Soluciones para una ciudad verde

Hace dos años el arquitecto Oliesky Fabre ideó un proyecto que apostaba por el desarrollo sostenible y el impulso de unidades urbanas de producción de microvegetales en la comunidad de La Timba. Hoy, esa iniciativa ha crecido hasta convertirse en una de las 10 soluciones más innovadoras para combatir el hambre en América Latina y el Caribe


Implementar un sistema agrícola urbano que aporte a la soberanía y seguridad alimentarias es el objetivo del programa cubano Enparalelo. Tanto la microempresa que lo conforma, (incluida dentro de las primeras 35 Mipymes aprobadas en el país), como el Proyecto de Desarrollo Local que lo complementa, buscan lograr la transición hacia una ciudad más sostenible desde la mirada del alimento.

Desde sus inicios, hace dos años, la iniciativa busca además crear paisajes urbanos productivos y fomentar el consumo responsable, según comenta Oliesky Fabre, su fundador y coordinador principal.

“Hemos creado una empresa llamada Enparalelo Soluciones Agro-urbanas, que se enfoca en la producción de alimentos de alto valor nutricional. Para ello, tenemos cuatro líneas de investigación; una de ellas relacionada con la producción de microvegetales o microgreens, como se conoce en inglés, así como de flores, hongos y algas comestibles. Contamos también con el proyecto de desarrollo local, de igual nombre, que tiene su principal foco de atención en el barrio La Timba del municipio habanero de Plaza de la Revolución y se orienta, entre otros puntos, al desarrollo y comercialización de kits de cultivo y soluciones técnicas”, agrega Oliesky, o simplemente Olo, como muchos lo conocen.

Si algo caracteriza a Enparalelo es su alto componente educativo. El proyecto impulsa por estos días la plataforma “Entra en mi timbal”, en la cual se materializa el anhelo de ofrecer capacitación teórica y técnica a las personas de la comunidad sobre cómo crear microunidades urbanas de producción de microvegetales.

Se trata de un proyecto que ofrece una mirada desde el alimento para el desarrollo local y que a la vez propone intercambiar sobre temas como biodiversidad y patrimonio, economía circular y gobernanza responsable. Es, asimismo, una nueva oportunidad para traer a La Timba aquel eslogan de “cultiva tu pedacito” e incentivar a los citadinos a hacerse cada vez más responsables de producir parte de su propio alimento, ya sea en patios, azoteas, terrazas e, incluso, en áreas del interior del hogar.

“Tenemos una experiencia positiva con el programa de Agricultura Urbana, pero pretendemos, desde el punto de vista de nuestra investigación, buscar y compartir soluciones que se puedan adaptar un poco más a nuestros entornos urbanos, como es el caso de los microvegetales”, apuntó.

La empresa tiene experiencia de producción y comercialización de microvegetales o microgreens. / Cortesía del entrevistado.

Microgreens, los peque-gigantes

Los microvegetales, microplantas o microgreens son, en esencia, todas las plantas comestibles cosechadas en su primera etapa de desarrollo. Generalmente tienen dimensiones de apenas 5 a 10 centímetros y una apariencia delicada; sin embargo, contienen de 20 a 40 veces mayor concentración de nutrientes, vitaminas, minerales y antioxidantes que la misma planta en estado adulto.

Otra de sus fortalezas es su corto ciclo de producción y la facilidad para cultivarlos. No necesitan fertilizantes ni pesticidas y se pueden cosechar tras los primeros siete o 14 días de vida.

En muchos países del mundo estas pequeñas plantas se han convertido en un producto sofisticado, adorado por los chefs y utilizado desde hace años en la alta cocina como potenciador de sabores y producto saludable.

Estudios recientes han demostrado que el consumo de microvegetales promueve la salud en general y ayuda a prevenir diversas enfermedades como el Alzheimer, la diabetes y ciertos tipos de cáncer. Mantienen saludable el sistema inmune, fomentan la producción de colágeno, mejoran la absorción de hierro y la densidad ósea, y ayudan a la producción de glóbulos rojos.

Microplantas logradas por el equipo de Enparalelo con el uso de luz artificial o luz led. / Cortesía del entrevistado.

Existen más de 20 variedades. La rúcula, la albahaca, la acelga, la remolacha o el cilantro son algunas de las más comunes; otras como el pak choi (col china), son menos conocidas.

A menudo son confundidos con los brotes y los germinados, mas sus procesos productivos y técnicas de cultivo son completamente diferentes.

De acuerdo con una guía del Programa Mundial de Alimentos (PMA), los microvegetales como cualquier otra planta constan de raíz, tallo y hojas. Además, necesitan buena iluminación, riego y un sustrato para poder desarrollarse.

Su distribución tiene que ser muy eficiente puesto que se consumen frescos. Por eso también es habitual su venta en pequeñas macetas para conservarlos en mejores condiciones.

