¿Es tan difícil decir “lo sentimos”?

Una justicia reparadora por los crímenes de la esclavitud es meta africana, caribeña y latinoamericana. El progreso económico, social y cultural de los imperios se asentó en el dolor de otros


Las muchas muertes en alta mar hicieron peligrar el lucrativo negocio de la esclavitud. Fue por ello que se disminuyó el número de seres humanos hacinados en los barcos negreros, lo cual no mermó un ápice la crueldad de semejante práctica de rentabilización de la ganancia. En travesías hacia el Nuevo Mundo iban encadenados, famélicos, hediondos, con melancolía en los ojos y con el ánimo doblegado por la fuerza: de 1501 a 1886 fueron robados del continente africano 15 millones de personas. El trauma histórico por tan colosal tragedia sigue siendo enorme, presupuesto para que las naciones libres exijan reparación de las otrora potencias coloniales.

Asumir responsabilidades

Estatua de la emancipación, de Senegal, desde donde salían barcos negreros portugueses, franceses, ingleses y holandeses. / elcomercio.pe

Uno de los casos más recientes ha ocurrido en Portugal. El 24 de abril de 2024 el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, exhortó al Parlamento de su país a disculparse verbalmente por su pasado colonial, con los crímenes inherentes. Entre las voces contrarias se alzaron tres partidos de derecha y extrema derecha; postura similar asumida por el Partido del Centro Socialdemócrata (CDS): “Lisboa no tiene la necesidad de revisar legados coloniales, obligaciones de reparación que parecen importadas de otros contextos. La historia es historia”. Al final hubo consenso sobre lo innecesario de la exigencia presidencial, echando un manto de silencio sobre la verdad histórica acerca de que la mitad de todos los africanos esclavizados, más de siete millones, tenían como destino tierras portuguesas. (1)

Lo acontecido en el Legislativo luso pudiera ser encarado como parte de las actuales tendencias del planeta, donde los ideales coloniales y neocoloniales marcan agendas, porque si no qué es la matanza efectuada por Israel en Gaza. Hay quien pudiera razonar incluso que lo ocurrido en Portugal es un caso muy puntual; de ser así, cómo se explica que la Unión Europea (UE) y sus renombrados representantes exhiban apoyos incondicionales al sionismo israelí, en armas, desfinanciando a la agencia de la ONU para los refugiados de Palestina o atenten contra sus propios ciudadanos cuando estos deciden no hacerse cómplices del asesinato. Es el espíritu despótico y de superioridad que sigue rondando en sus cabezas.

Durante más de 400 años la humanidad rica asistió impasible al auge de sus sociedades manchadas con la sangre de pueblos enteros que llegaron a ser la principal fuerza productiva del régimen esclavista. Con relaciones de producción asentadas en la explotación y la opresión, el sudor ajeno hizo florecer a esa misma Europa que hoy se niega a condenar a Israel.

Portugal es remiso a pagar reparaciones por las atrocidades cometidas durante la esclavitud transatlántica y la era colonial. / cdn.hispantv.com

Intentos por sanar heridas

Arreglar es verbo transitivo que significa reparar, recomponer, corregir o remediar. Conceptos aplicables cuando las antiguas víctimas de la esclavitud exigen reparaciones de parte de aquellas naciones que transformaron de raíz, y a punta de sables y arcabuces, el curso de sus historias y sus vidas. Las reparaciones por la esclavitud pueden tomar numerosas formas, que incluyen: pagos monetarios a individuos, acuerdos, becas, exención de tarifas e iniciativas sistémicas para compensar situaciones de desventaja. Las compensaciones pueden venir de la mano de disculpas y de reconocimiento de injusticias, o como medidas simbólicas en el desmantelamiento de monumentos en honor a dueños de esclavos y defensores de la esclavitud. O sea, un “lo sentimos”.

Este día internacional de homenaje a las víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos se celebra cada 25 de marzo, desde 2007. / portazona.do

Como ya se ha visto, hay quien es remiso a asumir responsabilidades; tal, el caso de David Cameron. En 2015, el entonces primer ministro del Reino Unido, en visita a Jamaica, negó la posibilidad de reparaciones a causa de la trata esclavista. En su lugar, en un laconismo muy británico y siempre desde el pragmatismo capitalista, dijo: “Hay que dejar de lado este doloroso pasado y seguir construyendo para el futuro”. Su antecesor Tony Blair, el aliado belicoso de Bush junior y de José María Aznar, tampoco quiso asumir culpa histórica por la esclavitud. Resultando en que Jamaica –con más de 90 por ciento de población de origen africano– decidió en 2023 romper sus lazos con la monarquía británica para dar paso a una reforma constitucional y levantarse como república.

