Qué muchachas
/ Pastor Batista Valdés.
Qué muchachas
/ Pastor Batista Valdés.

Qué muchachas

Quienes ahora las ven ahí, elegantemente acomodadas dentro de la cabina del viejo pero incondicional tractorcito, “machacando en baja” mientras un grupo de hombres descarga y siembra caña detrás de la carreta, pudieran imaginar que alguna vez egresaron con diploma de oro en el giro de la maquinaria o de la mecanización agrícola.

Nada de eso. Betty Castellón y Roxana Gómez no son más que un par de muchachas siempre dispuestas a aprender algo nuevo y a hacer lo que haga falta, a la par de cualquier hombre, en el momento y lugar necesarios, sin renunciar a esa alegría propia de la juventud cubana y mucho menos a la profundidad en sus puntos de vista y en la forma de actuar.

“Es la primera vez que manejo un tractor” –me dice Betty con una azucarada sonrisa que le baña las mejillas “de canuto a canuto”.

Qué muchachas
La diputada Reina Torres Pérez no quiere perder una imagen tan alegre y alentadora. / Pastor Batista Valdés.

“En realidad soy cuadro de la Unión de Jóvenes Comunistas en el municipio de Baraguá, donde atiendo la esfera de jóvenes trabajadores. Por eso, esta experiencia me resulta muy interesante, pues me permite tener un mayor conocimiento de causa acerca del esfuerzo que realizan nuestros operadores de tractores, de combinadas, de buldóceres y de otros equipos pesados”.

Su “copilota” Roxana también es capaz de concretar con el volante, pasito a pasito, la dedicación que suele poner en su rutina profesional, como laboratorista en el Central-refinería Ecuador.

Posiblemente en todos sus años de intensa explotación, el añejo tractor jamás haya sentido la delicadeza de unas manos femeninas conduciendo entre roturados surcos que piden a gritos una caña cada vez más imprescindible para los destinos de la agroindustria azucarera.

Como si hubiesen nacido encima de él, ambas muchachas avanzan, despacio, seguras, indetenibles.

Qué muchachas
Cada domingo, representantes de diversos organismos acometen voluntariamente estas labores. / Pastor Batista Valdés.

Al observarlas, acude a mi memoria una frase muy recurrente entre quienes aseguraban la defensa del país allá por los años 80 del pasado siglo: “Donde hay mujeres que avanzan no hay hombres que retrocedan”.

Y, en efecto: mientras el tractorcito gana terreno, detrás, sudando la gota espesa, un grupo de hombres siembra caña, más caña, toda la caña posible, en el contexto de una operación que involucra de forma voluntaria al movimiento sindical avileño, cada domingo.

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