Cuando todo pase…

Un incendio forestal sin precedentes en Pinares de Mayarí convoca a todas las fuerzas posibles para sofocarlo. Aunque la vida humana no corre peligro, las especies naturales, plantaciones y algunas viviendas han sido afectadas


“¡Hola! Necesito hablar contigo”, fue el texto parco y rápido que le dejé en su Whatsapp, a las 2 y 37 de la tarde del martes 21 de febrero. Emilio no respondió. Era una gran probabilidad, teniendo en cuenta que dada la misión en que andaba, difícilmente tendría tiempo ni de activar los datos móviles. Insistí por SMS: “Por si te puedes conectar más tarde, te dejé un mensaje. Mi jefe quiere que nos ayudes. El tema es el incendio”.

Este es el mayor incendio forestal que recuerden los pobladores de Pinares de Mayarí, donde cada año ocurren siniestros a causa de la sequía.

Once minutos después, un audio a través del chat de Whatsapp me indicaba: “Saludos, estimada amiga. Estoy ahora en área de cobertura, pero aquí se pierde la comunicación con mucha facilidad. Intenta llamarme al móvil a ver si hay electricidad o cobertura en la zona. Ahora estamos en un tiempo para el almuerzo y uno puede conectarse. Un abrazo”.

En breve tiempo, el periodista Emilio Rodríguez Pupo, de la emisora Radio Mayarí, al este de Holguín, comenzaría a enviarme cuanto detalle pudo, en sus escasos minutos para descansar, sobre el incendio forestal que mantiene en vilo a pobladores, guardabosques, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y las autoridades del territorio, desde el sábado 18.

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–¿Cuál es su nombre? -pregunta Emilio al campesino, después de saludarlo con un apretón de manos.

–Jesús Aldana Rodríguez -responde el hombre, que ha estado luchando intensamente para no dejar que las llamas lleguen hasta su finca, ubicada en el área conocida como La Recría, en Pinares de Mayarí.

–¿Cómo ha estado la situación por sus tierras?

–Difícil, mijo, difícil. Yo tenía ahí salvada una caballería, pero con esta candela que viene de la loma pa’ abajo, ya la pierdo. Llevo cuatro días con hoy ahí, día por día y noche por noche, faja’o con la candela, hermano. Y después que controlo esta, ahora viene bajando la otra. Válgame los bomberos que me han ayudado. Pero la que viene bajando ya me coge las dos caballerías y pico que tengo allá atrás. Tremendo hermano, tremendo.

–¿Y su casa está protegida?

–Sí, está protegida –dice el hombre con el rostro inundado de preocupación, se ajusta el sombrero de yarey y deja la conversación en pausa. Se va hasta los límites de la valla, para apoyar en lo que necesiten los miembros del Cuerpo de Bomberos, que intentan mitigar la furia de las llamas.

Relativamente cerca del Centro de Investigaciones para la Montaña y del motel Villa Pinares, Jesús Aldana tiene sus hectáreas de tierra sembradas de plátano, yuca, berenjena, col, maíz y otros cultivos.

“Durante todos estos días ha luchado por proteger su esfuerzo de meses ante la cercanía de las llamas, aunque está seguro de que deberá comenzar todo de nuevo cuando el siniestro termine. Ahora se concentra en el cuidado de la puerca, que parió hace poco nueve lechoncitos, y en alimentar a los ovejos y las vacas. Él ama el campo y la vida”, me dice Emilio desde allá arriba, en Pinares, donde aún el fuego todo lo puede.

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La noche del martes 21 de febrero no es fresca ni apacible en las cercanías del motel Villa Pinares. La yerba arde y las llamas se entremezclan con la espesura, enrareciendo el ambiente. Contrario a lo que las autoridades esperaban, el incendio, lejos de aplacarse, cobró fuerza y ha sido imposible evitar su avance hacia las profundidades del Parque Natural Mensura-Piloto, área protegida por sus valores naturales, fundamentalmente rica en cientos de especies endémicas.

El fuego saltó la trocha abierta para detenerlo y logró ascender hasta la punta de la Loma de la Mensura, a más de 900 metros sobre el nivel del mar. Intenta doblegar a la vegetación y el Comando 16, del Cuerpo de Bomberos del territorio, se aferra a los pitones. Lanzan chorros de agua con persistencia, aunque el combate cada vez es más difícil, por la amplia extensión que ocupa el siniestro.  

Los comandos del Cuerpo de Bomberos en Mayarí han trabajado durante días para sofocar el incendio, que aún persiste.

