Fuera de la libreta por error

Tras la Resolución 47 de 2021 del Ministerio de Comercio Interior, aumentaron las bajas en el registro de consumidores por motivos de salida del país. Con la creciente emigración hacia el extranjero de ciudadanos cubanos, este trámite se ha vuelto casi habitual en las colas de las Oficodas. Así también, aparecen los errores


La lista negra de las libretas de abastecimiento se extendía en la bodega como un papiro. Números y números de códigos, o sea, de núcleos, familias, comprendió Alejandro Solernou mientras repasaba cada renglón. Hasta que encontró el identificativo suyo y supo entonces que debía pasar por la Oficina del Registro de Consumidores (Oficoda).

Semanas atrás, había escuchado que la mayoría de los núcleos de la lista estaban siendo convocados porque algún miembro había emigrado o fallecido, y era obligatorio darle de “baja”. La única viajera de su familia había sido su hija, quien salió en septiembre del país y regresó al cabo de un mes; tenía entendido que, según la resolución 47 de 2021, del Ministerio de Comercio Interior (Mincin), aquella baja solo ocurría tras superar los 90 días de estancia en el extranjero. Consultó el calendario en su celular: dos meses llevaba su hija en Cuba. Evidentemente, concluyó, se trataba de un error.

Pidió permiso para faltar al trabajo y al día siguiente se paró, a las 7:00 a.m., ante la Oficoda de su zona, en el municipio de Guanabacoa, La Habana. La cola era inmensa, no esperaba otra cosa. Una trabajadora de allí estaba atendiendo en una mesa, junto a la entrada del local. Él contó tres personas que fueron por una situación similar a la suya. Cuando llegó su turno, le explicaron que, si realmente había ocurrido un error, ya era demasiado tarde para revertirlo. A su hija le habían dado de baja, y solo faltaba oficializarlo con un tachón de bolígrafo sobre su nombre en la libreta. Luego, tendría que venir ella misma, con su carnet de identidad, y solicitar el alta. Lo cual sería otra cola y otra jornada laboral perdida.

Pero de una cola no se muere nadie, hubo razonado más de una vez en su vida. Excepto un hombre que iba delante en la fila, reportado como fallecido. Con 60 años, más o menos, aquella persona se enteró de su muerte cuando fue a la bodega. Cuando se presentó a la Oficoda, traía consigo una indignación de lo más vívida: “Mira aquí –señaló su propio rostro– mira mi carnet, estoy vivo”, y después comentó al resto de los espectadores: “Yo nunca he estado ingresado. Ni siquiera tuve covid”.

“Nadie fue a verificar si el hombre estaba vivo, como nadie verificó si mi hija estaba en Cuba”, dijo Solernou, iracundo. “Estas son cosas que molestan al consumidor, a mi familia, e incluso gastan el tiempo de las compañeras de la Oficoda. Sí creo que debe haber un control alimenticio, pero el mecanismo está errado. Si este no está engranado, que no se haga, o que se haga de otra manera. Están irrespetando el tiempo de las personas”.

Las colas también persisten en las Oficodas de otros municipios. Torrentes de personas en busca de renovar una dieta médica, trasladarse de núcleo o de pedir altas y bajas por razones “argonáuticas”.

La concurrencia de personas es habitual frente a la Oficina del Registro de Consumidores (Oficoda) de Lealtad y Neptuno, en el municipio capitalino de Centro Habana. / Dariel Pradas.

En la oficina de Lealtad y Neptuno, en el municipio de Centro Habana, Grisel Diago Sayas, de 50 años, esperaba su turno para reactivarse en la libreta. Ya había madrugado dos veces, intentando concretar el trámite. La primera vez, su turno no alcanzó a llegar, porque en su Oficoda –como en casi todas– solo atienden hasta el mediodía. Ella estuvo cuatro meses en el extranjero, así que no había ninguna irregularidad en su baja, mas, no esperaba que fuera tan tormentoso el proceso. Para añadir leña al fuego, como ella es la representante de su núcleo, le dijeron en la bodega que nadie de su familia podía comprar nada hasta que normalizara su estatus.

Justo detrás, en la cola, se impacientaba Yanelys Escudero, de 32 años. Recientemente, había salido de Cuba por primera vez, así como, por primera vez, se enfrentaba a este tipo de trámites. Ella estuvo afuera dos meses y seis días, y ya llevaba casi ocho semanas en la Isla. Se enteró de su baja cuando a su madre –quien no había viajado y, además, es la representante del núcleo– le impidieron comprar arroz el 31 de diciembre.

