Los resultados de las recientes elecciones de los consejos constitucionales dieron a la izquierda un zarpazo solo comparable con la derrota del proyecto de Carta Magna de septiembre de 2022
Chile lleva años demandando una Constitución que sustituya la actual, redactada en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet, ideada al mejor estilo neoliberal, donde el Estado juega un papel subsidiario.
Los sucesivos gobiernos de las últimas décadas desoyeron los reclamos del pueblo hasta que, con el estallido social de 2019, al país no le quedó más remedio que iniciar el proceso para cambiarla.
En octubre de 2020, durante el gobierno de Sebastián Piñera, 99.3 por ciento del electorado optó por superar la herencia más pesada de Pinochet y aceptó en plebiscito iniciar el proceso para redactar la nueva ley fundamental y tratar de encauzar el país hacia el progresismo.
La opción Rechazo se llevó entonces el 61.88 por ciento de los votos, mientras que solo el 38.12 optó por aprobarla. Todo ello con una participación récord de casi 13 millones de electores, 4.5 millones más que en diciembre de 2021, cuando se eligió al actual presidente, Gabriel Boric.
Los votos a favor del cambio en ese momento fueron aplastantes, como aplastante también fue la derrota de la primera Carta Magna redactada y puesta a disposición del pueblo un año después, en septiembre de 2022.
Se decidió entonces pasar a un Plan B, a una nueva Carta Marga, pero para ello se debía elegir a los encargados de elaborarla.
La nueva realidad llegó con los resultados
El pasado 7 de mayo, más de 15 millones de votantes estaban convocados de forma obligatoria a las urnas para elegir a los 50 miembros del consejo constitucional, cuyo cometido será redactar una nueva propuesta de ley fundamental.
El resultado, sin embargo, abre una serie de incógnitas sobre el futuro del proceso. La derecha, la más radical que ha vivido Chile desde la dictadura, no solo ganó, sino arrasó en la elección de los consejeros. Ni los mejores pronósticos auguraban unos resultados tan holgados para la ultraderecha chilena.
El recién formado Consejo tendrá 51 escaños electos, de los cuales 23 estarán ocupados por representantes del Partido Republicano, de extrema derecha, 11 por la derecha tradicional y solo 16 por la coalición de izquierda de Boric, Unidad para Chile, menos de los 21 que le habrían brindado el derecho a veto en el proceso de redacción de la Carta Magna. Ah, y también se eligió a un representante de los pueblos indígenas.
En resumen, los resultados fueron un desastre electoral de proporciones históricas para la izquierda chilena –el único precedente comparable fue el rechazo del proyecto de Constitución en el plebiscito nacional de 2022–. La victoria de esa extrema derecha es aún más paradójica teniendo en cuenta su lealtad histórica a la dictadura y sus “legados”.
De hecho, el Partido Republicano, asociado al aspirante presidencial José Antonio Kast –el candidato de la derecha radical que perdió las presidenciales de 2021 frente a Boric–, siempre se ha opuesto a cualquier cambio en la Constitución vigente.
Son malas noticias para Boric, que con 37 años fue el líder electo más joven del mundo y cuya victoria presidencial coronó un período de fuerte demanda popular justo por la elaboración de la nueva Constitución. Luego de conocerse los resultados, llamó a los ganadores del Partido Republicano “a no cometer los errores” que cometió su coalición.
Mientras, según el ultraderechista Kast, Chile “derrotó a un gobierno fracasado”.
Siguientes y decisivos pasos
Los 50 consejeros elegidos tomarán posesión de sus escaños el próximo 7 de junio y tendrán cinco meses para preparar la propuesta de nueva Constitución, que se someterá a plebiscito el 17 de diciembre. Los consejeros, sin embargo, no contarán con carta blanca para redactar el texto a su antojo.
Les servirá como guía un borrador que 24 expertos designados por el Parlamento redactan desde marzo y que entregarán en un mes. El texto, además, tiene que cumplir con 12 principios básicos acordados a priori por los partidos para evitar una propuesta refundacional como la anterior, entre los que se encuentran la declaración de Chile como un “Estado social y democrático de derecho”, la indivisibilidad de la “nación chilena” o el sistema bicameral.
