¿Hablamos del caso Veitía?
Foto. / Tito Meriño
¿Hablamos del caso Veitía?
Foto. / Tito Meriño

¿Hablamos del caso Veitía?

Los sentimientos más humanos se dispararon varias semanas atrás cuando trascendió que la salud le estaba ganando una pelea a Ronaldo Veitía. Le había propinado una especie de Wazari al muy famoso entrenador, artífice de los éxitos olímpicos y mundiales de nuestras judocas.

Pero, muy a lo Ronaldo Veitía, no se rindió allá en Alicante (España), donde se encontraba en visita familiar. Y hace unas horas, con un toque de novela, o de película, cumplió su deseo de regresar a La Habana.

A grandes rasgos… ¿qué le ocurrió? La información que tenemos es que sufrió un accidente cardiovascular. Estuvo varios días en coma en una unidad de cuidados intensivos, auxiliado por un respirador artificial y sin responder a estímulos. Luego mejoró.

A partir del imaginario Wazari a su salud se dispararon varios resortes…

Uno de ellos, en la tarde del jueves 13 de este mes, lo hizo desde España uno de sus hijos, quien solicitó ayuda para que se cumpliera el deseo de su padre de regresar a Cuba. Y en el caso de que fuera él quien lo acompañara invocó una gestión excepcional, pues su pasaporte se encontraba vencido (un trámite que suele demorar semanas). Llegó a mencionar, en su muy lógico desespero, la posibilidad de que su padre fuera acompañado por otra persona.

A la velocidad de un Ippón, el organismo deportivo cubano, y la misión diplomática de nuestro país en España, se pusieron el judogui para resolver muy rápido…

En pocas horas

Apenas al siguiente día, el viernes 14 de octubre, se publicó una importante nota en la cual se informó que el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) asumiría los boletos aéreos para Veitía y un acompañante, en la clase dotada de las mayores facilidades.

“Una vez en Cuba brindaremos el seguimiento de que es merecedor el hombre al que debemos tantas alegrías, realzadas por su sencillez y el compromiso con la Patria”.

Y regresó al país este lunes 17.

En el Aeropuerto Internacional José Martí lo recibió el doctor Pablo Castillo Díaz, director del Instituto de Medicina del Deporte, quien le dio la bienvenida en nombre del movimiento deportivo y pueblo cubanos. Trascendió que sería atendido en el Hospital Hermanos Ameijeiras.

¿Hablamos del caso Veitía?
Veitía y su hijo tras la llegada. / Víctor Vitaliano Báez

Ihosvany Veitía, su hijo, lo pudo acompañar desde Alicante, y dijo que su padre tenía una sonrisa desde que supo del regreso a Cuba.

“Mi papá vive orgulloso de su cubanía. Quiero agradecer todas las gestiones hechas por parte del Inder, del Gobierno cubano y su consulado en España, por la rápida tramitación de todo y por el apoyo que nos han brindado para tenerlo aquí”.

Vistazo al hombre

Bueno, y como ya dijimos que se dispararon muchas cosas vamos a poner en blanco y negro algunos recuerdos con toques humanos para acercarnos a este hombre también Héroe Nacional del Trabajo…

A Veitía no le ha importado su exagerado peso corporal, y no hay que ser médico para imaginar que estos problemas de salud han tenido que ver con los recientes acontecimientos.

Una vez para el libro de entrevistas Después del juego le dijo en 1997 al periodista ya fallecido Marcos Alfonso (entonces subdirector del periódico Granma), que su defecto era “comer mucho, aunque no deja de ser también un gusto”.

Le preguntó también: ¿Eres creyente?

“Si ves mi automóvil te das cuenta. Es el único carro en Cuba, creo, que está pintado de morado. Soy militante del Partido Comunista y dévoto de San Lázaro, Babalu Ayé en la Regla de Ocha o Santería […] Yo le he pedido y él me ha concedido. La fe necesita pruebas, yo las he tenido. No está reñida con mi ideología ni mi forma de pensar y de actuar”.

Llegó descalzo

Lo anterior me lleva a mencionar uno que se atrapó solito del teclado, y que tiene que ver con los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, en los cuales sus chicas terminaron en el primer lugar por países, con dos medallas de oro y otras dos de plata.

Y si no lo recuerdo bien no importa, me escudo si fuera necesario defenderme en el genial Epígrafe que Gabriel García Márquez utilizó en sus Memorias (Vivir para contarla).

“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

Pues ya aterrizo luego de esa introducción: Yo estaba en el aeropuerto, entonces como reportero del periódico Granma, cuando Veitía regresó de Sídney. Llegó descalzo, y no dudé que hubiera venido así durante todo el largo viaje desde Australia. Era, tras aquel brillante éxito, su homenaje o promesa a San Lázaro.

Un colega cinta negra (¡no en judo, sino en periodismo!), José Antonio Fulgueiras, lo entrevistó a raíz de que en 2018, cuando ya no era jefe de entrenadores, lo ascendieran al Salón de la Fama.

“Nosotros tenemos 25 medallas olímpicas y de ellas seis títulos dorados, también 57 preseas mundiales, de ellas 16 campeonas del mundo. Incluso, en Sídney 2000 dominamos la disciplina del judo femenino y han sido momentos inolvidables”.

Ya casi llegó al final, y sé que todo no está dicho… El combate por su salud no ha terminado. Pero haber salido del estado de coma, y regresar a La Habana… ¡parecen más que otra medalla muy importante!

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4 comentarios

  1. Todo un campeón del movimiento deportivo cubano. Respetado por su maestría como entrenador, querido por todos los que le conocen y por aquellos que solo sabemos de sus logros en el judo femenino.
    Un cubano verdadero.

  2. Rafael, merecido reconocimiento a Veitia, se lo merece. Además, creo es el único trabajo periodístico que aclara las causas de su enfermedad. Gracias

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