Emilio acompaña, tras el lente de su cámara, la actuación valerosa de los jóvenes bomberos que llevan días con descanso a medias, a veces sobre los carros, prestos a saltar de inmediato hacia la zona de combate. Él mismo está exhausto, pero no lo dice, porque ante la magnitud del esfuerzo de los otros, le parece que el suyo es ínfimo. Por eso, prefiere dejar testimonio gráfico y sonoro, y subirlo a las redes sociales, para que se conozca, más allá de las fronteras de Mayarí, el valor de esos hombres frente al fuego.

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Uno de los primeros focos del incendio se localizó en las cercanías del sitio conocido como Vaquería 15 (cuyo nombre se debe a una antigua zona de producción ganadera que ya no existe). Controlar el incendio forestal ha sido una misión compleja desde el sábado 18 de febrero, a causa de la fuerza del viento.

La fuerza del viento impidió que las trochas cortafuegos detuvieran el avance de las llamas.

El siniestro ha dañado varias áreas del Consejo Popular de Pinares de Mayarí, el más extenso de la provincia de Holguín, aunque el menos poblado. Muy cerca de los lugares afectados se encuentran las comunidades de Pueblo Nuevo de Pinares, Vivero 2 y La Mensura, sitios donde habitan poco más de 500 personas, quienes se encuentran a buen resguardo. Los niños, ancianos, embarazadas y personas con padecimientos respiratorios fueron trasladados hacia lugares seguros con la asistencia médica necesaria.

Trabajadores agroforestales de la zona aseguran que nunca habían visto avanzar tan rápido un siniestro como este. Y los datos oficiales lo confirman. En un informe brindado a la prensa hace unas semanas, el Ministerio del Interior de Cuba precisó que, con más de 80 incendios forestales, en enero Cuba alcanzó una cifra récord, de acuerdo con los registros históricos del Cuerpo de Guardabosques de Cuba para ese mes. El 87 por ciento de ellos fueron extinguidos antes de las cinco hectáreas, aunque la evolución de la sequía alerta sobre la importancia de la prevención.

En este último se ha necesitado de la cohesión de todas las fuerzas posibles: el Cuerpo de Guardabosques del territorio y el del municipio de Mella, en Santiago de Cuba, los comandos 16 y 11 del Cuerpo de Bomberos de Mayarí, trabajadores de la Empresa agroforestal, helicópteros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, personas de diferentes empresas del municipio y los vecinos de la zona. En la tarde del miércoles 22, arribaron a la provincia aviones de la UEB Empresa Nacionales de Servicios Aéreos (ENSA), de Sancti Spíritus, con el objetivo de apoyar la labor.  

El heroísmo de los bomberos, otra vez puesto a prueba.

Hay mujeres que también ayudan: no resisten permanecer de brazos cruzados en sus casas, como Miladis Revé, quien salió a caminar kilómetro tras kilómetro, junto a varias vecinas, ataviadas con sombreros y camisas de tela gruesa y con mangas largas, a localizar pequeños focos y contribuir a extinguirlos. 

El llamado de la dirección del Partido y del Gobierno en la provincia de Holguín, y del municipio de Mayarí, ha estado dirigido a preservar la salud y la integridad de las personas. El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se ha mantenido en comunicación con las autoridades del territorio.

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Emilio Rodríguez ha caminado tanto las zonas carbonizadas como las envueltas en llamas, intentando acompañar, cámara y grabadora en mano, el esfuerzo de quienes se enfrentan al siniestro. Sabe lo que significa un incendio de esas proporciones no solo para los campesinos y sus familias, sino para la naturaleza.

Pinares de Mayarí es uno de los sitios emblemáticos de ese municipio e, incluso, de la provincia de Holguín. Mucho ha tenido que subir por esas lomas, durante sus años de trabajo como periodista en la emisora municipal. Por eso, transmite informaciones lo más abarcadoras posibles tanto para el sistema de la radio cubana, como para el sistema informativo de la televisión y las redes sociales. Entiende su responsabilidad, pero también lo moviliza el afecto por aquella zona con tanta riqueza ecológica.  

“Han sido experiencias impresionantes –confiesa–. La tensión de los pobladores del lugar que, en varias oportunidades, se quedó completamente cubierto por la humareda. El domingo la población de Pueblo Nuevo de Pinares comenzó a desesperarse. Era ya de tarde, había mucho aire y humo. Eso causó gran estrés, sobre todo cuando se acercaron las llamas. La comunidad estaba segura, porque hay un espacio cubierto alrededor que no dejaba transitar las llamas hacia el centro de la población, pero el humo era muy fuerte y denso. A causa de eso, por momentos se perdía visibilidad hacia la zona”.

