Foto. / Cubadebate
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Donde la solidaridad es clave

Durante dos días La Habana privilegió el diálogo y la cooperación internacional para construir un mejor futuro dentro del Gran Caribe.


Es el Caribe un punto estratégico y vital en nuestro hemisferio y para el resto mundo. En él confluye una multiplicidad de culturas, razas, idiomas y posiciones estructurales, de desarrollo y de visión política, pero todos compartiendo una misma geografía, que los convida a la unión y al trabajo mancomunado en busca de beneficios mutuos.

Diversa y heterogénea, la Asociación de Estados del Caribe (AEC), que los aglutina, está integrada por 25 naciones independientes: todos los miembros de la Comunidad de Estados del Caribe (Caricom); los países centroamericanos, incluyendo El Salvador, que -aunque es el único que no tiene costas al Caribe- comparte lazos culturales con la región; más Colombia, México y Venezuela, Cuba y República Dominicana.

La entidad tiene además siete miembros asociados, que son los territorios de Francia (Guyana Francesa, de San Bartolomé y de Saint Martin) y del Reino de los Países Bajos (Saba, San Eustaquio y Bonaire). Los otros asociados son los departamentos franceses de ultramar de Guadalupe y Martinica, y los territorios autónomos de Países Bajos: Aruba, Curazao y Saint Martin.

Todos, junto a otras naciones y organizaciones internacionales en papel de observadores, se encontraron en La Habana para la VI Conferencia de Cooperación Internacional de la AEC.

Durante dos días, los representantes de los países miembros establecieron alianzas para la integración económica de la región, fundamentalmente en las esferas del comercio, transporte, turismo sostenible y de lucha contra las consecuencias de los desastres naturales.

Mejorar la calidad de vida de los pueblos que conforman el Gran Caribe es el propósito mayor y con ese fin se decidió estimular la movilización de recursos para la cooperación al desarrollo, construir proyectos regionales que generen nuevas dinámicas en lo económico, social, cultural, ambiental y tecnológico-digital, a fin de fomentar la resiliencia, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.

Requerimos de la construcción colaborativa y el acceso al conocimiento entre los países de la región, señaló en la clausura la directora general para cooperación del organismo, Adriana Bolaños.

La funcionaria llamó a innovar en la arquitectura financiera regional y global en pos de una mayor integración económica en la región. “Debemos trabajar en política de cooperación de acuerdo a los desafíos y vulnerabilidades de cada uno de nuestros países”, subrayó Bolaños.

Es prioridad para nuestros pueblos la cooperación para transferir tecnologías y conocimientos a nuestras comunidades más vulnerables, añadió.

En ello coincidió el canciller cubano, Bruno Rodríguez, al ratificar la relevancia de la ciencia, la tecnología y la innovación en los procesos de integración en torno al mar Caribe, que necesita convertirse en una zona especial de desarrollo sostenible.

Rodríguez expuso que Cuba pone a disposición de la comunidad su potencial científico e investigativo, así como la experticia de profesionales. Además, confirmó la participación de la nación en los proyectos acordados.

Caribe y ALBA-TCP: puntos comunes

Varias son las organizaciones que agrupan a las naciones caribeñas entre sí o con otras partes de América Latina y el resto del orbe. La AEC busca fomentar la integración entre sus países y hallar un espacio económico común para promover el desarrollo sustentable de sus miembros.

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y la AEC complementan sus líneas de acción, pues nueve de las naciones que conforman la alianza también integran el Gran Caribe.

Es por ello que existen muchos objetivos comunes, aseguró el secretario ejecutivo del ALBA-TCP, Sasha LLorenti, en el marco de la cita de La Habana, a la que asistió como invitado.

Su objetivo principal, amplió, es trabajar conjuntamente con la AEC en aquellos temas en los que podamos complementarnos para no duplicar esfuerzos ni recursos en las tareas comunes.

Ambos organismos comparten prioridades en los sectores del comercio, turismo, alimentos, medicamentos, respuesta ante los desastres naturales y conservación ante las amenazas de la crisis climática en la zona, entre otros.

Por tanto, como parte de las acciones para una cooperación futura, es necesario identificar las áreas en las que puede haber un comercio complementario.

En cuanto a la necesidad de mitigar los desastres naturales, uno de los puntos neurálgicos que comparten las naciones de la Asociación, la solidaridad mostrada por la Alianza puede ser un buen ejemplo para avanzar conjuntamente, apuntó.

La Habana también fue anfitriona en 2017 de la Primera Conferencia Internacional de Cooperación, que marcó pautas importantes que actualmente tienen continuidad. En aquella cita, como las posteriores y la más reciente en la capital cubana, la máxima más valiosa que emanó de manera coincidente es justamente que la solidaridad es clave para alcanzar grandes objetivos.

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