¿Un convoy de la libertad?

Camioneros canadienses, Trump
Opositores a las políticas de salud interrumpieron el paso de vehículos en Ottawa. /elperiódico.com

Después de dos años de limitaciones, cientos de camioneros canadienses protestaron contra las regulaciones sanitarias implementadas por su Gobierno, como las normativas de vacunación o la obligación de aislarse al cruzar la frontera con Estados Unidos. Algunos de esos transportistas se manifestaron en la ciudad de Quebec, otros en Columbia Británica. La gran mayoría bloqueó las principales vías de la capital del país, Ottawa, y allí, luego de tres semanas, resultaron detenidos.

Cientos de camiones bloquearon el puente Ambassador, que une el territorio canadiense de Ontario con el estado de Detroit, Estados Unidos. (Foto tomada de La Jornada.com.mx)
Cientos de camiones bloquearon el puente Ambassador, que une el territorio canadiense de Ontario con el estado de Detroit, Estados Unidos. / La Jornada.com.mx

La elevada tasa de vacunación de Canadá contrasta con la retórica que exhibieron los huelguistas (al decir del primer ministro, Justin Trudeau, más del 80 por ciento de la población ya recibió al menos una dosis). Y, según las asociaciones de transporte terrestre, el 90 por ciento de los camioneros está completamente vacunado. Aunque advertidos, nosotros, lectores de diferentes medios de comunicación, caímos en la trampa. Fueron días de incertidumbre, de especulación, de creer que quizás estas personas carecían de recursos económicos y, por eso, tenían su razón. Pero cuando se autoproclamaron Convoy de la Libertad, alzaron pancartas del expresidente estadounidense Donald Trump y ondearon banderas esvásticas nazis, supimos (o intuimos) que algo olía a podrido.

Esa revelación funcionó entonces como un antecedente. El inicio del fin, si se quiere. Los hechos que delataron la participación de grupos xenofóbicos y que demostraron, una vez más, el interés de Trump por desestabilizar cualquier forma de gobernabilidad. Él fue quien calificó a Justin Trudeau de “lunático de extrema izquierda” que “destruyó su nación con los demenciales mandatos de la covid”. Como en Bélgica, Francia o Australia, donde también se desarrollaron protestas, en Canadá predominó la ideología del neoliberalismo, las percepciones de la extrema derecha, los anhelos de libertad individual a cambio de la esclavitud para otros.

Pero ¿cuál fue la reacción del primer ministro, su gabinete, la Policía? En manifestaciones más pequeñas, ellos han actuado con mayor rapidez. Sin embargo, en esta ocasión se resistieron por varias semanas. Lo suficiente para ver cómo las autoridades federales disputaron sus responsabilidades; cómo el Partido Conservador y seis militares activos apoyaron los reclamos racistas; cómo dos miembros de la unidad antiterrorista, que se pronunciaron a favor de la llamada “supremacía blanca del Ejército”, participaron en la marcha. Es así que, cuando detuvieron el convoy, con gas pimienta y granadas aturdidoras, mostraron total incoherencia.

Los sucesos de los transportistas canadienses fueron, pues, un movimiento de la creciente extrema derecha en América del Norte. Un ensayo de Donald Trump para comprobar la eficacia de las tácticas que, de a poco, aplicará en Washington. Un alerta sobre cómo determinados grupos obreros pueden ser utilizados por los círculos de poder. Una señal de que existe el neofascismo y, por eso, debemos estar preparados. Tengamos en cuenta lo expresado por el senador canadiense Dennis Patterson: “Deploro y denuncio sin reservas el llamado Convoy de la Libertad. Permítanme ser claro: si vas ondeando una bandera nazi o de la Confederación Esclavista del Sur, te estás declarando como una persona que abraza el odio, el fanatismo y el racismo”. Para entenderlo no hay más que mirar el transcurso de los mismos acontecimientos en Estados Unidos.

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Un comentario

  1. Faltó poner que no todos eran camioneros. Personas interesadas en causar caos se autodeclararon camioneros para esconder las verdaderas intenciones y el mandato que realmente llevaban.

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