Mejor será que hagamos

Nada se resuelve contemplando pasivamente o aguardando por el fruto que otros cosechen. Se trata de ser sujeto activo


Por estos días, como por los acuñados en igual fecha del 2022, he oído a más de una persona decir: “veremos cómo viene este año”.

La frase reserva su dosis de lógica. Es obvio que todos deseamos 365 días mejores, sobre todo si se tiene en cuenta que dejamos atrás una etapa verdaderamente dura, complicada desde todos los puntos de vista y, por tanto, la familia, el entorno comunitario y social, la economía y el país necesitan no solo un respiro, sino también un salto. No importa si pequeño, pero un salto.

Vuelve a llamarme la atención, sin embargo, lo inconscientemente intrínseco en la frase.

El trabajo, fuente de riquezas.

Ese “veremos cómo viene este año” me deja la vaga sensación de quien aguarda por un resultado que ha de llegar por intermedio de otros, de la vida, del país… como si quien habla no fuese –o debiera verse– parte activa de ese “otros”.

Hasta un niño sabe que todo el mundo en Cuba desea, necesita, pide y espera por una recuperación que acabe, neutralice o al menos reduzca esa inflación que abulta cada vez más los precios de productos básicos para la vida, la salud, la existencia cotidiana de la población, en particular de la económicamente más perjudicada, que, como norma, es la que más humilde y honradamente percibe cada mes sus ingresos. Acerca de ello no hace falta ahondar.

Sectores como este demandan cada vez más entrega y resultados.

Ahora bien, si dejamos ese anhelo de mejoría, de avance, de cambio, de prosperidad y de crecer en calidad de vida a la buena suerte del destino, lo más probable es que nos sorprenda el 2024 amasando sueños sin poder sacar del horno la realidad que deseamos.

Tenemos que trabajar, señores y señoras –así, en primera persona, tanto del singular como del plural–. Del cielo caen la lluvia, el rocío, algún que otro meteorito, bajan la luz del sol y de la luna, pero no precipitan ni el dinero, ni los recursos, ni los alimentos, ni otras mil y más cosas que irremediable e impostergablemente requiere la economía de un país para subsistir, avanzar, desarrollarse. Y mucho menos si a ese país el imperio más poderoso y cruel del mundo le atenaza la garganta para asfixiarlo. En ello, tampoco es preciso profundizar.

La agricultura abre permanente brazos.

De manera que, por muy linda, sugerente, esperanzadora y no sé si hasta optimista que pueda parecer la frase de marras, al menos a mí me gustaría mucho más una que diga: “Veremos cómo viene este año, por medio de lo que, entre todos, podemos hacer” o “Veremos cómo empezamos a cambiar, entre todos, desde hoy mismo el curso de este año”.

No por casualidad, en su mensaje al pueblo cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de la República, reconoció que el 2022 fue uno de los años más desafiantes de la historia e invitó “a trabajar con pasión y con ganas para seguir venciendo imposibles”.

Los servicios, vitales también para un país como el nuestro.

Con similar énfasis había hecho referencia en el seno del Consejo de Ministros (octubre de 2022) a que no puede seguir sucediendo que quienes no trabajan, no aportan y están en la ilegalidad, ganen más y tengan más posibilidades para vivir que los que realmente aportan…”.

Opciones para trabajar hay, tanto en el sector estatal como en el privado. Quizás no sean hoy tan variadas o atractivas como años atrás, pero las hay.

Incluso, el área de Informática del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social ha creado una aplicación móvil denominada TrabajarEnCuba para facilitar el acceso a las ofertas de empleo en el país para todas aquellas personas interesadas en laborar.

Las estadísticas consignaban el pasado año alrededor de 4 millones 770 000 trabajadores activos, más de 3 millones 160 000 de ellos vinculados al sector estatal, y aproximadamente 1 millón 600 000 en el entorno privado.

Tampoco podemos ver las cifras como expresión consiguiente de la producción, productividad y resultados que todos añoramos y necesitamos.

Tirar “a media máquina”, no aprovechar al máximo la jornada, dejar que nos sigan sustrayendo recursos y productos de almacenes y de otros espacios estatales para engrosar, ya ni siquiera tan subterráneamente, las arterias del mercado ilícito… son fenómenos que dañan tanto como la pasiva actitud de quienes se sientan a esperar sin disparar un chícharo, como pichón con la boca abierta.

El asunto, en fin, al menos para mí, está más que claro. En lugar de ese “veremos” prefiero estar diciendo hasta el próximo 31 de diciembre: Hagamos. Y, en consecuencia, hacer.

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6 comentarios

  1. Los problemas económicos de Cuba están atribuidos a la sociedad cubana para nada tienen que ver con el Bloqueo de las Sanciones del Embargo de las Medidas Coercitivas Unilaterales del gobierno de los EE.UU. en contra del pueblo de Cuba.

  2. La empresa estatal socialista de Cuba es el actor principal de la economía cubana. Es la que articula todos los procesos productivos que se generan en Cuba. Las empresas estatales están encargadas de generar la mayor riqueza posible para el disfrute del pueblo de Cuba.

  3. El patriotismo de Cuba es el sentimiento que une a la sociedad cubana en defensa de los principios históricos, culturales, religiosos que definen la identidad de la nacionalidad cubana en el desarrollo económico y social del pueblo de Cuba.

  4. Lograr en Cuba producciones nacionales con un alto valor agregado para sustituir importaciones. Los gastos en importaciones que realiza Cuba se pueden compensar con producciones nacionales con recursos endógenos.

  5. Lograr los encadenamientos productivos con todos los actores de la economía cubana. Utilizar la inversión extranjera, privada, estatal en el fortalecimiento de la economía cubana. Todo el mundo es importante en Cuba para dinamizar la economía cubana.

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