Abarcadora y participativa

La vida del ingeniero agrónomo Sergio Rodríguez Morales ha estado vinculada, de una forma u otra, al tema de la soberanía alimentaria. Desde el Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales (INIVIT), el cual dirige, impulsan la obtención y expansión de semillas básicas de calidad, principio que garantiza hasta un 50 por ciento de la efectividad de las siembras.

Sergio estuvo entre los parlamentarios de las Comisiones de Asuntos Constitucionales y Jurídicos y la Agroalimentaria que debatieron el Proyecto de Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, el cual se pondrá a consideración de los diputados en esta Sesión Extaordinaria del Parlamento Cubano.

Sergio Rodríguez Morales, director del Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales (INIVIT). Foto. / Jorge Luis Sánchez Rivera.

Según sus palabras, este proyecto viene a convertirse en la sombrilla que agrupa todo lo que la nación ha estado haciendo en estos años de Revolución. “En realidad, siempre ha habido una preocupación de la máxima dirección del país en relación con la calidad y cantidad nutricional”, dijo a BOHEMIA.

Sentenció que esa ley tiene una connotación política extraordinaria. “Como he dicho en otras ocasiones, el ser humano, puede vivir con una muda de ropa, un par de zapatos, pero no puede vivir sin comer”, alegó.

“Tenemos que trabajar; no es un problema del ministerio de la Agricultura, es de todos los organismos de la administración del Estado. No existen muchas Leyes similares a esta, tan abarcadora y participativa como la nuestra. Es importante que todo el pueblo esté consciente que forma parte de la Ley y también de la solución del problema”.

Al referirse a los gustos de los cubanos, expresó que no habla de hábitos. “Como soy genetista, me gusta incorporar el genoma en el pensamiento, y el código alimentario se hereda de generación en generación. No es un secreto que para los coterráneos el arroz, la carne de cerdo, los frijoles son esenciales; pero eso lo podemos enriquecer si le incorporarnos, por ejemplo, el boniato de masa naranja. Con 50 gramos de ese tubérculo una persona consume la vitamina A que requiere su organismo”, alegó, e insistió en la necesidad de trabajar desde los círculos infantiles para crear esa cultura alimentaria.

Estudioso de estos temas, dijo que siempre habrá que importar determinados alimentos, pero “tenemos que producir más para que esos millones que empleamos comprando productos foráneos se reduzcan a la máxima expresión”.

Apuntó que la única forma de bajar los precios de los productos agrícolas es produciendo más.  El director del INIVIT, institución que trabaja en la búsqueda de nuevas variedades de cultivos que hagan posible una agricultura sostenible y de calidad, resaltó que en la actualidad hay demanda de semillas porque se ha demostrado a nivel mundial que el 50 por ciento del incremento de los rendimientos se debe a éstas y a sus variedades; y el otro 50 por ciento a los insumos. “Como tenemos dificultad de éstos últimos, los productores saben que, si tienen variedad, garantizan más producción”.

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