Preservar lo intangible

Velar por el cuidado de lo etéreo, lo incorpóreo, lo espiritual…, no es tarea fácil. Depende de la voluntad de muchos por comprender, al igual que El Principito, la esencia y valor de lo aparentemente invisible. A fin de cuentas, ¿no es lo material, en gran medida, una manifestación de lo metafísico?


En tiempos en los que el poder hegemónico trata de instaurarse, poniendo en peligro la riqueza de la diversidad humana y cultural, se hace imperioso preservar nuestras tradiciones, saberes, hábitos y todos esos elementos que se salen del marco de lo tangible, y que son expresión de la identidad de cada pueblo y de sus habitantes.

Hace muchos años la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) tomó cartas sobre el asunto. En octubre del año 2003 creó una Convención, ratificada entonces por 180 estados, para proteger las obras del patrimonio oral e intangible más relevantes del mundo.

Dicha Convención validó el concepto de Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI), conocido también como Patrimonio Vivo, el cual hace referencia a los saberes, expresiones, prácticas o técnicas transmitidas de generación en generación por las comunidades. Incluye tradiciones orales, artes escénicas, usos sociales, rituales, actos festivos, prácticas y conocimientos relativos a la naturaleza y el universo, así como saberes y métodos vinculados a la artesanía tradicional.

También forman parte del Patrimonio Cultural Inmaterial las prácticas de transformación, conservación y consumo de los alimentos; las manifestaciones vinculadas a la construcción de la vivienda; las relacionadas con la elaboración de utensilios domésticos y las asociadas al vestuario y la decoración corporal.

De igual forma, conocimientos y prácticas de jardinería y cultivos domésticos; destrezas relacionadas a la domesticación y cría de animales; juegos y deportes tradicionales, y saberes que se asocian a la curación y tratamientos de sanación, se suman a un catálogo que parece interminable.

Hoy, la Lista Representativa del PCI se traduce en la inscripción de más de 600 elementos en todo el planeta: desde la pizza napolitana, el mariachi mexicano, el tango argentino, el teatro Tabuki de Japón o el reggae de Jamaica; hasta el Carnaval de Barranquilla, la cetrería en Emiratos Árabes Unidos, la medicina tradicional tibetana o la cultura cervecera en Bélgica, entre otros.

De acuerdo con la Unesco, dicho patrimonio no solo debe incluir tradiciones heredadas, sino también prácticas contemporáneas y urbanas de diversos grupos culturales. Estas deben crear un vínculo entre el pasado y el futuro, y solo obtienen el título si han sido reconocidas como tal por las mismas comunidades, grupos o individuos que las crean, sostienen y difunden.

La categoría también puede retirarse si algún elemento entra en contradicción con los principios fundadores de la Unesco o incumplen con la exigencia de respeto mutuo prevista por el Artículo 2 de la Convención de ese organismo.

Cuba, patrimonio vivo

Desde hace más de 10 años Cuba integra oficialmente el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial, encargado de preservar “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”, según definió la Unesco en su Convención de 2003.

La tumba francesa, el primero de los elementos cubanos declarado Patrimonio Cultural Inmaterial en 2008. / elchago.com

La Tumba Francesa fue el primero de los elementos cubanos inscritos en la Lista de PCI en el año 2008. Le siguieron la rumba en el 2016, el punto cubano en el 2017, las parrandas de la región central en 2018 y los saberes de los maestros del Ron Ligero en 2022. Pronto podría contar con un nuevo elemento: el casabe.

Recientemente se informó que la mayor de las Antillas participa en la confección de un expediente multinacional para presentar la candidatura de la elaboración y consumo tradicional de este alimento, una propuesta impulsada por República Dominicana y que respaldan además Haití, Venezuela y Honduras.

En marzo último el especialista en política del Grupo de Patrimonio Cultural Inmaterial, Ángel Michel Aleaga Hung, comentó que “en nuestro caso, el casabe es considerado una manifestación cultural que se encuentra presente geográficamente con un fuerte componente histórico en seis provincias: Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, aunque se conoce y consume en otras localidades.

“Su proceso de elaboración y consumo tradicional tiene diversos valores patrimoniales y se halla vivo desde la práctica de hombres y mujeres portadores de una herencia aborigen que se mantiene, tanto en el campo como en las ciudades. Constituye además un elemento de resistencia cultural que se ha salvaguardado de generación en generación”, agregó.

Otros elementos se han propuesto desde diversas regiones del país para ser considerados Patrimonio Inmaterial. Aun cuando muchos cumplen con los requisitos pactados por la Unesco, el proceso de confección del expediente y análisis de la propuesta es riguroso. No obstante, para la salvaguarda de los mismos, se otorga la categoría de Patrimonio Cultural de la Nación.

En este camino es esencial el rol del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, entidad encargada de velar por la protección de ese legado como elemento sustancial de la identidad cultural de los pueblos.

La rumba cubana es una expresión de autoestima y resistencia que contribuye a la formación de la identidad nacional. / gettyimages.com

“Dada la fragilidad de este legado intangible, condicionada por su dependencia de actores sociales y condiciones medioambientales específicas, ya se perfilan en el mundo políticas públicas encaminadas a preservarlo de manera más efectiva. Cuba transita por ese camino con su Comisión de Salvaguardia, a la que se han incorporado diferentes instituciones culturales como el Centro Juan Marinello y el Consejo de Casas de Cultura”, expresó la titular del Consejo, Sonia Virgen Pérez Mojena.

La más reciente reunión del Comité Intergubernamental de Salvaguardia del PCI se celebró del 28 de noviembre al 3 de diciembre de 2022 bajo la presidencia del Reino de Marruecos. Al término de los debates, los estados miembros del Comité inscribieron 47 nuevos elementos. La próxima cita tendrá lugar en Botswana del 3 al 9 de diciembre del presente año.

En mayo del 2022 la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó la Ley General de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural para regular su protección, la importación de los bienes culturales inscritos o no como patrimonio cultural, así como los sujetos de la gestión patrimonial y sus atribuciones generales.

Si bien ya existían artículos constitucionales que reflejaban la voluntad del Estado por preservar los bienes que forman parte de este patrimonio, ahora la Ley da mayor reconocimiento al Patrimonio inmaterial, material y a otras categorías a menudo olvidadas como el Patrimonio industrial de la nación.

La rumba cubana es una expresión de autoestima y resistencia que contribuye a la formación de la identidad nacional. / gettyimages.com

Temas como legislación para la protección del PCI, museología y museografía, patrimonio arqueológico y subacuático, políticas de gestión, patrimonio y turismo, entre otros, fueron llevados a debate durante el Primer Congreso Internacional de Patrimonio Cultural.

La cita, tuvo lugar del 3 al 5 de mayo en el Museo Nacional de Bellas Artes; propuso la construcción de espacios de reflexión colectiva para encarar los desafíos que representa la gestión del Patrimonio Cultural, particularmente en el ámbito latinoamericano y caribeño. Y justo el Patrimonio Cultural es también el centro de atención en la presente edición de la Feria Internacional de Turismo FitCuba 2023, que tiene a La Habana como sede.

Algunos dirán que la palabra Patrimonio anda “de moda”. Ciertamente, mucho se oye mencionar en los últimos años, quizás, porque como nunca antes se reconozca en él un importante factor de defensa de la diversidad cultural y de su conservación frente a una globalización cada vez más creciente.

El Patrimonio Inmaterial es también puente intangible de diálogo entre culturas, una apuesta por el respeto hacia otros modos de vida.

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