Los brotes en tanto no llegan a desarrollar una planta como tal, se producen al someter a la semilla a altas condiciones de humedad y temperatura para forzar su desarrollo. Tampoco deben confundirse con las llamadas mini hortalizas, que se obtienen a través de técnicas especiales como la alta densidad de siembra o una recolección temprana.

La comercialización de microvegetales comenzó en Estados Unidos a mediados de la década del 90 y a principios del siglo XXI Europa tomó las riendas del mercado con nuevas y numerosas variedades de estas plantas, que en algún momento parecían solo capricho de una élite.

Hoy, más que una alternativa es una vía de alimento muy útil en la ciudad y, por suerte, está al alcance de todos. Contar con microvegetales se ha convertido en el nuevo concepto de huerta inteligente que impulsa la vida saludable en muchas naciones.

En realidad se pueden adaptar a cualquier espacio gris de la ciudad; no obstante, los cultivos de empresas tienen lugar por lo general en entornos protegidos, dentro de invernaderos provistos de tecnologías no necesariamente muy avanzadas, pero que dependen de condiciones climáticas más o menos favorables. La irradiación solar, por ejemplo, es el elemento clave para la producción exitosa de estos.

Alianzas para una ciudad verde

Para garantizar la calidad de sus microvegetales, Enparalelo se encuentra inmerso en pleno proceso inversionista para la construcción de su principal espacio productivo.

Gracias al apoyo del gobierno local del municipio Plaza el proyecto cuenta con un terreno donde se levantará su centro de producción en forma de domo geodésico o BioDomo. Este tendrá 15 metros de diámetro y será construido a partir de técnicas de bio-construcción, con palos rollizos de eucalipto, utilizados en muchas de las casas rústicas de cultivo en Cuba.

La alianza con otros organismos, instituciones y emprendimientos, así como la calidad del capital humano con que cuenta Enparalelo, es uno de los pilares para su crecimiento.

El equipo que lidera Olo, arquitecto de profesión, está integrado por otros arquitectos, sociólogos, licenciados en contabilidad y finanzas, y otros profesionales emprendedores, que se han unido a los gobiernos locales para impulsar un sueño que surgió hace muy poco.

Equipo de Enparalelo Soluciones Agro-urbanas. Su coordinador principal, Oliesky Fabre (Olo), a la izquierda. / Cortesía del entrevistado.

“Han sido años de mucho trabajo, como todo lo que significa emprender y emprender en Cuba en la situación actual, pero hemos logrado hacer muchas colaboraciones. Tenemos alianzas con el gobierno del municipio y con la Facultad de Arquitectura de la Cujae, en la cual imparto la asignatura optativa Creando Paisajes Urbanos Productivos.

“Formamos parte de la Ong Internacional Slow Food, y del Movimiento de Alimentación Sostenible de Cuba. También participamos en el Primer Estudio Integrado sobre Agricultura Urbana desde la mirada del Patrimonio, un proyecto internacional que vincula a cuatro universidades extranjeras, además de la Cujae, y que nos ha permitido en los últimos años viajar por varias ciudades de Europa y de Asia investigando e intercambiando experiencias”, reseña.

Enparalelo cuenta ya con importantes reconocimientos dentro y fuera de Cuba. En 2022 fue seleccionado como uno de los 10 proyectos (de entre 200 iniciativas) con las soluciones más innovadoras para combatir el hambre en América Latina y el Caribe. Dicho resultado les dotó de un acompañamiento técnico, apoyo financiero y acceso a la red mundial del PMA, la agencia humanitaria más grande del mundo.

También la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (Padit) les otorgó financiamiento para sus microunidades urbanas de producción.

“En este camino queremos remarcar la integración que existe entre actores locales y empresas para lograr cada paso. Una de las fortalezas que tiene el municipio Plaza de la Revolución es la cantidad de proyectos de desarrollo y nuevos actores económicos que reúne. De alguna manera todos nos integramos, estamos dispuestos a colaborar desde la responsabilidad social y dar ejemplo de que sí se puede hacer desarrollo local en Cuba”.

La propia naturaleza les ha convencido de que todo lo grande comienza siempre por la semilla, por lo pequeño. Enparalelo ya ha echado a andar y crece, crece mientras labra el camino hacia un sistema alimentario sostenible, inclusivo, saludable, equitativo y resiliente, conjugado con una ciudad limpia, creativa y amigable con el medioambiente.


CRÉDITO PORTADA

Enparalelo es uno de los Proyectos de Desarrollo Local del municipio Plaza de la Revolución. Tiene su foco de atención en el barrio La Timba. / Cortesía del entrevistado.

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2 comentarios

  1. está genial! mi aplauso! por favor pongan contactos, sitio web, red social… esto es replicable enteramente en otros lugares de Cuba

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