A trabajar juntos por “un nuevo Chile” invitó el nuevo presidente de la nación austral, Gabriel Boric, durante su discurso de investidura recibido con ovaciones por quienes apostaron por él y con escepticismo por los que apuntaron hacia el tradicionalismo político.
Al son de “El pueblo unido jamás será vencido” y “Chile despertó”, prestó juramento y se convirtió, a sus 36 años, en el mandatario más joven y votado de la historia de su país, con la promesa de un Gobierno de marcado énfasis en la igualdad, y con un gabinete mayoritario de mujeres.
Su trayectoria se inició como líder estudiantil en las manifestaciones de 2011, donde pedían mejoras en el privatizado sistema educativo. Fue además legislador de la Cámara de Diputados durante ocho años y, ahora, como representante del pacto Apruebo-Dignidad, que conforman el Frente Amplio y el Partido Comunista, ganó el balotaje del 19 de diciembre pasado. Este recorrido político y la amplia agenda social que propone llenaron los anhelos de quienes salieron a las calles en 2019 para reclamar más derechos sociales, mejor educación y salud, pero, paradójicamente, a esos mismos ya les anunció represión si salen a exigir el indulto para los presos políticos que generaron las protestas de hace casi tres años.
Ajeno a los dos grandes bloques de centro que gobernaron el país desde el retorno a la democracia en 1990, Boric afronta el desafío de la participación popular y, sobre todo, la aprobación de la nueva Constitución, que tanto han reclamado los chilenos. Aunque no cuenta con las mayorías necesarias en la Cámara de Diputados y en el Senado para hacer cambios de leyes y romper el cerrojo neoliberal de la actual Carta Magna, ha prometido respaldar, pero no entrometerse en el trabajo de la Convención Constitucional.
Un guiño a la región
Representantes de países de América Latina y de España acudieron a la ceremonia de traspaso de mando, entre ellos el presidente colombiano, Iván Duque, y el brasileño, Jair Bolsonaro. Entretanto, no recibieron invitación los de Nicaragua y Venezuela, Daniel Ortega y Nicolás Maduro, respectivamente, lo cual, consideran expertos, podría ser un claro mensaje de apego a quienes arremeten contra esos gobiernos.
El canciller Bruno Rodríguez Parrilla representó a Cuba en la ceremonia y sostuvo importantes encuentros con el nuevo gobernante y su gabinete. Vía Twitter, afirmó que en la reunión le reiteró “nuestros más sinceros deseos de éxito” y expresó la “voluntad de profundizar las relaciones bilaterales”.
En uno de sus primeros “guiños a la región”, Boric afirmó que “es necesario que América Latina vuelva a tener una voz en el mundo”, mas remarcó que organismos regionales “como Prosur, Unasur o el Grupo de Lima no sirven para unir ni para avanzar en la integración”. Hay que dejar de crear organizaciones en función de “las afinidades ideológicas de los mandatarios de turno”, expresó. Quedará solo esperar.
Un comentario
Yailé comenta con cuidadosa objetividad un acontecimiento importante para Chile y la América Nuestra, que levanta contradictorias expectativas. Sin duda, su información es satisfactoria.
Para quien no estuvo al tanto, recomiendo dar click en el enlace indicado, que amplía sobre la presencia y actividades del canciller cubano, presente en la ceremonia de asunción del traspaso de mando.
Y para los más interesados en el tema me permito sugerir, además, una mirada a un polémico artículo de Boaventura de Sousa en La Jornada (https://www.jornada.com.mx/notas/2022/03/19/mundo/los-silencios-de-ucrania-a-boric-boaventura-de-sousa-santos-ii-y-ultima/)