Posiblemente cuando aún yo no sabía articular la palabra Mamá, ya le había oído decir a los adultos que “vista hace fe”.

Por cierto -y hablando de familia- tengo mucha, muchísima fe en la esencia de ese Código, cuyo proyecto será sometido a referendo popular el próximo domingo 25 de septiembre.

Ahora bien, si esa fe personal viene acompañada de algo que la práctica ha considerado tan importante como mil palabras (una imagen), entonces ustedes, amigos lectores de BOHEMIA, pueden apreciar o acceder al asunto, desde una óptica no menos atractiva o interesante, al menos a la mirada.

Por eso, aquí les dejo un grupo de fotos. No corresponden a aquellas reuniones, a pie de barrio, donde más de seis millones de personas realizaron casi 435 000 propuestas en torno al documento.

Tampoco grafican análisis realizados por especialistas, trabajo en comisiones, votación, actas…

Son imágenes de un día a día tan común, cotidiano, tierno, familiar y cubano como la letra y espíritu de ese proyecto que busca -y claro que encontrará- mucha más comprensión, tranquilidad, realización, inclusión, respeto, cariño, amor y felicidad en cada hogar y a escala social. No digo más. Con la mejor fe: vista y palabra son de ustedes.

No solo dentro del hogar, también fuera de él sobra espacio para la alegría y la felicidad.

El Código reserva deferente espacio para la crianza y educación de los niños.

Distintas generaciones pueden coexistir familiar y socialmente en un mismo espacio.

Llegar y superar esa edad es una dicha… y con el nuevo Código mucho mejor.

Matrimonio, hijos, tranquilidad, futuro, calidad de vida…

Así, de la mano, estos jóvenes pueden constituir y guiar mañana una hermosa familia.

Sentimientos (de padres a hijos y viceversa) que no mueren ni con la muerte.

Sin diferencia entre los brazos de papá o de mamá.

Difícilmente alguno de estos “jovencitos” no vote por el Código.

CRÉDITOS:

Texto y fotos: Pastor Batista Valdés