Reír, reír y reír

La sonrisa puede ser poderosa arma frente a enemigos, o alivio ante el estrés y enfermedades. El sentido del humor se puede estimular. El Día Mundial de la Risa convoca a la alegría


Vo Thi Thang formaba parte de las milicianas de autodefensa en su provincia natal de Long An contra el invasor estadounidense. Era una de esas tantas luchadoras vietnamitas anónimas. Todo cambió en 1968, cuando fue apresada. Contrariamente a lo que se espera de alguien condenado a 20 años de cárcel, la joven sigue siendo recordada por la limpia sonrisa que le brindó a sus captores. La icónica fotografía de ese momento recorrió el mundo. Años más tarde, al preguntársele por qué había reaccionado de esa manera, respondió que confiaba en la victoria.

Vo Thi Thang, la luchadora vietnamita, es conocida como la “Sonrisa de la Victoria”. / nguoinoitieng.tv

Sin ser consciente de las recomendaciones de la medicina occidental del siglo XX acerca de las bondades de la risa, la guerrillera vietnamita reaccionó tal como lo había aprendido en su infancia: asumiendo un enfoque positivo frente a las dificultades y honrando la máxima asiática de que para estar sano hay que reír 30 veces al día. Y aunque esta recomendación no se lleve al pie de la letra, está demostrado que la alegría contribuye a la plenitud de la vida. Pero ¿podrán reír aquellos aquejados de grandes males, como enfermedades crónicas, miserias o incertidumbres? Presumiblemente no; sin embargo, la risueña seguridad en sí misma de Vo Thi Thang deja lecciones.

La peruana María Elena Escuza Pasco, directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Norbert Wiener, considera que “reírse de las propias preocupaciones ayuda a desdramatizarlas y ponernos por encima de ellas, dejando de lado la angustia a la hora de abordar los problemas”. Enorme entrenamiento tenemos entonces los cubanos, jaraneros por antonomasia, ante nuestros apremios diarios, siguiendo el refrán de que “a mal tiempo, buena cara”, burlándonos de las dificultades.

Festín para el júbilo

El doctor indio Mandan Katarian es el promotor del Día Mundial de la Risa, el primer domingo de mayo. / i.blogs.es

El indio Mandan Katarian a la altura de 1998 sentía que en su país la gente andaba demasiado ensimismada en sus problemas y que, salvo en las celebraciones, ya nadie reía como debía ser. Animado en el ideal de que la alegría debe ganarle la partida a la tristeza, lanzó la iniciativa de que el primer domingo de mayo se considere Día Mundial de la Risa. La propuesta ha calado en las sociedades más diversas y hoy se celebra en un rosario de naciones. En este 2024 le corresponde al día 5. (1)

Enfoque optimista influyente el de otra propuesta de la India, y del propio Katarian: el Yoga de la Risa. Sus seguidores se cuentan en alrededor de 6 000 clubes en más de 70 países, con millones de festivas personas. Sus detractores ponen en tela de juicio que sea una genuina práctica. No obstante las dudas, la peculiar disciplina se asienta en ejercicios grupales lúdicos, de respiración profunda, mediante la expansión y contracción del diafragma en el mantra de inhalar y exhalar, soltando grandes carcajadas porque al reír el cerebro libera hormonas (endorfinas, dopamina, serotonina y adrenalina), contribuyendo al bienestar físico con efectos positivos en lo psicológico. (2)

Contra el dolor

Pocas cosas en la vida son tan frustrantes como el llanto de una niña o un niño. La familia se siente impotente al carecer de recursos emocionales para que el “enano de casa” vuelva a sonreír cuando cae enfermo. Esas situaciones las hemos vivido todos. Si nos sobrecogemos con una fiebre un tanto alta o una tos recurrente, qué no pasa por la cabeza de una madre o de un padre frente a enfermedades infantiles graves o crónicas.

