Foto. / minrex.cu
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El “secreto” de Cuba

En los Estados Unidos se pretende coartar el pensamiento comunista, defensor por excelencia de la solidaridad como valor, gracias al cual Cuba y sus amigos caminan juntos a pesar de todo


Para el año escolar 2026-2027, el estado norteamericano de la Florida enseñará sobre lo nocivo que es el comunismo, en una nueva cacería de brujas al mejor estilo macartista de los años 50 del pasado siglo. Esta idea ha partido de la mente truculenta del gobernador Ron DeSantis, un furibundo anticomunista y acérrimo enemigo de la Revolución Cubana. Al margen del golpe que esto supone para la supuesta libertad de expresión, credo e ideas políticas, que tanto dicen defender los Estados Unidos, el anuncio de la medida “coincidió” con la efeméride de la victoria de Cuba frente a la invasión mercenaria de Playa Girón, en 1961. Los revolucionarios y comunistas cubanos podemos vanagloriarnos de una resistencia tenaz ante los continuados planes por doblegarnos. Desconocen deliberadamente que, al darnos, recibimos.

Lo que no nos perdonan

A pesar de toda la propaganda negativa sobre los logros del socialismo en cuanto a justicia social y a su otorgamiento de mayor dignidad a hombres y mujeres, las ideas progresistas de izquierda se van abriendo paso en el propio Estados Unidos y, muy especialmente, en sus círculos intelectuales y hasta en prestigiosas universidades. Por eso, es imprescindible volver a soltar el fantasma sobre el “cucú” del comunismo, de cara a sus electores y comunidad internacional en general. Pero no parece que esa publicidad vaya a dar mucho resultado tampoco en este 2024, pues ya el año anterior, en votación de 185 naciones a favor, se alzó la mano en la Asamblea General de la ONU para certificar la resolución presentada por La Habana “Necesidad de poner fin al embargo económico, comercial y financiero, impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.(1)

En 1981 Maurice Bishop se reúne con Fidel, en su visita oficial a Cuba. / fidelcastro.cu

Washington y sus adláteres de la Florida llevan décadas presentando a Cuba como el malo de la película, y no podía ser de otra forma, porque en 1959 el Gobierno Revolucionario liderado por Fidel Castro expropió a las compañías estadounidenses, instaurando la soberanía para intentar hacer del país un mejor lugar. Un botón de muestra: el 3 de marzo de 1959 se dispone la intervención de la Compañía Cubana de Teléfonos, monopolio yanqui implicado en turbios negocios con la tiranía batistiana y la Primera Ley de Reforma Agraria –la medida más radical del período–, el 17 de mayo de ese mismo año.

Cuba ha transitado por diferentes etapas entre crisis y bonanzas. En un tiempo, su alianza estratégica con la Unión Soviética y el campo socialista europeo mucho hizo por los cubanos, como mentís a los denuestos contra el sistema, que en realidad se asienta en la solidaridad, el compañerismo y el internacionalismo, prácticas sostenidas por la Revolución desde sus inicios.

Errores y tergiversaciones aparte, el sueño de igualdad ha reinado durante 60 años en esta tierra. Como principio, Cuba sigue esa senda: el 99 por ciento de la población adulta está alfabetizada; las personas de origen humilde accedieron a carreras técnicas y universitarias, impensado cuando el capitalismo.

Por ley todos los ciudadanos son iguales, con una estrategia antirracista; un reconocido sistema de salud pública gratuita, que ha logrado bajísimas tasas de mortalidad por cada 1 000 nacimientos, cifras inconcebibles en naciones subdesarrolladas y mejores incluso que las de algunas de las industrializadas. En el período que va de 1959 a 1989 se duplicaron las tierras bajo cultivo, se asistió a un poderoso proceso de mecanización y preparación para beneficio del suelo y asimismo se crearon más de 40 centros de investigación en prácticamente todas las ramas agropecuarias. Vendría luego la caída del campo socialista y, venciendo una aguda crisis económica, Cuba logró salir a flote, no sin heridas y desviaciones macroeconómicas, es cierto; no obstante, aquí seguimos intentando un proyecto para una “mayor justicia posible”.

Vistas así las cosas, al imperialismo le es necesario asfixiarnos, porque, si no, cómo se explica su genocida política contra el pueblo cubano. Donald Trump llevó el bloqueo comercial, económico y financiero al paroxismo, comparable con el cerco nazi contra Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial. Su sucesor poco ha hecho por revertir el trumpiano acoso. En los 14 primeros meses del gobierno de Joe Biden los perjuicios ocasionados a Cuba, por el conjunto de medidas que engloba la política de bloqueo, alcanzaron los 6 364 millones de dólares, equivalentes a más de 454 millones de dólares mensuales y más de 15 millones de dólares diarios.

Ante tamaña agresividad, ajena a las armas convencionales pero tan dañinas como una guerra militar, el mundo se indigna. Resultado de la independencia en política exterior del Sur Global son nuestros vínculos con muchas naciones, que en condiciones difíciles tienden la mano, a sabiendas de que nuestro sistema anhelado es el horizonte socialista desarrollado. A tenor con otro abril en el calendario, este comentario quiere ilustrar lo anterior con dos muestras de amistad: Granada y Vietnam, que acaban de acercársenos como gesto de fraternidad y comprensión de las dificultades actuales.