La Unión Africana (UA) asimismo mantiene una postura firme sobre el resarcimiento, con años de intentarlo y encontrándose siempre con el muro del racismo. En 2023, el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, a propósito de una cumbre africana sobre el tema, manifestó que ninguna cantidad de dinero puede restaurar el daño causado por la trata transatlántica de esclavos. “Sin duda, este es un asunto que el mundo debe afrontar y que no puede seguir ignorando. No se pueden cuantificar los efectos de tales tragedias, pero hay que reconocerlos”, dijo. (2)

Activismo caribeño y latinoamericano

La Comunidad de Estados del Caribe (Caricom) es de las más activas en cuanto a esas exigencias se refiere: en septiembre de 2013 se creó una Comisión con un plan de 10 puntos para la justicia reparadora. Se enunciaron demandas hacia Europa por el sufrimiento duradero infligido con ese tipo de comercio deshumanizado. Los caribeños se solidarizaron con sus hermanos africanos y pidieron para ellos restitución de tierras, programas de ayuda para el estudio cabal de la historia, mejoras en la alfabetización, la salud física y mental de los descendientes. La huella cultural de África en esta parte del orbe es grandiosa.

Asimismo, el Caricom acordó seguir presentando el tema de las restituciones por la esclavitud ante la Corte Internacional de Justicia. Con similar línea argumental se pronunció la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) el 24 de abril de este año (el mismo día del pronunciamiento del Parlamento portugués). En el documento Hacia los 20 años de la fundación de la Alianza”,en su apartado 11 se lee: “Reafirmamos nuestro justo reclamo a los países europeos por reparaciones y compensaciones ante el colonialismo, los horrores de la esclavitud, la trata trasatlántica de personas y el genocidio perpetrado contra las poblaciones originarias.”, incluyendo a los amerindios.

Cadenas invisibles

La esclavitud sentó en los Estados Unidos las bases de su fortaleza contemporánea (aunque en picada). Es de destacar, empero, que todavía hoy mantiene un racismo no siempre velado, pese a haber votado por un presidente negro, quien durante su mandato tuvo mucho más puntos de contacto con la ideología neoconservadora blanca –más recordado por la prolongación de las guerras invasoras contra Irak, Afganistán y Siria, y por el rescate de los grandes bancos– que con su electorado afrodescendiente. La carrera de Barack Obama como presidente 44 del imperio yanqui (2009-2017) debió sortear chismorreos y traspiés: se llegó incluso a tratar de objetar la posibilidad del mandato debido a su padre, de origen keniano.

La sombra del odio racial trató de derribarlo; la prensa fue implacable, se llegó a asegurar que era descendiente del primer negro esclavo de la historia de los EE.UU. En otro extremo, se intentó “blanquearlo”, con la afirmación de que era además descendiente de inmigrantes ingleses e irlandeses, contexto en que se le emparentó con Warren Buffett, uno de los inversores más grandes del mundo y el mayor accionista de Berkshire Hathaway, sociedad tenedora con raíces en una fábrica textil de 1839 y cuya proliferación se debió al mucho trabajo negro en los campos algodoneros del país. Que conste: este comentario no pretende hacer de abogado del diablo; más bien quiere ilustrar cómo incluso aquellos afrodescendientes colocados en el más alto nivel de la pirámide de clases, defensores acérrimos del capitalismo y del excepcionalismo, siguen atados a cadenas invisibles del ignominioso pasado de esclavitud.

Desempeño en picada

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en 2014 la resolución 68/237 para el Decenio Internacional de los Afrodescendientes o Década para las Personas de Descendencia Africana. Junto con un amplio espectro de iniciativas a favor de mayores oportunidades y contra los lastres del racismo, se reclaman reparaciones por la esclavitud. Teniendo en cuenta el bombo y platillo que se le ha dado, esta periodista considera que sus resultados y alcances han sido ridículos: hasta el momento el Programa anual de becas solo ha ayudado a 80 personas, de 32 países. (3)

Y del mismo modo que el Consejo de Seguridad de la ONU está “secuestrado” por mentalidades colonialistas europeas y estadounidenses, incapacitándolo para frenar el genocidio llevado a cabo por Israel, a África y a sus descendientes se les niega la merecida consideración, en un peligroso alarde de indiferencia y prepotencia.

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Un comentario

  1. Este excelente comentario denuncia el lcrimen horrendo, la imperdonable injusticia sin reparación, que no solo sigue doliendo y reproduciéndose en el racismo, la discriminación y exclusión, el supremacismo y la conducta colonialista y neocolonial, sino en la complicidad y apoyo criminal a la salvaje barbarie que se comete por el sionismo israelí contra el heroico pueblo palestino. Para no perdérselo.

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