Animados en las buenas vibras, esenciales para una mejoría médica desde el flanco del sistema inmunitario, un grupo de galenos canadienses se aglutinaron en 1986 en torno a un arquetipo muy novedoso: los Doctores Payasos, Payasos de Hospital o Psicopayasos. En un inicio se pensó para los niños, peor en la medida que se fue demostrando su efectividad psicoterapéutica y relativa mejoría del estado de ánimo, se fue extendiendo también hacia pacientes adultos. Numerosos países brindan ya este servicio en centros hospitalarios, mediante actividades lúdicas, magia, ilusionismo y, lo más importante, risas.

Experiencia cubana

Los Payasos Terapéuticos contribuyen en Cuba a mejorar el estado de ánimo de niños con enfermedades crónicas. / granma.cu

En julio de 2022, la Sociedad Cubana de Psicología de la Salud y el Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap) convocaron al Primer Taller Internacional de Doctores Payasos, en la mayor de las Antillas. La cita estuvo dedicada a niñas, niños y adolescentes con enfermedades crónicas, fundamentalmente cáncer e insuficiencia renal crónica. Antecedentes existían desde 1997 y estos se aprobaron oficialmente por el Programa Materno Infantil del Minsap en 2012. Al año siguiente, se le dio vida al Proyecto “Formación de payasos terapéuticos (PTs) para instituciones de salud en Cuba”, avalado por la organización canadiense Therapeutic Clowns International, que permitió expandirlo y consolidarlo en el país. Sus pioneros fueron Santiago de Cuba, La Habana y Santa Clara.

La Primera Jornada Nacional de Payasos Terapéuticos de Santiago de Cuba marcó un hito en 2016, porque facilitó la comunicación entre diversos territorios interesados en multiplicar el Proyecto Pedialegría, iniciativa de la doctora pinareña Nadia Arteche Díaz. El colega Ronald Suárez, del periódico Granma, escribió un emotivo reportaje en el que cuenta cómo esta profesional de la salud cambia su bata blanca por otros atuendos para presentarse ante los niños en su papel de la payasa Nanka, la cual reparte “ocurrencias” en el Hospital Pediátrico Pepe Portilla, de Pinar del Río. Ella y varios de sus compañeros recibieron el apoyo de la Compañía Infantil de Teatro La Colmenita, formadora de Payasos Terapéuticos en toda Cuba.

Vestido con pantalones bombachos, y con grandes zapa-tos, bastón y bombín, el actor Charles Chaplin se volvió paradigma de buen sentido del humor. / archivozma-gazine.org

Desde hace décadas hay un batallón de narices coloradas y ropas estrafalarias que reaniman con risas la estancia hospitalaria de pacientes y familiares, experiencia que pudiera expandirse a otras instituciones, como los hogares de ancianos o los centros psicopedagógicos. En la actualidad, 11 de las 15 provincias cubanas tienen personal entrenado como payasos terapéuticos. Otra valiosa historia es la de Eduardo Montoya Pérez, psicólogo del Hospital Infantil Norte, de Santiago de Cuba, conocido por su nombre artístico de Dr. Pon. Para un medio provincial de prensa recuerda que, gracias a sus conocimientos sobre los beneficios de la risa, decide hacerse mago de forma autodidacta, creando junto con otros entusiastas el Programa de Psicopayasos de la sala de nefrología y de cardiología.

Asunto muy serio

La risa no es cosa de juego, decía mi abuela después de soltar uno de esos chistes “bobos” que nos motivaban a “portarnos bien”. La risa es un fetiche: si bien no cura, contamina con su cadencia pegajosa, aliviando tensiones, miedos, y hasta fortalece el carácter ante adversidades y miserias. Bien lo sabía Charles Chaplin, el cómico por excelencia, que en el cine, desde la piel de Charlot, devino ese entrañable vagabundo irreverente frente al ricachón. Personaje de modales refinados vestido con pantalones bombachos, y con grandes zapatos, bastón y bombín, excentricidades mediante, con su bondadoso corazón, nos legó la idea justiciera de que la risa nos hace un poco mejores.

Comparte en redes sociales:

Un comentario

  1. La autora demuestra que la risa y en general el buen humor es algo que no podemos dejar de tomarlos muy en serio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos