Foto./ Martirena. Tomada de Cubahora.
Foto./ Martirena. Tomada de Cubahora.

De la ocupación militar a la República dependiente: la Enmienda Platt

Estados Unidos condicionó la retirada de sus tropas del suelo cubano a la aprobación de un documento que le garantizara, a nivel constitucional, un grupo de derechos sobre la Mayor de las Antillas   

Por./ Ariel Pazos Ortiz


El documento que pasaría a la historia con el nombre de Enmienda Platt no precisó de muchos días para convertirse en ley en Estados Unidos. Su primera aprobación oficial fue el 25 de febrero de 1901 en el Comité de Asuntos Cubanos del senado norteamericano y, tras vencer con rapidez el resto del entramado legislativo de ese país, recibió la rúbrica definitiva del presidente William McKinley el 3 de marzo.  

La Enmienda Platt cercenaba la soberanía de la república que los cubanos intentaban organizar tras 30 años de luchas independentistas, malogradas por la intervención estadounidense en el ocaso de la guerra contra España. Mientras en La Habana una Asamblea Constituyente ponía, en representación del pueblo, los cimientos políticos y jurídicos del nuevo Estado, los círculos de poder del Norte diseñaban cómo garantizar la dominación sobre nuestro país una vez culminara su ocupación militar.

Foto./ Tomada de Cubadebate.

Los 31 delegados a la Constituyente, a cargo desde noviembre de 1900 de la redacción del texto constitucional y de modelar las relaciones con la nación vecina, se vieron arrinconados en una disyuntiva: el gobierno estadounidense mantendría sus fuerzas de ocupación hasta que los representantes antillanos aprobaran lo que en la práctica equivalía a la subordinación de Cuba a Estados Unidos.  

Ocupación indefinida o República con Enmienda Platt

El 12 de febrero, del seno de la Asamblea Constituyente, se eligió una comisión integrada por Juan Gualberto Gómez, Manuel Silva, Gonzalo de Quesada, Enrique Villuendas y Diego Tamayo. Esta debía redactar el proyecto de tratado que regiría las relaciones bilaterales con Estados Unidos. Lo que estos comisionados no sabían al momento de su elección es que en Washington el secretario de Guerra, Elihu Root, les adelantaba su labor de redactores, en perjuicio de la soberanía de Cuba. 

Juan Gualberto Gómez fue uno de los patriotas que con más ahínco se opuso a la aprobación de la Enmienda Platt. / Tomada de Cubaperiodistas.

Lo supieron, según escribió la historiadora Miriam Hernández Sosa, durante una cacería en la Ciénaga de Zapata, a donde ellos y el presidente de la Asamblea, el general Domingo Méndez Capote, fueron invitados por Leonard Wood, entonces gobernador militar. Allí el jefe del gobierno interventor les dio a conocer una carta del secretario de Guerra, en la que se sugerían los elementos que debían tenerse en cuenta durante la redacción. En términos concretos, la misiva dictaminaba los aspectos fundamentales de lo que hasta hoy se conoce como Enmienda Platt.

Los comisionados tuvieron entre sí un amplio debate. A su regreso a la capital dieron a conocer las novedades al resto de la Asamblea. El plenario de esta recomendó que el futuro gobierno cubano no estableciera tratado alguno que comprometiera la independencia del país, ni autorizara la ocupación de parte del territorio nacional con fines militares extranjeros. En resumen, los constituyentes rechazaban la intromisión foránea en los asuntos internos. El informe presentado en esa ocasión afirmaba:

“Nuestro deber consiste en hacer a Cuba independiente de toda nación, incluso de la grande y noble nación americana; y si nos obligásemos a pedir a los Gobiernos de Estados Unidos su consentimiento para nuestros tratos internacionales; si admitiésemos que se reserven y retengan el derecho de intervención en nuestro país (…) podríamos parecer independientes del resto del mundo (…) pero nunca seríamos independientes con relación a Estados Unidos”. 

Pero, para gran parte de la élite política estadounidense el camino a seguir estaba decidido: no se retirarían militarmente sin institucionalizar las relaciones de dominación con Cuba. Así, en el país norteño la condición neocolonial se convirtió en ley federal en pocos días. El 25 de febrero de 1901 el Comité de Asuntos Cubanos del senado norteamericano aprobó una enmienda a la ley de gastos del ejército para el año fiscal; como la ocupación militar cubana era un asunto gestionado desde la secretaría de Guerra, fue la vía adoptada por los políticos estadounidenses para regular el futuro de las relaciones entre ambos países.

Luego Orville Platt, senador republicano por el estado de Connecticut, presentó el proyecto al pleno del Senado. El apellido de Orville, de formación jurista y a sus 73 años uno de los legisladores más influyentes de Norteamérica, dio nombre a la funesta reglamentación neocolonialista. Aprobada en la instancia senatorial, la propuesta de ley de gastos militares —con la inclusión de las bases jurídicas del tutelaje sobre Cuba— recibió el apoyo de la Cámara de Representantes el 2 de marzo y fue sancionada finalmente por McKinley al día siguiente.  

Con la Enmienda Platt como apéndice a la constitución cubana se daba respaldo jurídico a la dominación de Estados Unidos sobre Cuba. / Tomada de Verde Olivo.

Reacciones populares

Tras conocerse en Cuba los avances en la aprobación de semejante normativa, la reacción de rechazo popular fue instantánea. El 2 de marzo se realizó, según información historiográfica, una manifestación contra la Enmienda Platt. Aproximadamente 1 500 personas se dirigieron al local donde se reunía la Asamblea. Incluso el eminente científico Carlos de la Torre, en ese momento alcalde de La Habana, pronunció un discurso en rechazo al documento.

Más tarde los manifestantes se trasladaron hasta el Palacio de los Capitanes Generales, donde una comisión entregó a Wood una exposición contra la Enmienda. Cuentan que este, para relajar las tensiones, esperanzó a los manifestantes con que si la Enmienda no era aceptada por la asamblea cubana, McKinley citaría al Congreso federal nuevamente y pediría la modificación de ciertos términos. Pero tal supuesto no ocurriría.

Periódicos como El Mundo, La Discusión y El Mambí también reflejaron el sentimiento patriótico de la mayoría de la población. Posteriormente, Antonio Bravo Correoso, político y jurista, escribiría que el país entró en un período de agitación extraordinaria y las manifestaciones se sucedían unas a otras en todos los pueblos, en son de protesta, que repercutió en Washington, contra la imposición de los Estados Unidos.

Los miembros de la Asamblea Constituyente, que reanudaron los debates después de la aprobación de la Enmienda Platt en la nación norteña, dieron declaraciones a los diarios. Por ejemplo, Salvador Cisneros Betancourt dijo a La Discusión: “(…) porque yo y muchos otros cubanos, creemos y estamos en la convicción de que el gobierno americano lo menos que piensa es cumplir la Joint Resolution, ni reconoce a Cuba su soberanía e independencia absoluta, sino que a todo trance trata de quedarse con ella, como parte integrante de la nación americana”.

Otro grupo de la Asamblea viajó a negociar a Estados Unidos. Parafraseando al intelectual Abel Prieto, esta comisión, encabezada por Méndez Capote, iba en busca de una salida menos humillante para la república futura. Se tiene constancia de tres reuniones con Root. En la última, el secretario de Guerra fue concluyente al afirmarles que la Enmienda, una vez votada por el Congreso y sancionada por el presidente McKinley, constituía una solución inalterable.  

El curso de los acontecimientos condujo a que varios delegados, sintiendo cercana la derrota, matizaran sus posturas. Aunque algunas voces predicaban el derrotismo, gran parte del pueblo daba aliento a los miembros de la Asamblea para que se mantuvieran firmes.

Sin embargo, se ha señalado que la carencia de una dirección política acertada, la división entre los independentistas, y en ocasiones la ingenuidad de patriotas honestos, impidieron que este sentimiento diera lugar a un eficaz movimiento de masas. Como resultado, los constituyentes cubanos terminaron aprobando la Enmienda Platt el 12 de junio de 1901, con 16 votos a favor y 11 en contra.

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