Granada

Desdeel 14 de abril de 1979, Cuba y Granada sostienen relaciones político-diplomáticas bilaterales, las cuales -durante más de cuatro décadas- han fortalecido la cooperación en esferas como la salud, la educación y la construcción. Nuestro país ha formado a más de 300 profesionales granadinos, lo que corresponde con los empeños de esa nación caribeña por brindarle buenas condiciones a su gente.

En ese haber es imposible dejar de mencionar las simpatías revolucionarias que se profesaron Fidel Castro y Maurice Bishop, presidente del entonces Gobierno Popular Revolucionario de Granada. En 1983 ese pequeño país del Caribe fue invadido por los Estados Unidos. Alrededor de 7 000 marines hollaron su suelo. ¿El motivo? Evitar que medidas solidarias socialistas se impusieran. ¿Es ese el progresismo al que le teme DeSantis?

Pero los tiempos de ignominia pasó, y los dos pueblos volvieron a estrechar sus vínculos. En este abril de 2024, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, dio la bienvenida al primer ministro de Granada, Dickon Mitchell. El mandatario cubano ponderó la celebración, este año, del cuadragésimo quinto aniversario del establecimiento de las relaciones al más alto nivel y de pueblo a pueblo. Por su parte, el visitante subrayó que el bloqueo económico –y las dificultades que este entraña– “no ha podido impactar negativamente, en lo absoluto, en el espíritu del cubano”. De la estancia de Mitchell han derivado acuerdos en la agricultura (para la producción ganadera y alimentos, así como para la formación técnica), la educación, la infraestructura, la pesca (para una acuicultura sostenible), la biotecnología y el medioambiente.

Vietnam

El viceprimer ministro vietnamita, Tran Luu Quang, llegó a Cuba este 16 de abril, en visita oficial. Lo recibe el presidente Miguel Díaz-Canel. / cubadebate.cu

Otro de los “emblemas” que puede lucir Cuba frente a las pretensiones imperiales y anticomunistas son sus ininterrumpidas relaciones con la República Socialista de Vietnam. Y aquí resuenan otra vez las susodichas palabritas: socialista y comunismo. Nuestras naciones siguen desafiando retos en la decisión de fortalecer la cooperación mutua. También en este abril de 2024 Miguel Díaz-Canel Bermúdez recibió al compañero Tran Luu Quang, viceprimer ministro de Vietnam. Al darle la bienvenida aseguró: “estamos convencidos de que es una visita que marca un hito en nuestras relaciones, por el momento en que se produce, por las circunstancias que está viviendo el pueblo cubano… una vez más sentimos, en condiciones difíciles, el apoyo, la mano solidaria, el abrazo y el corazón que le entrega Vietnam a Cuba”. (2)

Al reseñar el encuentro, el sitio digital de la Presidenciade Cuba destacó que el dirigente enumeró las muchas donaciones enviadas; el crédito que se otorgó a nuestro país, con carácter especial, para comprar arroz, el cual –dijo– “es un gesto para nosotros importantísimo”, que ha garantizado la distribución del cereal de varios meses a través de la canasta familiar normada. Reconoció, asimismo, la extensión de la cooperación en materia de asistencia técnica para la producción del grano en Cuba hasta 2025. En un ambiente cálido, Díaz-Canel indicó que “somos dos naciones que hemos enfrentado con heroísmo a nuestros enemigos; empeñados en la construcción socialista”.

Mientras, Tran Luu Quang aseguró que los nexos se basan en la confianza mutua, el intercambio político y la meta común de construir el socialismo. Indicativo de ello resultó –también en el cuarto mes del presente año– la 41ª Sesión de la Comisión Intergubernamental para la Colaboración Económica y Científico-Técnica entre Vietnam y Cuba. Uno de los aspectos cardinales fue seguir priorizando la colaboración con el principal inversor asiático, manteniendo una activa participación en los emprendimientos ubicados en la Zona Especial de Desarrollo Mariel. Se perfiló para el futuro inmediato el impulso a la producción de alimentos, la energía y la biotecnología.

Esencia del comunista

Para los comunistas la solidaridad se concibecomo un valor moral. Entre muchas definiciones, puede decirse que es un valor que nos ayuda a ser conscientes de las necesidades de otros y que nos hace querer cooperar en su satisfacción. En palabras del marxista cubano Pedro Campos Perales, es el vehículo donde la sociedad y el sujeto interactúan constantemente en forma individual y recíproca, utilizando las esferas sociales y la racionalidad para lograr el desarrollo de cada persona sin perjudicar a los demás y donde prima la idea de justicia. La solidaridad es asimismo piedra angular del comportamiento comunista. Ya en el Manifiesto Comunista se ensalza como principio básico para poder fundar, y sostener, una nueva sociedad.

Ese es nuestro “secreto”. Para José Martí y Fidel Castro, la ayuda desinteresada es esencial. Tan temprano como el 8 de mayo de 1959 el máximo líder asevera que “nuestra Revolución necesita la solidaridad de los demás pueblos hermanos de América Latina para hacerse más fuerte, para hacerse más firme y para llevar adelante un programa de la más vasta dimensión”.

La región logró desembarazarse de las ataduras imperiales en ese sentido, coincidiendo en un respaldo a Cuba ante la ONU. Otros pueblos y gobiernos del mundo lo hacen. Y aunque el ser solidario no es privativo de los comunistas, porque ese valor trasciende las fronteras de la ideología y las creencias o partidos políticos, sin duda Cuba, su proyecto social socialista y sus amigos incondicionales la han llevado a cotas muy altas. Eso se “premia” incluso dentro de los propios Estados Unidos para rabia de Trump, Biden y Ron DeSantis.

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