Al niño… todo el corazón

Al niño… todo el corazón.
Yurelys siente el placer de contribuir, así, a la alimentación de otros bebitos. / Pastor Batista Valdés.

Días atrás, cuando casi por azar entré al Banco de Leche Humana con que cuentan madres y recién nacidos espirituanos en el Hospital Camilo Cienfuegos de esa central provincia, quedé maravillado por el excelente gusto con que está decorado el pequeño vestíbulo; entonces no tuve la más mínima duda de que allí la vida, tiene vida.

De haberme guiado por una espera multicausal, de días, que despejase camino al ejercicio periodístico –aun previa explicación de las nobles intenciones– tal vez hubiera terminado optando por el excelente Complejo Deportivo Recreativo ubicado en la calle Agramonte; por el legendario Museo de la Guayabera, o por la pesca espirituana.

Sin embargo, no podía privarme de contar a los lectores de BOHEMIA la envidiable limpieza, sosiego, ayuda y atenciones que reciben en ese pequeño pero vital espacio, madres jóvenes, la mayoría primerizas, que acuden a realizarse el llamado auto-ordeño, ya sea para alimentar a su bebé o para –además– donar leche a otros niños cuyas mamás no tienen aún la suficiente en pecho.

Abierto en fecha tan significativa para todos los cubanos como el 13 de agosto de 2017, en coincidencia con el nacimiento del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, por ese acogedor local pasan unas 125 madres al mes, alrededor de 70 de ellas donantes, cuyo aporte beneficia a casi un centenar de recién nacidos, en el contexto de una rutina que permite responder a necesidades de esa índole durante todo el año.

Al niño… todo el corazón.
En el acogedor vestíbulo del Banco de Leche, Aracelys aguarda satisfecha mientras su hija realiza la humanitaria donación. /Pastor Batista Valdés.

Entre las que acuden a ese servicio está Yurelys Rodríguez Pérez, de Yaguajay, cuyo bebé (Eydán Kaleth) nació con bajo peso, razón para que fuese remitido al servicio de neonatología del hospital.

“Es una experiencia muy linda –comenta Yurelys–, durante los primeros días mi niño se alimentó con leche de otra mamá. Yo no tenía mucha. Ahora, sin embargo, soy yo quien dono para otros bebitos. Eso me hace sentir muy pero muy bien. Me extraigo en distintos momentos del día. Al principio tenía un poquito de miedo. Luego me fui sintiendo más confiada y segura. Por eso les recomiendo a otras muchachas que hagan lo mismo si pueden”.

Sentada tranquilamente, Aracelys Pérez Pérez, abuela del pequeño Eydán, espera por su hija. Su rostro no denota la menor preocupación. Todo lo contrario. Yo diría que, casi casi, hasta un poquito de sana envidia.

“Cuando tuve a Yurelys no existía este banco, pero puedes estar seguro de que me hubiera ordeñado así, como ahora lo está haciendo ella. Creo que es de las primeras muestras de solidaridad humana que recibe un niño después de nacer”.

Nada es casual

Al niño… todo el corazón.
Neonatología, un servicio que fluye a puro corazón. /Manuel López Fuentes.

Partidario, desde muy joven, de que nada en la vida es casual, razones alentadoras develaría el cordial contacto con la doctora Migdiala Soria Díaz, especialista y jefa del servicio de Medicina Familiar y en Neonatología; así como con el doctor Manuel López Fuentes, máster en Atención Integral al Niño y responsable del Comité de Morbilidad.

Constituye el primer cimiento la condición de que el servicio esté completo, con todos sus especialistas, residentes y demás personal, una provechosa combinación de figuras experimentadas y noveles, además de adiestramiento seguro en otras especialidades.

Si a ese elemento, formal o cuantitativo, usted le añade el decisivo rol que en un servicio así desempeñan la disciplina, la consagración profesional, la sensibilidad humana y un trabajo en equipo, que funde a personal médico y de enfermería con el equipo de obstetricia, entonces no tiene por qué sorprenderse ante los elocuentes resultados.

“Nuestra atención al menor de 1 500 gramos es buena. Las estadísticas muestran una supervivencia del 97.8 por ciento en el paciente grave y del 95.4 en el ventilado, además de que sepsis y encefalopatías se comportan de acuerdo con los parámetros”; opina Migdiala.

“Por eso –añade Manuel– nuestro servicio cerró el año con una tasa de apenas 2.2 fallecidos por cada 1 000 nacidos vivos, asunto fundamental para que la provincia se ubicara como la segunda del país, con 4.5. Es bueno tener presente, también, el resultado de cero fallecimiento en servicio abierto, entre otras razones gracias a una sala creada con condiciones muy buenas”.

Cuestión de corazón

Al niño… todo el corazón.
Resultados como los del servicio espirituano hacen posibles imágenes como esta, captada hace algunos años en Las Tunas. /Pastor Batista Valdés.

Si con el trabajo que en estos momentos da preparar un simple encuentro, usted se somete a organizar nada más y nada menos que una Jornada Científica Virtual de Neonatología, primera de su tipo (con participación incluso de especialistas desde el exterior), no busque mucha explicación filosófica: detrás de eso hay corazón.

Si cuando el niño o la niña están de alta ya, mamá, papá y otros familiares se plantan delante de la doctora, del médico o de la enfermera y no hallan palabras con que expresar una gratitud que los ojos deletrean en perfecto español, y si, además, se aparecen un buen día con el bebito en brazos y traen o envían por correo electrónico fotos, tampoco pierdas tu tiempo en suposiciones formales: hay corazón.

Si a lo largo de cinco consecutivos años el servicio no ha recibido ni una sola queja por parte de la familia… entonces, no hay casualidad: hay corazón.

Pero lea bien esto: en medio del inclemente azote pandémico recibes a 211 recién nacidos sospechosos de contagio, 92 resultan positivos al mortal virus, 11 de ellos son reportados como graves, siete críticos, seis ventilados y si ni uno solito fallece, olvide el cuento que alguien venga a hacerle: ahí hay voluntad; hay sencilla y cubanamente tremendo corazón.

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