La Oficina Nacional de Normalización es la encargada de aprobar y publicar las Normas Cubanas. / revistagranitodearena.com
La Oficina Nacional de Normalización es la encargada de aprobar y publicar las Normas Cubanas. / revistagranitodearena.com

Oficina Nacional de Normalización: Calidad sobre la balanza

La autoridad nacional reguladora en Metrología y principal órgano de certificación, inspección y supervisión estatal de la calidad en Cuba, arribará el próximo 8 de mayo a sus cinco décadas de fundada. Al trabajo y los desafíos de esta organización, encargada, además, de aprobar y publicar las Normas Cubanas (NC), se acercó BOHEMIA en diálogo con algunos de sus líderes


Carlos Rogelio Isaac Pino ha estado vinculado a la Normalización desde que se graduó de Ingeniería Mecánica en la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae), hace ya 50 años.

Carlos Rogelio Isaac Pino, director de Economía de la ONN. / Nailey Vecino Pérez

El acercamiento a textos de dibujos con sus reglas y normas, su incorporación a una fábrica de básculas y pesas que radicaba en la barriada de Lawton y su posterior llegada en 1973 al entonces Instituto Cubano de Normalización, Metrología y Control de la Calidad, fueron los primeros pasos en un camino que lo llevó a ser inversionista del propio instituto, luego jefe de su Departamento de Ciencia e Investigación, director de Industrias Básicas, de Normalización y, finalmente, durante 13 años, director de Economía de la actual Oficina Nacional de Normalización.

En la voz de Carlos nos acercamos justamente a los antecedentes de esa institución que celebrará, el próximo 8 de mayo, cinco décadas de fundada. Y es que Pino habla de esos años precursores como si recordara la historia de su vida misma. Quizás alguna que otra fecha exacta se le escapa a la memoria, pero lo esencial de los orígenes y el desarrollo de la normalización, la metrología y el control de la calidad en Cuba tienen en él una suerte de archivero.

“Cuando triunfó la Revolución no existía en Cuba ninguna organización que se ocupara de estas actividades, porque todo, o casi todo, estaba vinculado a empresas norteamericanas. Las normas técnicas de la Compañía Cubana de Electricidad, por ejemplo, eran las normas técnicas que tenía Estados Unidos. Lo que existía entonces era un área en el llamado Ministerio de Hacienda que se dedicaba a algunos aspectos de lo que hoy conocemos como Metrología Legal, enfocada sobre todo a la comprobación de las pesas del comercio.

“Donde realmente alcanzó mayor auge esta tarea fue en el Ministerio de Industrias (Mindus), que llegó a atender el 80 por ciento de la producción industrial del país. Bajo la guía e impulso de su titular, el comandante Ernesto Che Guevara, se creó allí la Dirección de Normas y Metrología, y con ella se fue generando una cultura en los temas de normalización en el territorio nacional”, comenta.

Según recuerda Carlos, durante un recorrido por distintos países de Europa y la Unión Soviética, el Che pudo comprobar cómo la metrología y la normalización se utilizaba a favor de la calidad de los productos y servicios.

Como ministro de industrias Guevara implementó en Cuba la máxima que muchos conocen de “la calidad como el respeto al pueblo”, y resaltó su importancia para alcanzar mayor desarrollo económico y situar a nuestro país dentro de los estándares internacionales. De ahí que enviara en 1961 la solicitud de ingreso del Departamento de Normas Técnicas del Ministerio de Industrias a la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés).

La petición fue aprobada y desde entonces Cuba es miembro pleno de dicho organismo. Varios han sido los procedimientos destinados a certificar la calidad de nuestros productos en los últimos años, con vistas a garantizar su presencia en un mercado competitivo y cada vez más exigente.

El camino a la ONN

Para finales de la década del 60 e inicios del 70, Cuba contaba con una Junta Central de Planificación que coordinaba el desarrollo de distintas ramas de la economía. El Mindus había desaparecido y en sustitución se crearon nuevos ministerios como el del Azúcar, de Alimentación, Industria Básica e Industria Ligera, entre otros. También se había instalado ya el primer laboratorio de metrología equipado con instrumentos donados por Alemania y se impulsaba la formación de metrólogos en el exterior.