Cuenta que otro momento difícil fue cuando, en Vivero 2, cerca de siete familias estuvieron en un riesgo extremo porque no querían alejarse de sus hogares, que estaban muy cerca de las llamas. “Allí el Comando 11 hizo una labor heroica”, reconoce el periodista mayaricero.

En la zona de La Plancha, cerca del asentamiento poblacional, la cual es rica en plantas exóticas y especies forestales, sobre todo de pino cubensis y sembrados de café, algunas viviendas también estuvieron en un riesgo alto. Allí se perdió casi por completo el tendido eléctrico.

“La tensión ha sido permanente –relata–. El martes, cuando se sobrevoló para hacer una exploración aérea, se detuvieron varias acciones porque el humo cubría casi todo, cerca de 500 hectáreas en ese momento. No se pudo seguir adelante con el bombardeo aéreo de agua para calmar el avance hacia el Centro de Investigaciones para la montaña y el motel Villa Pinares. En la noche, se enrareció todo ese escenario porque las llamas se acercaron mucho a esta institución.

“Aquí ha habido un espíritu solidario ejemplar. Quiero destacar el sacrificio de los guardabosques, de los bomberos y de las personas que salieron de sus casas el viernes y se han quedado a tiempo completo en la zona, no siempre en las mejores condiciones. Por toda la presión que hay, almuerzan a las cuatro de la tarde porque lo más importante es sofocar el incendio. Y en las noches, a veces a las dos de la mañana, han tenido que salir a cumplir misiones de enfriamiento de áreas”.

En Pinares de Mayarí, cuenta el colega, se han unido personas de diferentes organismos para apoyar con las trochas cortafuegos (las empresas constructoras Ecoi-16 y Ecoi-17, la Unidad de Construcciones Militares, la Empresa de servicios al níquel, entre otras).

“Como este es un pueblo rural, donde nada saca de su rutina a los pobladores, me llamaban la atención los niños que no querían entrar a sus hogares porque querían ver lo que estaba sucediendo y había que protegerlos –destaca–. Para ellos, el aterrizaje del helicóptero o la llegada de los bomberos se convirtió en un gran espectáculo. Todo el mundo quería salir a verlos, cuando la precaución requería estar dentro de los hogares”.

Los niños de Pueblo Nuevo de Pinares querían salir, ante la curiosidad por la presencia de los helicópteros y los carros de los bomberos.

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Cae la tarde en Pinares de Mayarí, al quinto día de comenzar la deflagración. El sol va de retiro, mientras todo permanece rojizo. El incendio aún no da tregua. El humo se contonea entre las hojas de las plantas que no arden, se cuela por las ventanas de los lugareños y lo cubre todo. Es difícil distinguir, a esas horas, la Loma de la Mensura.

Al amanecer de la sexta jornada, las fuerzas que combaten el fuego se notan exhaustas, pero no dimiten.

La hermosura natural de los paisajes y la tranquilidad habitual del sitio se ha visto afectada por el humo y la preocupación ante las llamas.

“Se han sumado aviones de combate M18 y AN 2 para detener las llamas. Existe un panorama más favorable en relación con las variables meteorológicas, en especial la fuerza de los vientos –reporta el colega desde el lugar–. Aquí estuvo el general de división Ricardo Riger Tejeda, Jefe del Ejército Oriental, acompañado por Ernesto Santiesteban Velázquez, primer secretario del Partido en Holguín, el primer coronel Luis Ángel Macareño, segundo jefe del Estado Mayor nacional de la Defensa Civil, y las máximas autoridades del municipio de Mayarí.

“Hasta el momento, se calcula una afectación de más de 900 hectáreas. Hacia Las alturas de Himbabbay mueven ahora recursos técnicos para ofrecer mantenimiento mecanizado, donde laboran 100 efectivos del Cuerpo de Guardabosques de Cuba, en aras de frenar el paso del incendio hacia las cercanías de Santiago de Cuba”. Los dos puntos de combate fundamentales están en la Vegueta de Diego Pupo, camino a Pinarito, y también en la zona de Casimba.

Emilio Rodríguez Pupo, el periodista de la radio que ha sido corresponsal multimediático durante tantas jornadas.

Los pobladores, en sus hogares o en las zonas de evacuación, miran al cielo; alguno reza. La naturaleza y el ser humano en su dualidad compleja. Cuando todo pase, habrá que volver atrás, analizar y tomar nota, como el periodista de la radio que hizo de corresponsal multimediático durante tantas jornadas.


CRÉDITOS

Fotos. / Emilio Rodríguez Pupo

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