Esta es precisamente la gran novedad de este proceso y por ello muchos la consideran como “tutelada” por los partidos y “menos democrática”.
Ante la dominación de la ultraderecha en el proceso constituyente, la expresidenta chilena Michelle Bachelet pidió esperar a conocer la propuesta antes de echar por tierra su totalidad. Llamó a todos los consejeros a estar a la altura de las necesidades del país, para elaborar un texto que fortalezca y profundice la democracia y garantice libertades y derechos para todos.
El Grupo de Puebla, integrado por líderes de 16 países de Latinoamérica y de España, manifestó su profunda inquietud por la dirección que puede tomar el debate constitucional chileno tras el triunfo de la ultraderecha. “Entendemos los resultados de estas elecciones como una alerta temprana sobre los peligros que se ciernen por el evidente avance de la derecha reaccionaria”, advirtió el foro en un comunicado. La organización llamó a la unidad de los sectores progresistas para cerrar filas en la defensa de las conquistas sociales que tanto demandan los chilenos.
Kast se alista para 2025
Cuando en diciembre próximo se plebiscite la nueva Constitución, los 15.1 millones de chilenos deben aprobar o rechazar entre la Ley Fundamental de Kast o la de Pinochet. Lo único bien claro que quedó de esta nuevo ejercicio democrático es que este abogado, con 57 años y nueve hijos, se convirtió en la primera fuerza política chilena. Su Partido Republicano, creado en 2019 y defensor del modelo neoliberal instalado durante la dictadura, bien ligado al ultraconservador y ultranacionalista español Vox, crítico del matrimonio igualitario y el aborto, salió muy fortalecido de cara a las presidenciales de 2025.
Benevolentes con Pinochet, los republicanos llenan de emocionalidad sus propuestas, hablando de temas como orden, paz, delincuencia, progreso, patria, control de la inmigración… “Las ideas del sentido común”, como las definió su propio líder después de conocerse los resultados del pasado 7 de mayo.
“Chile no está bien, porque los chilenos no estamos bien y eso hay que grabárselos en el corazón”, agregó desde la sede de su partido, con la bandera chilena de fondo y vestido de traje y corbata.
Son escenas que nos ponen a pensar y que, sin duda, representan también un fuerte llamado de atención para la izquierda. Ojo con esto.
2 comentarios
En las últimas 2 elecciones, con voto obligatorio, el gobierno las ha perdido. Ergo, pensar que con voto obligatorio, Boric no hubiese ganado la presidencial con el 56% de los votos voluntarios. La prueba está que a los 3 meses de asumir, TODAS las encuentas bajaron a un 30% de aprobación, hasta ahora. El gobieno fuertemente dogmatizado e ideologizado, no ha respondido a las demandas de la ciudadanía: delincuencia común, narcotráfico, inmigración sin control y terrorismo en la zona centro sur, por reivindicaciones territoriales indígenas. La Constitución de 1980, actualmente vigente, ha sido reformada 23 veces. Así, la Constitución Autoritaria de Pinochet, poco y nada queda. Kast, economista de derecha, católico, apostólico y romano, contra aborto, contra eugenesia, contra eutanasia, contra divorcio, contra grupos LGTBIQ+, anticomunista por antonomasia, propone al país, un ataque frontal a las demandas ciudadanas: militarizar al país. Por eso ganó la derecha. Los ciudadanos están cansados de las promesas del gobierno. :Está claro, el voto castigo ha remecido al gobierno. El gobierno, soberbio cómo ninguno, ha dicho que, pese a la derrota en las elecciones, no cambiará un ápice en su programa. Olvida sí, que no detenta mayoría en el Congreso, por tanto le serán rechazadas todas las iniciativas que presente. Hasta ahora, no ha logrado superar el 5% de su programa. Pasará a la historia sin pena ni gloria. Eso sí, percibirá una pensión vitalicia, cómo todo ex Presidente, de unos 13 mil dólares, más 2 escoltas.
