Foto./ Anaray Lorenzo.
Foto./ Anaray Lorenzo.

Sencillez japonesa anida en Cuba

Pueden ensalzar la luna, los colores del otoño o el trino de los pájaros; los versos breves expresan mucho y si los niños lo combinan con dibujos, más. BOHEMIA se aproxima a una peculiar manera de decir llegada de lejos


La poesía estimula los sentidos, mueve esos resortes espirituales a veces inconfesados del ser humano en relación consigo mismo y con las bellezas del mundo en derredor, en cascada de palabras exuberantes y edificadoras. Pero no siempre lo complejo suele ser el camino escogido por el poeta; hay autores que prefieren la austeridad de verbos y vocablos para darse en la libertad creadora de recuerdos o experiencias Así, lo sencillo del vivir deviene arte. Si esta además se combina con ilustraciones, sus efectos comunicativos y expresivos pueden potenciarse aún más. Los niños suelen ser muy proclives a la segunda disciplina, no tanto hacia el asombro que produce la escritura versada.

El artista Jorge Braulio Rodríguez impartió un taller de Haiku en el Centro Experimental de las Artes Visuales “José Antonio Díaz Peláez”. / Anaray Lorenzo.

Por eso fue un acierto que en el capitalino Centro de Experimentación de las Artes Visuales “José Antonio Díaz Peláez” el artista Jorge Braulio Rodríguez Quintana haya impartido clases. Iniciativa inserta en otra más amplia, impulsada en diciembre de 2023 por la Dirección Municipal de Cultura del municipio Plaza de la Revolución, la Embajada de Japón en Cuba y la institución arriba mencionada.

A los pequeños les es muy atractivo plasmar en dibujos su realidad y calzarlo con breves ideas escritas, condensación de sus singulares vivencias, desnudas de conceptualizaciones abstractas. Pero ¿qué es un Haiga?: Para BOHEMIA, Yuki Asaka, asistente de la Sección de Cultura de la Embajada nipona, explicó que esta manifestación artística tiene 40 por ciento de poesía, otro 40 por ciento de dibujo y, finalmente, 20 por ciento de armonía, cuyo resultado es algo nuevo, hermoso, lleno de emociones en palabras y formas. Mientras, Jorge Braulio, exdecano de las Facultades de Artes Plásticas y de Artes Visuales de la Universidad de las Artes (ISA), manifestó que adentrar en esta modalidad a un grupo de alumnos fue una experiencia muy edificante. Los pequeños estudiantes captaron de igual manera otra de sus enseñanzas: la esencia de escribir Haiku, consistente en solo tres versos, de cinco, siete y cinco sílabas, para un total de diecisietes, que ensalzan la naturaleza o la vida cotidiana en un momento y lugar determinados, carente de metáforas y rimas.

A concursar se ha dicho

Es por ello que “prendió” tanto la convocatoria de la embajada japonesa en nuestro país y de la JAL Foundation (aerolínea nacional de la nación asiática) al capítulo cubano del Concurso Internacional de Haiku para los Niños del Mundo. Teniendo en cuenta lo exótico que puede ser este arte para nosotros, puede decirse que hubo mucha aceptación: se recibieron 68 trabajos y sobresalió en participación la capital, seguida por Artemisa, Matanzas y Sancti Spíritus. Las palmas se las llevaron siete infantes, de entre 9 y 12 años de edad.

Hubo, sin embargo, dos primeros lugares, compartidos por Wendy Carballo Piñeiro y Sonia Beatriz Concepción Prendes, a las que se les abrió la puerta para competir en la lid Internacional de la singular modalidad. En el día de la premiación del concurso, el 23 de abril de 2024, y en un intercambio al vuelo con BOHEMIA, las niñas dijeron sentir gran emoción por el acontecimiento. También señalaron que sus familias y sus respectivas escuelas les sirvieron de inspiración. Ambas declararon sentirse atraídas por la cultura japonesa. Por tanto, sería increíble si alguna de ellas pudiera llegar a visitar a Japón, en julio del presente año, en el contexto de este desafío artístico emblema de una cultura diferente. Estaremos pendientes.

