Cuando Poseidón bota el sofá
Cuando Poseidón bota el sofá

Cuando Poseidón bota el sofá

Las olas golpean con fuerza los muros del malecón… esa maravilla arquitectónica que constituye símbolo de La Habana, ese sofá de roca y cemento, oyente impasible, donde reposan y asientan tantas ensoñaciones humanas. No hay mejor lugar para pensar, dicen los habaneros. Pero cuando Poseidón se desata no cree en suspiros como Moscú no cree en lágrimas. Así, año tras año, el gran señor de los mares suele regresar a reclamar el tramo que una vez le fue arrebatado con tierra por los hombres.

El oleaje convertido en puños de agua y salitre salta como ladrones el muro, e inunda irremediablemente las zonas bajas del litoral capitalino. Calles, aceras, parques, casas acaban sumergidas… todo queda bajo las aguas implacables, sucias, turbulentas. Cada vez que Poseidón se desata Centro Habana se vuelve una triste Venecia tropical. Solo que sin las góndolas ni los atractivos de la Venecia natural. Estas imágenes –de inundaciones pasadas– nos confirman que más vale precaver, y no olvidar.

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