañaron a Bullrich, de Juntos por el Cambio, para ganar el balotaje. Además, si quiere ganar las elecciones, necesita convencer a votantes desencantados de que puede mejorar la situación del país después de cuatro años de gobierno marcados, sobre todo, por una profundización de la crisis económica y algunos dislates de la Casa Rosada, entre otros muchos inconvenientes.

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