En medio de este contexto surgió, en 1973, el Instituto Cubano de Normalización, Metrología y Control de la Calidad, atendido directamente por Osvaldo Dorticós, entonces presidente de la República y de la Junta Central de Planificación.

Tras la celebración del Primer Congreso del Partido y una segunda reorganización de la Administración Central del Estado, el Instituto cambió su nombre nuevamente al de Comité Estatal de Normalización.

Carlos reconoce que el Comité dio un gran impulso a la actividad de la normalización en Cuba, sobre todo en una década donde fueron surgiendo nuevos conceptos como el de certificación de la calidad.

“Casi todos los productos exportables del país en la época del Comité –que duró hasta el año 94– tenían normas cubanas. Mientras el Instituto aprobaba alrededor de 150 normas nacionales anuales, el comité certificaba unas 700. Además, en sus años de existencia, gracias a la colaboración de la URSS, se crearon también centros territoriales de metrología en Villa Clara y Holguín (hoy extendidos por todo el país) y se reforzaron los laboratorios existentes en Camagüey y Santiago de Cuba”, añade.

Tras la caída del campo socialista y la eventual disminución de la producción industrial de bienes y servicios tuvo lugar una nueva reestructuración de los organismos del Estado; el Comité Estatal desapareció y se creó entonces la Oficina Nacional de Normalización, adscrita al Ministerio de Economía y Planificación hasta el año 2003, fecha en que pasa al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).

La Oficina Nacional de Normalización (ONN) es hoy el principal órgano de inspección y supervisión estatal de la calidad en Cuba. Es además el órgano nacional de certificación, la autoridad nacional reguladora en Metrología y en relación a ello establece los principios y regulaciones generales para la organización y régimen jurídico de la actividad metrológica en el país. Es también la entidad coordinadora del Sistema Nacional de Control de los Alimentos, y quien aprueba y publica las Normas Cubanas (NC).

Con dos de las mujeres de ciencia que lideran el trabajo de la ONN conversó también BOHEMIA: Nancy Fernández Rodríguez, su directora general; y Norma Hylton Bermúdez, directora de Normalización.

Norma Hylton Bermúdez, directora de Normalización de la ONN. / Nailey Vecino Pérez
Nancy Fernández Rodríguez, directora general de la ONN. / Nailey Vecino Pérez

Norma trabaja allí desde el año 2001. Asegura haber crecido profesionalmente desde que forma parte del colectivo. Por obra de la casualidad, o del destino, su propio nombre advierte una relación indisoluble con la rama científico-técnica a la que dedica parte de su vida.

Cuando Nancy llegó a la ONN dejaba atrás un mundo azucarero al que había dedicado muchos años de trabajo e investigación, y al que le unían fuertes lazos emocionales y recuerdos del tiempo compartido entre derivados del bagazo de la caña, la familia y los amigos. Sin embargo, no dudó en responder al llamado de la doctora Rosa Elena Simeón y asumió el reto, desde el año 2002, de dirigir una institución que es clave hoy para el desarrollo de la economía cubana.

En diálogo con Nancy y Norma conocimos un poco más sobre metrología, gestión de la calidad, normalización, certificación…. Hablamos también sobre el trabajo de la Oficina y sobre los retos y desafíos que tiene por delante.

Pautas en Cuba

“La norma no es más que un documento técnico donde se establecen los requisitos que complementan la calidad del producto. Un grupo de comités técnicos, integrado por más de 1 000 expertos y especialistas de numerosas ramas y actividades de la economía son los encargados de elaborar las normas de cada sector”, explica Hylton.

De acuerdo con la directiva, el dossier de Normas Cubanas aprobadas hasta este año es de alrededor de 4 500 y suman 118 los comités técnicos activos.

“El hecho de ser miembros permanentes de 14 comités técnicos de la ISO y miembros observadores en más de 150, nos permite acceder a los documentos normativos que se generen a nivel internacional y posteriormente adoptarlos como Normas Cubanas. Es importante señalar que el plan anual de NC no crece porque aparezcan normas nuevas, sino por la revisión y actualización cada cinco años de las ya existentes. Lo que no puede pasar es que la norma quede obsoleta”, aclaró.