“Si la bodeguera está viendo que llevo dos meses aquí buscando mandados –dijo Escudero– es ella la que tiene que reportar que estoy aquí, en Cuba”.

El 4 de enero, la madre pidió la baja de su hija, el mismo día que hubo una reunión con los bodegueros –al menos, eso escuchó–, para indicarles que, si bien un miembro del núcleo hubiera recibido la baja por cuestiones de viaje, los mandados del resto de los integrantes no podían afectarse. Tal vez los bodegueros de ese barrio habían malinterpretado la resolución. En cualquier caso, no hubo más problema con su familia, pero a Escudero aún le quedaba solicitar su alta en la libreta.

En la Oficoda que está junto al agromercado de 17 y K, en el Vedado, la cola es, en cambio, casi insignificante. Apenas cuatro personas. Una de ellas comentó que hace meses sacaron una lista negra similar a la de Guanabacoa. En esa ocasión, dijeron que los núcleos mencionados no podrían obtener los mandados a menos que actualizaran la presencia de sus miembros. “Entonces me di cuenta que casi todo mi barrio se había ido”, dijo jocosamente.

Eso sí, ninguna de las personas entrevistadas afirmó haber perdido los alimentos normados de su canasta básica. A cada una le confirieron vales para comprar dichos insumos en otro mercado. Eso, claro, llevaría otra cola…

De informatización y fallas en el sistema

En 2022, en el registro de consumidores se realizaron alrededor de cuatro millones de trámites en todo el país: altas por nacimiento, bajas por fallecimiento, constituciones de núcleos, traslados, libretas de canastilla, duplicado de documentos para quienes extraviaron su libreta… más de un millón de inscripciones y renovaciones de dietas médicas, y por supuesto, las bajas y altas por viajes al exterior. Más o menos, 317 000 trámites mensuales, repartidos entre las 675 Oficodas de la Isla.

Zahidy Álvarez Amador, jefa nacional del Departamento del Registro del Consumidor del Ministerio de Comercio Interior. / Dariel Pradas.

Cada trámite y consumidor se registra en la base de datos de la institución. Esos datos que, hasta entonces, solo se archivaban analógicamente, según Zahidy Álvarez Amador, jefa nacional del Departamento del Registro del Consumidor del Mincin, hoy se encuentran digitalizados en 91 por ciento; mientras, 82 por ciento de los consumidores (de un total de más diez millones, pertenecientes a casi cuatro millones de núcleos), ya fueron introducidos en el sistema Oregi, el programa que utiliza la Oficoda para monitorear las acciones de su entidad.

La primera versión del Oregi empezó a desarrollarse en 2015 –dice Marpessa Portal de Villiers, subdirectora general de venta de mercancía del Mincin–, por la Empresa de Tecnologías de la Información (Cedipad), vinculada al ministerio. Luego se decidió, entre 2016 y 2017, que Xetid, la Empresa de Tecnologías de la Información para la Defensa, creara una segunda versión ya mejorada, la que actualmente se está implementando.

Dicho sistema se enlaza, a su vez, con el repositorio de datos de la ficha única del ciudadano y, además, se nutre de los registros de dietas médicas del Ministerio de Salud Pública, de control de sancionados del Ministerio de Justicia, y de la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior. Incluso, la Oficoda está llevando un acercamiento –afirma Portal Villiers– con el Ministerio del Trabajo y la Seguridad Social, para mejorar el control de las asignaciones a las personas en situación de vulnerabilidad.

Marpessa Portal de Villiers, subdirectora general de venta de mercancía del Ministerio de Comercio Interior. / Dariel Pradas.

“Este proceso de informatización agiliza los procederes y permite la identificación de situaciones que hoy presentan determinados consumidores, las cuales no era posible identificar mediante la información manuscrita que estaba archivada en las Oficodas”, agrega.

Álvarez Amador, por su parte, estima que la migración de datos culmine este 2023. Solo entonces, el sistema podrá funcionar óptimamente. Luego, algunos trámites podrán acortarse, e incluso, realizarse de forma online. Uno de los beneficios más inmediatos sería que, por ejemplo, para una familia que permuta su casa, ya no tendría que solicitar la baja de su antiguo núcleo y luego, el alta, en el nuevo domicilio: bastaría con realizar el proceso en la Oficoda a la que se traslada, pues Oregi es un sistema integrado.