1-En Chile solamente con Allende la izquierda estuvo en el poder. Bachelet es y fue tan de izquierda como Felipe Gonzalez y Pedro Sanchez del PSOE en España, o Tony Blair del partido Laborista (traducido: partido del trabajo, partido obrero) en R. Unido. Boric es un típico ejemplo del Woke Washing neoliberal. Discurso de izquierda, antirracista, pro-LGBTIQ, ecologista extremo, por la igualdad de género, por los pueblos originarios, por más impuestos a los ricos, protector de animales, a fsvor de drogas blandas, mente abierta, PERO… PERO… PERO… todos los demás proyectos de izquierda son corruptos o autoritarios (lease ataques a Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Rusia y China como dos terribles imperialismos, «amigui» de «les» yankis, horror a Irán y Siria,solidario con Ucrania al punto de mandar instructores-zapadores, dinero y armas, todo el mundo zurdo está equivocado, sólo ellos tienen la razón…
Eso al votante chileno no le importa tanto, pero es que además Boric&Co. establecieron una serie de permisos ambientales adicionales a los ya altos estándares de Chile, querían en la Constitución una Comisión Indígena que validara las leyes del parlamento (los indígenas son solo el 13%, y tampoco poblaban ni la tercera parte de Chile), se lanzó a hablar en un discurso sobre su experiencia homosexual con un amigo (hoy está casado con una modelo) y alentó a los hombres chilenos a «explorar nuevas sensaciones» en un país católico! Lyego estableció xomo obligatorio la creación de áreas bien definidas para fumadores y no fumadores en los centros de trabajo, tanto para proteger s los no fumadores, como porque es un derecho fumar y debe poderse ejercer. eso llevó a construir, remodelar numerosos espacios en fábricas, oficinas, etc. en medio de una crisis económica para Chile. Que ahora se ha endeudado más que con el gobierno de Sebastián piñera.
Gran parte de su equipo son intelectuales o antiguos líderes juveniles sin una experiencia laboral o empresarial, ha intentado mejorar los hábitos alimentarios de los chilenos con más vegetales, pero allá la tradición es el «asado» de res, y así mil cosas más que lo han desconectado de las masas, que sí querían (99.3%) un cambio y confiaban en él, pero no un cambio tan «raro». La derecha ha apostado a los valores tradicionales de la familia y la religión en sus mensajes, a usar consignas claras, breves y concretas.
Pero, es Boric de izquierda? Que la sirenita sea negra hace a Netflix menos maquinaria de negocio y colonización cultural? Que existan baños para personas no binarias es realmente la mayor necesidad chilena? Precisamente el Woke Washing neoliberal es tomar el discurso más extremo (ambiental, feminista, lgbti, antirracista) de movimientos sociales e integrarlo al sistema capitalista, con la ayuda de esos mismos movimientos, a fin de manejarlos y dividirlos, ocultando las causas reales de esos temas. Un día veremos la OTAN bombardeando Nigeria o Haití porque contaminan los ríos y las mujeres son discriminadas, y gente como Boric lo aplaudirá y dirá que no era un gobierno justo el haitiano o nigeriano y que están contra la guerra pero imagínate, todos necesitamos un mundo solidario y verde y equidad de género y entonces causan que otros hagan eso…
Malcolm X dijo una gran verdad: hay personas que aún no son libres, no saben leer más de cuatro palabras, no tienen un centavo, no tienen techo, y ya están al momento opinando sobre el orden ceremonial de la votación del parlamento nacional, con lo que le hacen un favor al imperio foráneo. Con mucho más ego y recursos, pues igual. Defensores de todas las minucias e inermes ante las cosas urgentes. La frase de X no fue textual, pero es la esencia. Boric es como la piel negra de la sirenita de Netflix. por eso la izquierda chilena, nada, nada, nada(con ambos sentidos)… hasta que se ahoga.