No obstante, durante los últimos años se han creado normas nuevas, relacionadas con sectores como la nanotecnología, la automática y la inocuidad de los alimentos.

“En el período más complejo de la covid 19 emergieron un grupo de normas que no existían antes, como las relacionadas con la fabricación de ventiladores pulmonares, mascarillas protectoras, equipos de laboratorio, e insumos de higiene y desinfección. Todas esas normas se hicieron públicas y de consulta gratuita para la población, a partir de un llamado de la ISO a generalizarlas a fin de disminuir el riesgo de contagio en tiempos de pandemia”, expresó por su parte la doctora Fernández.

Esta práctica de divulgación de las normas tiene expresión permanente en Cuba. Cada año los Comités Técnicos presentan a la ONN un Programa Nacional de Normalización al que cualquier parte interesada de la sociedad puede tener acceso a través del enlace www.ncnorma.cu para estudiar y emitir opinión sobre muchas de las regulaciones llevadas a consulta.

Instrumentos de medición para la Metrología. / Cortesía ONN

Entre las NC aprobadas destacan las que tributan a diversas políticas y programas priorizados, fondos exportables, miel, tabaco, café, cacao, construcción, petróleo. Existen las normas de productos, las normas de proceso, las de ensayo y de gestión, incluidos los sistemas de Gestión de Calidad (ISO 9 001), Ambiental (ISO 14 000), Inocuidad de los Alimentos (ISO 22 000), de la Energía (ISO 50 000), de Seguridad y Salud del trabajo (ISO 45 000) y más recientemente el de Gestión de la Innovación (ISO 56 000).

“Solo el 8 por ciento de las NC son obligatorias, como las que tienen que ver con la seguridad de las personas. El 92 por ciento restante si bien no lo es, sí resultan imprescindibles y necesarios, si se aspira a alcanzar la calidad de cualquier producto, empresa o servicio”, comenta Nancy.

Hylton agrega que “las normas facilitan el comercio y lo hacen más equitativo; permiten desarrollar productos y servicios más eficaces, seguros y apropiados. La calidad es una actividad basada en el principio de la mejora continua; es una categoría económica y los requisitos están en documentos normativos. He ahí su importancia”.

La medida del respeto al pueblo

“Todavía nos falta mucho para que la calidad sea el respeto al pueblo como declaró el Che –reconoce Nancy–, porque muchas veces no se tiene claro, en primer lugar, que la calidad es una integración de actores.

“No se trata de algo exclusivo del sector empresarial como piensan algunas personas y no pocos directivos. Es un error no asociar hoy la calidad o la normalización al sector presupuestado y los servicios públicos que reciben los ciudadanos. Incluso el servicio de peluquería, por citar un ejemplo al azar, incluye sus propias normas. El mundo hoy reconoce que, así como existe una infraestructura hidráulica o de comunicaciones, hay también una infraestructura de calidad que se sustenta en los pilares de normalización, metrología y competencia técnica, y que tiene que funcionar de manera armónica”.

La Empresa Agroindustrial Ceballos es una de las certificadas en el país por la norma 9 001. / acn.cu

Ya Carlos había advertido antes que el problema de la calidad en Cuba tenía que ver con la cultura y la subestimación de su papel ligado a la economía. Reconocía además la existencia de tres principios de la calidad en el mundo actual que no son negociables y que muchas veces se soslayan: su sentido altamente preventivo, su enfoque de cadena y su necesaria sostenibilidad.

En ello coincide Nancy. Y si hablamos de Metrología –añade Norma– muchas veces tampoco se tiene en cuenta la importancia de esta rama para la vida diaria, aun cuando estamos rodeados de parámetros y mediciones.

“Cuando decimos Metrología, ¿a qué nos referimos? Hablamos de la báscula del agromercado o de la mercancía que llega por el puerto, o de los equipajes que se pesan en los aviones, o del combustible, o del contenido que tiene un litro de aceite. Cuando hablamos de Metrología hablamos también de la seguridad de las personas, del comercio y de las naciones. La normalización es un elemento integrador de conceptos de gestión, de ordenamiento; la metrología es el corazón, un sistema que va más allá y una actividad por ende muy regulatoria”, puntualiza.