Composición de texto y dibujo (Haiga), de la joven concursante Wendy Carballo Piñeiro. / Anaray Lorenzo.
El ministro consejero de la embajada japonesa en La Habana, Namba Atsushi, entrega diplomas a los ganadores. / Anaray Lorenzo.

¿Una tradición cubana?

El profesor Jorge Braulio ha investigado mucho sobre el tema, del que se ha hecho un reputado especialista, llegando incluso a sostener criterios sumamente interesantes, partiendo a su vez de los estudios del alférez de la caballería mambisa, el cienfueguero Eduardo Benet y Castellón (1878-1965), pionero en establecer un vínculo entre José Martí y el Haiku. En la introducción de su libro Ensayo de haiku antillano el también bardo mambíilustra esa afirmación con varias muestras, una de las cuales es un fragmento de parte de los XXX Versos Sencillos:

Rojo, como en el desierto,

salió el sol al horizonte

y alumbró un esclavo muerto

Idea de Benet que pudiera refutarse desde la propia métrica de todo el poema y no visto por separado. Esta comentarista no asume ninguna postura al respecto, por carecer de conocimientos sobre un asunto sin duda controversial; de cualquier manera, cree que es una consideración interesante para los estudiosos de la obra martiana. En la línea argumental de Benet, Jorge Braulio sostiene que en la creación literaria de Martí hay indicios de la estética japonesa. Para este cultivador del Haiku en Cuba, por ejemplo, el inicio del Diario de Campaña del Apóstol así lo remite. El experto indica que “quizá parezca exagerado afirmar que Martí es el primer haijin (cultivador del Haiku) cubano. Pero, inobjetablemente, fue el primero de los escritores cubanos que logró, por un lado, aprehender con un grado de síntesis y una sensibilidad que siempre pasma el aquí y ahora de la naturaleza, y nos dejó un cuerpo teórico –poético también– que establece un vínculo con las claves del haiku, lo que lo convierte –en este campo también– en un visionario”. (1)

La española Leticia Sicilia Saavedra, creadora en Internet del Rincón del Haiku V 2.0, le dedica a la supuesta huella de esa modalidad literaria japonesa en Cuba algunas reflexiones. En ese sentido, afirma que Samuel Feijóo (1914-1992) –conocido por su poesía, su narrativa, y por su trabajo como crítico, traductor, dibujante y pintor– dedicó un extenso y completo ensayo al estilo literario en cuestión: Asuntos del haikú. Por su parte, en la publicación digital En clave de Haiku, Jorge Braulio nos recuerda que la Editorial Letras Cubanas imprimió la obra de Feijóo Crítica Lírica, que incluía el ya mentado ensayo, el estudio más abarcador sobre la temática que se ha publicado aquí.

Según Feijóo, “mucho haikú anda disperso en las páginas de los poetas cubanos de todos los tiempos: ideas, metáforas, símbolos, versos diminutos que se pueden separar y armar como haikús. Si bien es cierto que mucho poeta cubano escribió haikús sin conocer la forma japonesa, cierto es también, además, que son haikús no desdeñables al compararles con sus cultivadores orientales primigenios o con sus seguidores en el mundo todo”. Para él, eran de esa índole autores como Regino Boti (1923-1999) y Nicolás Guillén (1902-1989). (2)

Esta manera japonesa de entrelazar palabras, vivencias y percepciones con el ropaje de la sencillez, le llega a la humanidad desde tímidos ecos del siglo VIII, haciéndose fuerte en la decimoséptima centuria, en su vinculación con el zen, cuando el monje budista Matsuo Basho lo popularizó en Japón. La contemplación centenaria del entorno y su incidencia en la vida cotidiana adquieren realce desde unos aparentemente simples versos. Deseémosles entonces suerte a nuestras niñas para que, arropadas de tradiciones aprehendidas, puedan alzarse con algún premio bailando “en casa del trompo” del Haiku.

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