El aniversario 504 de la fundación de La Villa San Cristóbal de La Habana, este 16 de noviembre, invita a revisitar sitios históricos, paisajes, símbolos imperecederos de la ciudad que todos debemos preservar con esmero y gratitud.

Desde los primeros pasos sentimos la necesidad de avanzar en un camino que oriundos y visitantes pueden compartir con el mismo disfrute. Construcciones melladas por el tiempo, esculturas, amaneceres y atardeceres, revelan la magia de esta interesante metrópoli.

A las márgenes del puerto a ritmo vertiginoso surgió la antigua urbe de luces y sombras, estrechas calles de adoquines, bellos portales y columnas, en combinación con los nuevos estilos y el ajetreado ritmo que propone la contemporaneidad, dispone un espacio para cada deleite, cada recuerdo, cada añoranza de todos los que la transitan.

Entre retos y aspiraciones la ciudad persiste, y continuará imponiéndose con la realidad luminosa de sus calles cálidas, húmedas y tropicales y su vetusta arquitectura barroca que insiste en desafiar el tiempo.