
A nosotros no nos pasará, ¿seguro?
¿Somos cómplices, directa o indirectamente, del mantenimiento de la inhumanidad cotidiana en Palestina? ¿Seguiremos sin hacer mucho más mientras una nación entera perece?
¿Somos cómplices, directa o indirectamente, del mantenimiento de la inhumanidad cotidiana en Palestina? ¿Seguiremos sin hacer mucho más mientras una nación entera perece?
Las calles de La Habana son testigos de celebraciones por el 9 de mayo, el “Dien Pavedi” (Día de la Victoria), contra los nazi fascistas alemanes en la que los soviéticos denominaron la Gran Guerra Patria
Que estas imágenes sirvan para ilustrar su papel en tiempos de resiliencia
Alta afluencia de personas en oficina de ventas para reservar capacidades hasta el fin de año
Ni la más intensa o desgastante rutina de trabajo, ni las enormes vicisitudes de estos tiempos impiden que miles de cubanas adoren y atiendan a esos retoños divinos que les dio la vida
Petición formulada por el papa Francisco. Veremos aquí tres grandes motivos para no olvidarlo nunca
La literatura, el cine, el audiovisual y las visualidades son territorios abiertos al conocimiento, los saberes y el disfrute; solo es preciso descubrirlos en profundidad durante toda la vida
Conocido como el Embajador sin Fronteras, el buque escuela de Venezuela Simón Bolívar dejó caer anclas en el puerto de La Habana para alegría nuestra
Cerca de mil representantes de 269 organizaciones participaron en el Encuentro Internacional de solidaridad con Cuba, el antimperialismo y contra el resurgimiento del fascismo
“¿Que no voy a dormir esta noche?; ¿seguro?”. “¡Cómo!, ¿me puedo sentar en el piso?”. “¿En serio, me vas a te-ner todas esas horas a ‘caballito‛?”. “¿De verdad, ¿puedo ir al desfile?”. “No voy; ah bueno, si me dejas usar la tablet, entonces sí”. Recreo probables diálogos con pa-dres, abuelos y otros parientes previos a otra concentra-ción popular por el 1º de mayo; a secas, pues si bien es el Día Internacional de los Trabajadores, aquí nadie lo llama tan formalmente, de tanto que lo hemos interiori-zado como conquista revolucionaria de calles y plazas.
Este 2025 volvió la habanera Plaza de la Revolución José Martí a ser epicentro del júbilo y la esperanza. De uno, le sacamos la energía permanente; de la segunda, el ritmo necesario para un horizonte de conquistas dia-rias: sociales, económicas, culturales, políticas… Pero los pequeños crecen ajenos a los intríngulis de la vida.
Solo saben que la posibilidad de estar lejos de la cama o el poder transgredir ciertas normas les hará felices en su reinado. Más de lo que pueden serlo, porque quizá la merienda no está buena, las clases de Historia les si-guen aburriendo o la falta de “lú” los deja sin muñequi-tos. Tampoco comprenden la totalidad de las causas de muchas privaciones, aunque algo escuchan en hogares y escuelas, donde los pioneros conocen sobre lo malo del bloqueo estadounidense, de la salvadora amistad mundial, y otro sinfín de cosas; donde la situación com-pleja actual la asumen –y viven– a su manera.
Como reporteros fuimos testigos: niñas y niños ra-diantes de vivir una “aventura” única, luciendo imitacio-nes de los uniformes de padres y madres, tocando el cielo con las manos, y las mejillas llenas de colores de la bandera cubana. Alguien pudiera alegar que están “adoctrinados”. Nada más alejado de la verdad: en Cuba la infancia es sagrada, y pobre de quien ose mancillarla. Y sí, por eso también, este 1º de mayo llenamos “la Pla-za”.
¿Somos cómplices, directa o indirectamente, del mantenimiento de la inhumanidad cotidiana en Palestina? ¿Seguiremos sin hacer mucho más mientras una nación entera perece?
Las calles de La Habana son testigos de celebraciones por el 9 de mayo, el “Dien Pavedi” (Día de la Victoria), contra los nazi fascistas alemanes en la que los soviéticos denominaron la Gran Guerra Patria
Que estas imágenes sirvan para ilustrar su papel en tiempos de resiliencia
Alta afluencia de personas en oficina de ventas para reservar capacidades hasta el fin de año
Ni la más intensa o desgastante rutina de trabajo, ni las enormes vicisitudes de estos tiempos impiden que miles de cubanas adoren y atiendan a esos retoños divinos que les dio la vida
Petición formulada por el papa Francisco. Veremos aquí tres grandes motivos para no olvidarlo nunca
La literatura, el cine, el audiovisual y las visualidades son territorios abiertos al conocimiento, los saberes y el disfrute; solo es preciso descubrirlos en profundidad durante toda la vida
Conocido como el Embajador sin Fronteras, el buque escuela de Venezuela Simón Bolívar dejó caer anclas en el puerto de La Habana para alegría nuestra
Cerca de mil representantes de 269 organizaciones participaron en el Encuentro Internacional de solidaridad con Cuba, el antimperialismo y contra el resurgimiento del fascismo
“¿Que no voy a dormir esta noche?; ¿seguro?”. “¡Cómo!, ¿me puedo sentar en el piso?”. “¿En serio, me vas a te-ner todas esas horas a ‘caballito‛?”. “¿De verdad, ¿puedo ir al desfile?”. “No voy; ah bueno, si me dejas usar la tablet, entonces sí”. Recreo probables diálogos con pa-dres, abuelos y otros parientes previos a otra concentra-ción popular por el 1º de mayo; a secas, pues si bien es el Día Internacional de los Trabajadores, aquí nadie lo llama tan formalmente, de tanto que lo hemos interiori-zado como conquista revolucionaria de calles y plazas.
Este 2025 volvió la habanera Plaza de la Revolución José Martí a ser epicentro del júbilo y la esperanza. De uno, le sacamos la energía permanente; de la segunda, el ritmo necesario para un horizonte de conquistas dia-rias: sociales, económicas, culturales, políticas… Pero los pequeños crecen ajenos a los intríngulis de la vida.
Solo saben que la posibilidad de estar lejos de la cama o el poder transgredir ciertas normas les hará felices en su reinado. Más de lo que pueden serlo, porque quizá la merienda no está buena, las clases de Historia les si-guen aburriendo o la falta de “lú” los deja sin muñequi-tos. Tampoco comprenden la totalidad de las causas de muchas privaciones, aunque algo escuchan en hogares y escuelas, donde los pioneros conocen sobre lo malo del bloqueo estadounidense, de la salvadora amistad mundial, y otro sinfín de cosas; donde la situación com-pleja actual la asumen –y viven– a su manera.
Como reporteros fuimos testigos: niñas y niños ra-diantes de vivir una “aventura” única, luciendo imitacio-nes de los uniformes de padres y madres, tocando el cielo con las manos, y las mejillas llenas de colores de la bandera cubana. Alguien pudiera alegar que están “adoctrinados”. Nada más alejado de la verdad: en Cuba la infancia es sagrada, y pobre de quien ose mancillarla. Y sí, por eso también, este 1º de mayo llenamos “la Pla-za”.
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