A pesar de los detractores

En el III Foro de Cooperación Internacional de la Franja y la Ruta se suscribieron centenares de acuerdos, por montos multimillonarios. El foco mediático estuvo en el estratégico encuentro chino-ruso


Pasar las manos por tejidos de seda es una experiencia muy singular. Su textura hacía que los creados en la antigua China fueran altamente cotizados en Europa y otras partes del mundo. Su significación no pasó inadvertida para los mandarines, que nombraron a su gran trayecto comercial precisamente Ruta de la Seda: vía que también resultó un vehículo ideal para esparcir culturas e ideas. De este modo se introdujo en el Imperio el budismo, el zoroastrismo y el Islam. Hubo más, se dice que los inventos chinos como el papel, un sistema de imprenta, la pólvora y el compás transformaron al “Viejo Continente”.

Xi Jinping y Vladimir Putin tuvieron un aparte en el contexto del III Foro de Cooperación de la Franja y la Ruta. / france24.com

Con todo ese simbolismo, la República Popular China inauguró formalmente en 2013 un renovado Proyecto de la Franja y la Ruta, mediante el cual ha construido infraestructura en todos los continentes, de centrales eléctricas a carreteras, ferrocarriles y puertos, sacando a millones de personas de la pobreza. Es este su lado más pragmático. Hay otro no menos trascendental, y se asocia como mecanismo de influencias, en el propósito, abiertamente público, de convertir el actual orden mundial, basado en reglas al estilo yanqui, en uno multipolar de pleno respeto del derecho internacional y de la autodeterminación.

En días recientes, del 17 al 18 de octubre de 2023, se realizó en Beijing el III Foro de Cooperación Internacional de la Franja y la Ruta, con la participación de 152 países. En las palabras de apertura, el presidente Xi Jinping recordó que “este año se cumple el décimo aniversario de la Iniciativa de la Franja y la Ruta que propuse. Esta iniciativa, inspirándose en la antigua Ruta de la Seda y centrándose en el avance de la conectividad, tiene como aspiración original fomentar la conectividad en política, infraestructura, comercio, financiación y de pueblo a pueblo con todos los países, de forma de inyectar nuevos impulsos a la economía mundial, crear nuevas oportunidades para el desarrollo global y establecer una nueva plataforma para la cooperación económica”.

Según el Canciller de la RPCH, Wang Yi, el evento fue un éxito, porque al final se suscribieron 400 acuerdos, por valor de 97 mil 200 millones de dólares.

Asociación estratégica y objetivo claro

Si el evento en general consignó gran interés, los focos mediáticos, en cambio, estuvieron centrados en los elogios que se prodigaron el mandatario ruso, Vladimir Putin, y su homólogo y anfitrión, Xi Jinping. No siempre lo hicieron con la mejor de las miradas; es lógico, se trata de dos colosos políticos, resueltos al logro de una nueva configuración del planeta por vía de la productividad, el comercio, sanas relaciones, además de ejecutar políticas exteriores transparentes, acorde al derecho internacional. (1)

Vista de un tramo del ferrocarril en construcción en Malasia en abril de 2023, en el marco de la nueva Ruta de la Seda. /alamy.es

Entre Rusia y China las relaciones fluyen, de manera que es posible afirmar que las cosas marchan bien: Su intercambio comercial continúa batiendo récords: alcanzó 134 mil 104 millones de dólares entre enero y julio de 2023. Según la administración General de Aduanas del gigante asiático, aumentó 36.5 por ciento frente al mismo período del año anterior. (2)

Ha trascendido que en el encuentro entre ambos, a su invitado Xi le manifestó apoyo a los “intereses de seguridad y desarrollo de Rusia”, al tiempo que abogó por “esfuerzos conjuntos para salvaguardar la paz mundial”. Destacó, asimismo, que “la confianza política mutua se está profundizando continuamente”, y que la cooperación mutua “es cercana”.

Mientras, Putin afirmó: “hemos reiterado en múltiples ocasiones que Rusia y China, como la mayoría de los Estados del mundo, comparten deseo de una cooperación igualitaria y mutuamente beneficiosa para lograr un progreso económico y un bienestar social universales, sostenibles a largo plazo, respetando la diversidad de civilización y el derecho a su propio modelo de desarrollo”.

Definiciones esenciales para ir marcando, como ya dijimos, otra Ruta no menos importante: la transformación de la estructura del sistema internacional. Es este el fuerte lazo que articula las relaciones chino-rusas, que apuntan como elemento primordial de supervivencia y desarrollo a un sistema que pueda hacer frente a las insaciables ansias de poder de los Estados Unidos, abocado, por ejemplo, a respaldar a Israel en su “castigo colectivo” contra la población de Gaza. Elemento desestabilizador para la región del Oriente Medio, que pudiera extenderse a varios confines del orbe. China y Rusia consideran que ello sería evitable si la justicia se hiciera cuerpo, pasando por la autodeterminación de los palestinos.

Así, esta visión diferente de cómo el mundo debería constituirse puede llegar a ser muy beneficiosa para el Sur Global, a contrapelo de obstáculos y detractores.

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