De los 50 años en lo adelante…

¿Hacia dónde va entonces la normalización? ¿Cuáles son los principales desafíos de la ONN para los años venideros? Carlos, Norma y Nancy responden.

“A la disciplina tecnológica –responde Carlos–. La normalización es, en primer lugar, un elemento para la disciplina tecnológica y, en segundo, es el primer componente a tener en cuenta para ser competitivo en el mercado. Todos los productos, sobre todo los exportables, tienen que tener y cumplir normas. A veces esto no se entiende porque hay quien busca la manera de evadir la ley y la norma es una ley, pero puramente técnica. Además, necesitamos ganar en productos certificados, en reconocer el aval internacional que tiene la marca estatal de calidad cubana y en entender que de nada vale tener un gran sistema de gestión si no se cuenta con una certificación que lo avale como tal”.

Norma por su parte considera que la normalización nacional apunta a la mejora, el control, la protección del ciudadano y de los recursos, al intercambio de bienes y servicios. Es una actividad que da respaldo a los que la usan, que se enfoca cada vez más en evitar la corrupción y en garantizar el cumplimiento de los requisitos por el respeto a los consumidores, el cuidado del medioambiente, la salud, el ahorro de energía…

“Uno de los retos es integrar a los nuevos actores económicos al trabajo de nuestra Oficina. Estamos promoviendo que se inserten en el proceso de elaboración de las normas, junto con los comités técnicos, para que se capaciten y sepan que existe una base normativa para las actividades que realizan. También tenemos que trabajar en que nuestros propios técnicos conozcan las normas y los procedimientos para evaluarlas”, añade.

A través del sitio www.ncnorma.cu se puede consultar el Programa Nacional de Normalización y algunas de las normas en revisión por la ONN. / Nailey Vecino Pérez

Algunos datos de interés

-La ISO instituyó el 14 de octubre como el Día Mundial de la Normalización, pues en esa fecha de 1946 un grupo de 25 países acordaron crear ese organismo, que tenía como antecedente, desde 1906, a la Comisión Electrónica Internacional.

Unas de las normas más reconocidas son las ISO 9 000, un conjunto de regulaciones de Control y Gestión de Calidad.

-En el período 2021-2022, el 80 por ciento de las normas aprobadas y publicadas en Cuba estuvo en consonancia con protocolos internacionales.

-Hasta el 15 de marzo del 2023, de acuerdo con datos publicados en la página web de la ONN, existían en el país solo 62 productos certificados.

En tanto Nancy piensa que uno de los problemas más frecuentes que tenemos tiene que ver con el embalaje y el etiquetado. Sabemos que ante las dificultades del país se han buscado alternativas, pero cualquier variante debe cumplir con la norma pertinente. Hoy la informática también juega un papel esencial en estos procesos. Ya no se hacen normas en papel y, por tanto la transformación digital es importante para el desarrollo de esta actividad. “Además, la ONN necesita convertirse en una organización cada día más joven. Todas las ingenierías, así como algunas carreras ambientales y de salud cuentan con cursos o contenidos de este tipo. Asimismo, la mayoría de las universidades técnicas tienen maestrías de Calidad, pero la especialidad no es preferente entre la juventud; la asumen como una solución para no quedarse sin estudiar y por tanto falta el amor, el compromiso. Muchos pasan un tiempo acá, luego encuentran otras motivaciones y se van utilizando las herramientas aprendidas para otros sectores. Por tanto, la mejora de los programas de estudio afines es una prioridad.

“Creo que es poco lo que estamos haciendo en las universidades para promover nuestro trabajo. Tenemos que trabajar más en ese sentido. El Consejo Nacional de Normalización, Metrología y Calidad, que preside la viceprimera ministra Inés María Chapman, labora con nosotros en dar solución a los temas más sensibles que se van identificando”, sentencia.

A 50 años de fundada, la Oficina Nacional de Normalización continúa apostando por mantener la calidad a ambos lados de la romana. A veces la balanza sopesa y un extremo cede ante la carga de las limitaciones, los tropiezos y los retos aún por superar. Pero cinco décadas de historia son suficientes para encontrar siempre la fórmula para recuperar el equilibrio o garantizar que lo que más pese sea siempre la calidad y el desarrollo.

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