Sin embargo, si casi todo se encuentra interconectado ¿por qué ocurren las irregularidades y personas como las entrevistadas tienen que terminar disparándose una tremenda cola?

Como explica Álvarez Amador, la jefa nacional de la Oficoda, la Resolución 47 indica que las personas que saben que estarán más de tres meses en el extranjero, deben pedir ellas mismas su baja del registro de consumidores. En Cuba, mucha gente que viaja con pasajes de ida y vuelta, no regresa. A veces, jamás lo hacen. Y por supuesto, no se molestan en avisar a la Oficoda. Entonces, esta entidad pactó con Inmigración y Extranjería para que le informen sobre quienes lleven más del tiempo estipulado fuera del país.  “Esa información llega a nuestras Oficodas –en un documento de Excel, especificó–, las cuales hacen un proceso de depuración y notificación a los consumidores, para poder efectuar esa baja”.

Supuestamente, como mismo Inmigración y Extranjería marcó la fecha de partida de Escudero o de la hija de Solernou, pudiera saber que regresaron antes del tiempo requerido.

“Puede haber algún error, alguna irregularidad en el listado”, reconoció Álvarez, “pero automáticamente que la persona se presente en la Oficoda, nosotros podemos corregir ese error”.

Es cierto que, si bien en los procesos digitalizados interviene la acción humana, pudiera ocurrir una falla. Como mismo, la interconexión entre varias bases de datos no evita que los errores de una migren a las otras. Más preocupante resulta el proceso de notificación al núcleo, el último engranaje de este mecanismo burocrático. Si este funcionara correctamente, quizás el usuario pudiera evitarse una cola.

“Cuando se presentan estas situaciones, la Oficoda tiene establecido convocar al núcleo. En un período de 72 horas, el núcleo debe presentarse. Si este no se presenta, el trámite (la baja) se ejecuta de oficio”, dijo Portal Villiers, acorde con la Resolución 47. “Hay muchas personas a las que, en la bodega, les dicen que la están convocando a la Oficoda, pero no van. No solo ocurre con los casos de salida del país, sino también con los de mudanza, permuta, compra y venta de viviendas”.

La subdirectora general de venta de mercancía reveló, además, que cuando se convoca a un núcleo para ejecutar la baja de consumidores que llevaban emigrados o fallecidos desde hace años, suele suceder que la persona afectada –la que cogía esos insumos normados extras– empieza a denunciar, a diestra y siniestra, casos similares al suyo. Un “chivatazo”, vaya, como se conoce en el argot popular. “La Oficoda tiene también la obligación de indagar y mandar a buscar a ese consumidor que está siendo objeto de la denuncia de cualquier persona, sea anónima o presencial. Y establecer que si la persona se presenta a la oficina, no procede (la denuncia). Pero de proceder, se le da baja y se informa a los familiares, que cuando el consumidor retorne, tiene derecho a reinscribirse en su núcleo”.

Sin embargo, bajo esa lógica, pudiera suceder que la denuncia esté errada, pero la notificación no fue recibida dentro del plazo de 72 horas. ¿Una lista negra en la bodega es la mejor vía para estas convocatorias de las Oficodas? ¿Acaso existen motivos para que un consumidor deba ir a la bodega cada tres días? Tal vez pudiera inventarse un procedimiento que evite que la gente tenga que presentarse ante una Oficoda para realizar una mera verificación, quizás uno que vincule a las organizaciones de masa, si es que la entidad responsable no tiene recursos humanos para hacerlo por su cuenta. 

Habría que ver si, con el proceso de informatización, surge una solución tecnológica para este inconveniente. Después de todo, el problema en sí de las Oficodas, siempre han sido sus colas.


CRÉDITO PORTADA

Agencia Cubana de Noticias.

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2 comentarios

  1. Buenas tardes,mi hijo y nuera,venezolana con residencia permanente en Cuba,viven en Mérida México pero nunca están fuera del país más de tres meses pues tienen negocios que atender aquí,pregunto: con estas características procede darle baja del Registro de Consumidores?, por vivir en México, aunque nunca estén más de tres meses sin venir,se les puede dar baja del RC? Muchas gracias por su atención.

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