“Cantar enseña mucho de la vida”

Resplandece la verdad artística del trovador Silvio Rodríguez Domínguez, reconocido con el título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Sociales y Humanidades


Ha puesto en claro más de cuatro cosas. Ante todo, que la guitarra es la guitarra sin envejecer. Desde hace tiempo recrea cantos plenos de sentido. Anda sin prisa, siempre ávido por decir, nunca callar. Lo guían alardes del buen hacer y entrega ideas que se pegan al oído, al alma; en ellas vela por los colores del verso y de la palabra.

Piénselo, esa imagen de él con su instrumento invita a un viaje largo.

¿¡Quién no se ha sorprendido al tararear bajito cómo gasto papeles recordándote, mi unicornio azul ayer se me perdió o solo el amor engendra lo que perdura!?

Unas, otras, vienen a la memoria sin pedir permiso. Tal vez porque involucra declaraciones sobre lo que le rodea. Siembra la inquietud sinceramente, sin artificio. Cálido atestigua la condición de trovador, así, a secas. Sin que sea necesario agregar cantautor, poeta, músico. Lo alumbra la refinada sensibilidad de los artistas auténticos.

Como no existimos sin los recuerdos, repaso su cálido timbre en grabaciones nunca dormidas en mi archivo sonoro. Tiene pinta de sabio, lo dicho ayer tiene hoy nuevas significaciones.

¿Por qué vuelve a conquistar mediante el ingenio y las prodigiosas habilidades de un lenguaje jamás complaciente?

Lo acompañan las remembranzas, los nuevos proyectos, el abordaje de las complejidades de la existencia cotidiana.

Domina su repertorio un tono intimista en el que prevalecen los compromisos éticos y estéticos. En etapa de la covid-19 tuvo mucho tiempo para concebir trabajos y ninguno para realizarlos. Según me comentó: “Por primera vez desde que tengo uso de razón todo el planeta está a la espera de lo mismo. Sería tremendo si fuera una declaración de paz universal o de respeto a la naturaleza. Cuántos mitos se vendrían al suelo”.

También admitió: “Cantar enseña mucho de la vida. Da dolores y alegrías”.

Rechaza las sonrisas de conformidad, es un artista con los pies sobre la tierra.

Sin ambages entrega alertas al reconocer: “La Internet tiene sus pegas, es un instrumento que depende de cómo se le utilice, por eso también es transmisor de mentiras y ha emparejado notablemente el acceso al saber. Como en todo, hay que tener criterio, leer críticamente. La confrontación de pareceres hace pensar”.

La paciente impaciencia

Poco a poco aprendió que las canciones solo le pertenecen cuando las está haciendo. Después deben defenderse solas, apuntó.

No está ajeno al mercado, la estandarización de los gustos impuestos por los monopolios y la incidencia de ambos en el progreso de la música.

Alguna vez me dijo: “Todo lo que es vendible acaba transformándose en industria. Predomina la mentalidad de obtener ganancias en todo, hasta en la cura de las enfermedades. La música también es comercializable, ha inflado un mundo fabuloso basado en la ilusión, aunque también dentro de eso hay expresiones de verdadera calidad. Hoy muchos artistas que son conscientes en el mundo, toman partido por las causas justas, gente con dignidad. Esto nos salva”.

Instancias expresivas de su manera de ver y sentir lo nuestro transmiten goces.

Los desgranó al reflexionar: “La principal fortaleza de la cultura cubana es su propia existencia, su origen, su autenticidad y su eclecticismo. La principal debilidad es que los medios que la difunden no pueden sustraerse a imitar a la cultura hegemónica. Todos los programas superestelares son calcos de los shows de moda en el mundo. Hay una especie de complejo de aldeano que ni los más fervientes adoctrinamientos han logrado reducir, ¿por qué será?”.

El título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Sociales y Humanidades valida la prominencia creativa de su arte. Omara García / ACN.

El legado de su quehacer nutre a generaciones

Son estimulantes las giras realizadas por los barrios más humildes de La Habana. Le dieron la posibilidad de ir a lugares hacia donde es difícil trasladarse, bien sea por la lejanía, las deficiencias del transporte o las costumbres arraigadas en quienes viven apartados.

También devinieron una posibilidad de conectar directamente con zonas sociales y entregarles lo que es capaz de hacer, dárselo sin intermediarios, sin lucro, solo a través del afecto y el respeto por el prójimo.

Valoró los conciertos en las prisiones de muy satisfactorios: “Lo que en la calle es un acercamiento, una opción cultural, en la cárcel significa sobre todo un gesto de apoyo. Nadie agradece más la solidaridad que quien no tiene libertad. Hemos tenido experiencias muy conmovedoras, después, al cabo de los años, cuando nos hemos encontrado con algunos exreclusos y excustodios vivimos emociones edificantes”.

Múltiples vivencias iluminan al conocer parte de lo que ha vivido. Entre ellas, la del 28 de enero de 1989, cuando llegó al Pico Turquino. Había realizado un recorrido por todo el país junto al grupo Afrocuba. Subieron a la montaña varios cientos de jóvenes. Cantó con Vicente Feliú durante una hora. Al finalizar, entró en el cielo una nube como un manto blanco a la manera de un telón de fondo.

Evocar testimonios inéditos y publicados despliega la aguzada filosofía de un creador insomne. Necesariamente es preciso volver a lo que ha meditado.

“Soñar e imaginar tienen que ver, pero si nos ponemos a pensar ya es otra cosa. Vivimos en un mundo cada vez más disparatado donde los más poderosos en vez de impartir orden basado en la justicia, roban, matan, bloquean, dan muy malos ejemplos. La gente parece aprender más rápido de lo malo que de lo bueno. Sobre esto recuerdo una vez, muy al principio, cuando un 4 de abril Fidel le hablaba a los jóvenes y les decía que el ocio era espontáneo y la virtud había que cultivarla. Es mucho lo que nos falta por cultivar a todos. Mientras más seamos será más difícil de lograrlo”.

Ciertamente, Silvio Rodríguez Domínguez, el trovador, ha puesto en claro más de cuatro cosas. Por eso no asombró que la Universidad de La Habana le otorgara el título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Sociales y Humanidades. Es otro motivo más de alegría para seguir pensando su arte imperecedero para todos los tiempos.


CRÉDITO PORTADA

jornada.com.mx

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos